domingo, 18 de septiembre de 2022

¿A cuántas personas puede albergar la Tierra?

Zaria Gorvett    BBC Future

Vista aérea de una ciudad
Este año la población mundial alcanzará un nuevo hito. ALAMY
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La Organizaciones de Naciones Unidas (ONU) predice que en la fecha asombrosamente específica del 15 de noviembre de 2022 habrá 8.000 millones de humanos vivos al mismo tiempo.

Con la expansión de la población ha llegado una gran división. Algunos ven nuestros números crecientes como una historia de éxito sin precedentes.

De hecho, hay una escuela de pensamiento emergente que defiende que en realidad necesitamos más personas.

En 2018, el multimillonario tecnológico Jeff Bezos predijo un futuro en el que nuestra población alcanzará un nuevo hito decimal, en la forma de un billón de humanos dispersos por nuestro Sistema Solar, y anunció que está planeando formas de lograrlo.

Mientras tanto, otros, incluido el locutor británico e historiador natural Sir David Attenborough, han etiquetado a nuestro masivo enjambre humano una "plaga para la Tierra".

Desde este punto de vista, casi todos los problemas ambientales que enfrentamos actualmente, desde el cambio climático hasta la pérdida de biodiversidad, el estrés hídrico y los conflictos por la tierra, se remontan a nuestra reproducción desenfrenada durante los últimos siglos.

Allá por 1994, cuando la población mundial era de "apenas" 5.500 millones, un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford, en California, calculó que el tamaño ideal de nuestra especie estaría entre 1.500 y 2.000 millones de personas.

Entonces, ¿está sobrepoblado actualmente el mundo? ¿Y qué podría deparar el futuro para el dominio global de la humanidad?

Una preocupación ancestral

En la obra magna de Platón, "La República", escrita alrededor del año 375 a.C., el filósofo describe dos ciudades-estado imaginarias. Una es saludable y la otra es "lujosa" y "febril".

En esta última, la población gasta y devora en exceso, entregándose al consumismo hasta "sobrepasar el límite de sus necesidades".

Imagen de Platon

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En la Antigua Grecia, el filósofo Platón abogó por el control de la población y del consumo.

Esta ciudad-estado moralmente decrépita finalmente recurre a apoderarse de las tierras vecinas, lo que naturalmente desemboca en una guerra: simplemente no puede mantener a su gran población codiciosa sin recursos adicionales.

Platón se había topado con un debate que todavía está vivo hoy: ¿el problema es la población humana o son los recursos que consume?

En su famoso trabajo, "Un ensayo sobre el principio de la población", publicado en 1798, Thomas Malthus, un clérigo inglés con una inclinación por el pesimismo, comenzó con dos observaciones importantes: que todas las personas necesitan comer y que les gusta tener relaciones sexuales.

Cuando se lleva a su conclusión lógica, explicó, estos simples hechos conducen a que las demandas de la humanidad superen los suministros del planeta.

"La población, cuando no se controla, aumenta en una proporción geométrica. La subsistencia aumenta solo en una proporción aritmética. Un ligero conocimiento de los números mostrará la inmensidad del primer poder en comparación con el segundo", escribió Malthus.

En otras palabras, un gran número de personas conduce a un número aún mayor de descendientes, en una especie de circuito de retroalimentación positiva, pero nuestra capacidad para producir alimentos no necesariamente se acelera de la misma manera.

Estas simples palabras tuvieron un efecto inmediato, encendiendo un miedo apasionado en algunos y la ira en otros, lo que continuaría reverberando en la sociedad durante décadas.

El primero grupo pensó que había que hacer algo para evitar que nuestros números se descontrolaran. El segundo, que limitar el número de personas era absurdo o poco ético, y en su lugar se debería hacer todo lo posible para aumentar el suministro de alimentos.

Cuando se publicó el ensayo de Malthus, había 800 millones de personas en el planeta.

Sin embargo, no fue sino hasta 1968 que surgieron las preocupaciones modernas sobre la sobrepoblación global, cuando un profesor de la Universidad de Stanford, Paul Ehrlich, y su esposa, Anne Ehrlich, escribieron "La bomba demográfica".

Portada de "La bomba demográfica" de Paul Ehrlich

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Este libro dio pie a la preocupación actual por la sobrepoblación.

Se inspiró en la ciudad india de Nueva Delhi. La pareja regresaba a su hotel en un taxi una noche y atravesó un barrio pobre, donde se vieron abrumados por la cantidad de actividad humana en las calles.

Escribieron sobre la experiencia de una manera que ha sido muy criticada, especialmente porque la población de Londres en ese momento era más del doble de la de Nueva Delhi.

La pareja publicó su libro debido a la preocupación por la hambruna masiva que creían que se avecinaba, particularmente en los países en desarrollo, pero también en lugares como Estados Unidos, donde la gente comenzaba a notar el impacto que estaba teniendo sobre el medio ambiente.

El trabajo ha sido ampliamente acreditado con (o acusado de, según el punto de vista) desencadenar muchas de las ansiedades actuales sobre la sobrepoblación.

Visiones encontradas

Las estimaciones varían, pero se espera que alcancemos el "punto más alto humano" entre los años 2070 y 2080, momento en el que habrá entre 9.400 y 10.400 millones de personas en el planeta.

Puede que sea un proceso lento: si llegamos a los 10.400 millones, la ONU espera que la población se mantenga en ese nivel durante dos décadas, pero finalmente, después de esto, se prevé que la población disminuya.

Esto ha generado visiones encontradas sobre nuestro futuro.

En un extremo del espectro se encuentran aquellos que ven como una crisis las tasas de fertilidad más bajas en algunas áreas.

Un demógrafo está tan preocupado por la caída en la tasa de natalidad en Reino Unido que ha sugerido gravar a las personas sin hijos.

En 2019, en el país nacían en promedio 1,65 niños por mujer. Esto está por debajo del nivel de reemplazo (la cantidad de nacimientos necesarios para mantener el mismo tamaño de población) de 2,075, aunque la población siguió creciendo debido a la inmigración.

Una muchedumbre de gente en un concierto

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Algunos están preocupados por la sobrepoblación mientras que otros advierten que la natalidad está cayendo en casi todo el mundo, lo que podría traer problemas.

El punto de vista opuesto es que desacelerar y eventualmente detener el crecimiento de la población mundial no solo es eminentemente manejable y deseable, sino que puede lograrse a través de medios totalmente voluntarios, métodos como simplemente proporcionar anticonceptivos a quienes los deseen y educar a las mujeres.

De esta manera, los defensores de esta posición creen que no solo podríamos beneficiar al planeta, sino también mejorar la calidad de vida que experimentan los ciudadanos más pobres del mundo.

Por otro lado, otros abogan por desviar el enfoque de ajustar el número de personas en el mundo, sin importar cuán suave o indirectamente se logre, a nuestras actividades.

Argumentan que la cantidad de recursos que utiliza cada persona tiene un mayor impacto en nuestra influencia colectiva, y señalan que el consumo es significativamente mayor en los países más ricos con tasas de natalidad más bajas.

Reducir nuestras demandas individuales sobre el planeta podría reducir la huella de la humanidad sin sofocar el crecimiento en los países más pobres.

De hecho, el interés occidental en reducir el crecimiento de la población en las partes menos desarrolladas del mundo ha sido acusado de tener matices racistas, cuando Europa y América del Norte están más densamente pobladas en general.

El impacto ambiental

Más allá de este debate, las estadísticas sobre el impacto que hemos tenido sobre la Tierra son alarmantes.

Según el organismo de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el 38% de la superficie terrestre del planeta se utiliza para cultivar alimentos y otros productos (como combustible) para los seres humanos o su ganado: cinco mil millones de hectáreas en total.

Y aunque nuestros antepasados vivían entre gigantes, cazando mamuts, mega-vombáticos y pájaros elefantes de 450 kg, hoy somos la especie vertebrada dominante en la Tierra.

En peso, los humanos representamos el 32% de los vertebrados terrestres, mientras que los animales salvajes representan solo el 1% del total. El ganado representa el resto.

Animales migrando

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Las migraciones naturales de muchos animales salvajes ahora son imposibles de hacer sin deambular por asentamientos humanos o infraestructura humana

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en inglés) descubrió que las poblaciones de vida silvestre disminuyeron en dos tercios entre 1970 y 2020; durante el mismo período, la población mundial se duplicó con creces.

De hecho, a medida que aumenta nuestro dominio, se han producido muchos cambios ambientales en paralelo, y varios ambientalistas prominentes, desde la primatóloga Jane Goodall, famosa por su estudio de los chimpancés, hasta el naturalista y presentador de televisión Chris Packham, han expresado su preocupación.

En 2013, Attenborough explicó su punto de vista a la revista Radio Times: "Todos nuestros problemas ambientales se vuelven más fáciles de resolver con menos personas, y más difíciles y en última instancia imposibles de resolver con cada vez más personas".

A algunos la alarma por la huella ambiental de la humanidad los ha llevado a decidir tener menos o ningún hijo, incluidos el duque y la duquesa de Sussex, Harry y Meghan, quienes anunciaron en 2019 que no tendrían más de dos por el bien del planeta.

En el mismo año, Miley Cyrus también declaró que aún no tendría hijos porque la Tierra está "enojada".

Un número creciente de mujeres se están uniendo al movimiento antinatalista y han declarado una "huelga de natalidad" (BirthStrike), hasta que se aborde la emergencia climática actual y la crisis de extinción.

La tendencia se vio impulsada por una investigación de 2017, que calculó que el simple hecho de tener un hijo menos por mujer en el mundo desarrollado podría reducir las emisiones anuales de carbono de una persona en 58,6 toneladas de "CO2 equivalente" o CO2e, más de 24 veces el ahorro de no tener un auto.

Hoy en día, se acepta ampliamente que las personas están ejerciendo una presión insostenible sobre los recursos finitos del mundo, un fenómeno que se destaca en el "Día del exceso de la Tierra", la fecha de cada año en la que se estima que la humanidad ha agotado todos los recursos biológicos que el planeta puede brindar de manera sostenible.

En 2010 cayó el 8 de agosto. Este año fue el 28 de julio.

Conmemoración del "Día del exceso de la Tierra" en Berlín, en 2018.

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Conmemoración del "Día del exceso de la Tierra" en Berlín.

Ya sea que el problema sean demasiados humanos, los recursos que usamos o ambos, "no puedo siquiera imaginar cómo más humanos podrían ser mejores para el medio ambiente", dice la académica Jennifer Sciubba, autora del libro "8.000 millones y contando: cómo el sexo, la muerte y la migración dan forma a nuestro mundo".

Sin embargo, Sciubba señala que la idea de una inminente "bomba demográfica" que viene a destruir el planeta -como sugiere el libro de los Ehrlich- está desactualizada.

"Cuando lo escribieron creo que había 127 países en el mundo donde las mujeres en promedio tenían cinco o más hijos en su vida", dice.

En esa era, las tendencias de la población realmente parecían exponenciales, y ella sugiere que esto infundió pánico sobre el nivel de población en ciertas generaciones que aún están vivas hoy.

"Pero hoy solo hay ocho [países con tasas de fertilidad superiores a cinco hijos por mujer]", expone Sciubba. "Así que creo que es importante que nos demos cuenta de que esas tendencias cambiaron".

Un futuro más feliz

La demografía no solo influye en el medio ambiente y la economía: también es una poderosa fuerza oculta que da forma a la calidad de vida de las personas en todo el mundo.

Según Alex Ezeh, profesor de Salud Global en la Universidad de Drexel, Pensilvania, el número absoluto de personas en un país no es el factor más importante.

En cambio, es la tasa de crecimiento o disminución de su población lo que es clave para las perspectivas futuras de un país: esto determina qué tan rápido están cambiando las cosas.

Tomemos África, donde Ezeh explica que actualmente se están produciendo tasas de crecimiento de la población radicalmente diferentes, dependiendo de dónde se mire.

"En varios países, particularmente en el sur de África, las tasas de fertilidad realmente han disminuido y el uso de anticonceptivos ha aumentado: la tasa de crecimiento de la población se está desacelerando, lo que en cierto modo es buenas noticias", dice Ezeh.

Al mismo tiempo, algunos países de África Central todavía tienen altas tasas de crecimiento demográfico, como resultado de la alta fecundidad y la esperanza de vida más larga.

En algunos lugares está muy por encima del 2,5% anual, "lo cual es enorme", dice Ezeh. "La población se duplicará cada más de 20 años en varios países".

Personas en un mercado de alimentos

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Hoy usamos el 38% de la superficie terrestre para cultivar alimentos u otros productos para los humanos.

"Creo que la conversación sobre el tamaño y los números está fuera de lugar", dice Ezeh.

"Piensa en una ciudad que se duplica cada 10 años -como varias ciudades en África. ¿Qué gobierno realmente tiene los recursos para mejorar cada infraestructura que existe actualmente cada 10 años, a fin de mantener el nivel correcto de cobertura de esos servicios?

"Los economistas piensan que una gran población es excelente para muchos resultados diferentes, pero ¿se logra esa gran población en 10 años, 100 años o 1000 años? Cuanto más se tarde en llegar, se pueden establecer las estructuras correctas en el sistema que sostendrá a esa población", añade Ezeh.

Una presencia en expansión

Aunque aún no se ha decidido el grado en que la humanidad continuará expandiéndose por el planeta, ya se han establecido algunas trayectorias.

Y una es que es probable que la población humana continúe creciendo durante algún tiempo, independientemente de cualquier posible esfuerzo por disminuirla.

Un estudio publicado en 2014 encontró que, incluso en el caso de una gran tragedia global como una pandemia mortal o una guerra mundial catastrófica, o una política draconiana del hijo único implementada en todos los países del planeta -nada de lo cual nadie espera, por supuesto- nuestra población aún crecerá hasta 10.000 millones de personas para 2100.

Con la humanidad lista para volverse aún más dominante en los próximos años, encontrar una manera de vivir juntos y proteger el medio ambiente podría ser el mayor desafío de nuestra especie hasta el momento.


https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-62855426

sábado, 17 de septiembre de 2022

La trágica vida de Jean Seberg, la musa de Godard cuya muerte en París en sórdidas circunstancias sigue rodeada de misterio

 Leire Ventas Corresponsal de BBC Mundo en Los Ángeles

Jean Seberg
Jean Seberg fue musa de la "nouvelle vague". 
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"Perdóname. Ya no puedo vivir con mis nervios".

Esa disculpa dedicada a su hijo Diego fueron las últimas palabras conocidas de Jean Seberg, primera musa del recién fallecido director Jean-Luc Godard y rostro eterno de la nouvelle vague francesa.

Las dejó escritas en un papel —un mensaje escueto y poco claro, una suerte de epitafio para una vida no ajena a la tragedia — que la policía encontró en el regazo de su cadáver.

Envuelta en una sábana, Seberg yacía sin vida en la parte trasera de su Renault blanco, aparcado a apenas tres cuadras de su casa en el distrito XVI de París. Tenía tan solo 40 años.

Junto a la nota hallaron también una botella de agua y, a los pies del cuerpo, ya en descomposición, un frasco de barbitúricos.

Era el 8 de septiembre de 1979 y llevaba nueve días desaparecida.

Pero ¿cómo pudo la que había sido el rostro de la vanguardia del cine francés de los años 60 terminar muerta y olvidada en su coche en un oscuro callejón de la capital francesa?

De Iowa al mundo

Seberg no estaba llamada a ser actriz y mucho menos de fama mundial.

Nació en Marshalltown, una pequeña localidad del estado de Iowa, en el Medio Oeste de Estados Unidos, el 13 de noviembre de 1938.

Hija de una maestra suplente y un farmacéutico de ascendencia sueca, creció en un estricto ambiente luterano.

Jean Seberg (1938 - 1979, en el centro) con un grupo de adolescentes en su ciudad natal, Marshalltown, Iowa, en marzo de 1957, después de rodar su primera película, Saint Joan, en Reino Unido.

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Jean Seberg nació y creció en Marshalltown. (En la imagen, en su ciudad, rodeada de adolescentes, tras rodar su primera película).

Su destino dio un vuelco cuando el consagrado director Otto Preminger lanzó un altamente publicitado concurso nacional para encontrar a la desconocida que protagonizaría su nueva obra, y la eligió entre 18.000 aspirantes.

Interpretar a Juana de Arco en Saint Joan ("Santa Juana" o "La mujer de hierro", 1957) le abrió las puertas de Hollywood con apenas 17 años y recién terminada la secundaria.

Pero la película no fue precisamente un éxito, ni a nivel artístico ni comercial.

Jean Seberg como Juana de Arco en la película Saint Joan de Otto Preminger en 1957.

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El primer papel de Jean Seberg en el cine fue el de Juana de Arco, a los 17 años, en la película homónima de Otto Preminger.

A pesar de las malas críticas, Preminger volvió a apostar por ella para protagonizar Bonjour tristesse ("Buenos días, tristeza", 1958), una adaptación de la icónica novela homónima de Françoise Sagan.

Pero su segunda oportunidad en el cine tampoco fue un éxito de taquilla.

"Y después de aquellas dos cintas, no había puerta que se me abriera en Hollywood", contaría la actriz años después.

Jean Seberg como Cécile en "Bonjour tristesse" (1957), de Otto Preminger.

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Jean Seberg como Cécile en "Bonjour tristesse" (1957), de Otto Preminger.

Así que a los 19 años Seberg decidió instalarseen Francia, casándose con François Moreuil, un abogado de 23 al que había conocido allí durante su último rodaje.

En París empezó a codearse con un grupo de cineastas y actores aún desconocidos y con escasos recursos, pero llamados a volverse la vanguardia de la industria.

Jean-Luc Godard con Anna Karina y Jean-Paul Belmondo en el set deP ierrot el loco en 1965

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Junto a uno de ellos, Jean Paul Belmondo, protagonizó À bout de souffle, ("Al final de la escapada", 1960), el primer largometraje de Jean-Luc Godard, una obra que inauguró una nueva era en el cine.

Su interpretación de la vendedora de diarios Patricia Franchini fue muy elogiada y su corte de pelo a lo garçon fue copiado por las mujeres en toda Europa.

París fue, pues, su redención y un boleto de regreso a rodar en su país natal, donde, por otro lado, no volvería a establecerse jamás.

Jean Paul Belmondo y Jean Seberg, en el rodaje de "Échappement libre" en 1964.

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Jean Paul Belmondo y Jean Seberg, protagonistas de "Al final de la escapada", se volvieron a encontrar en el rodaje de "Échappement libre".

"Algo en mí no está equipado para estar en Estados Unidos y jugar a esos juegos, para venderse mientras se beben martinis, y ser encantadora y brillante. No vale la pena pelear. Siempre te transforman en todo lo que no eres. Estados Unidos me parece hoy más lejano que Singapur", le dijo a The New York Times en 1974.

Sin embargo, a lo largo de su carrera filmó varias películas en su país natal, compartiendo pantalla con nombres de la talla de Warren Beatty (Lilith, 1964), Clint Eastwood (Paint Your Wagon, 1969) o Burt Lancaster (Airport, 1970).

Una vida amorosa ajetreada

Hacia finales de la década de los 60, empezó a acaparar más titulares por su vida privada que por su carrera cinematográfica, que los críticos tildaban de errática.

Separada de Moreuil al año de haberse casado, en 1962 se unió en segundas nupcias al novelista francés Romain Gary, 24 años mayor que ella y quien sería el único autor galo en ganar dos veces el prestigioso premio literario Goncourt.

Jean Seberg y Romain Gary en Venecia el 27 de octubre de 1971.

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Jean Seberg y Romain Gary se conocieron en 1961 y mantuvieron su romance (y el hijo que tuvieron juntos) en secreto durante un año.

Se habían conocido cuando este aún estaba casado con la autora Lesley Blanch, y mantuvieron su relación en secreto durante un año, tiempo en el cual nació su hijo, Alexandre Diego Gary.

No sería su último marido. Divorciados en 1970, y tras una serie de sonados romances, en 1972 contrajo matrimonio con el director francés Dennis Derry.

La pareja se separó en mayo de 1976, pero nunca se divorció, y Seberg siguió encadenando idilios.

Pero hubo otro aspecto de la vida de la actriz estadounidense que también llamó la atención de la opinión pública (y de las autoridades): su activismo.

Los Panteras Negras

Ya en su juventud en Marshalltown simpatizaba con el incipiente movimiento de los derechos civiles en EE.UU. Eran los años de la presidencia de Dwight D. Eisenhower, y no era raro verla manifestándose en contra de la segregación racial.

Pero fue en 1968 cuando esa faceta suya adquirió otra dimensión. Y ocurrió por casualidad, cuando en un vuelo coincidió con Hakim Jamal.

Casado con una prima de Malcolm X y asentado en Los Ángeles, Jamal se dedicaba a hacer de enlace entre los Panteras Negras (Black Panthers), una organización del "poder negro", y la realeza de Hollywood.

Marcha de unos Panteras Negras en Oakland, California.

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Los Panteras Negras fue una organización política socialista del "poder negro" que estuvo activo en Estados Unidos entre 1966 y 1982 y tuvo distintas secciones internacionales.

Conectaron tanto que, al aterrizar, la actriz transfirió a la cuenta del revolucionario US$5.000.

Al año ella organizó una recaudación de fondos para esa organización en su casa de Los Ángeles, a la que asistieron, entre otros, los actores Paul Newman y su esposa, Joanne Woodward; Vanessa Redgrave, y Lee Marvin, y se volvió una de las personalidades más activas de la célula californiana del movimiento.

Su plena implicación con ellos no se extendió más allá de aquellos meses, aunque siguió mostrándoles simpatía en público y describiéndose a sí misma como una "izquierdista".

Pero para entonces su activismo ya la había llamado la atención del Cointelpro, el programa de contrainsurgencia del FBI, creado por su fundador y director, el infame J. Edgar Hoover en 1965.

No respondía a ninguna autoridad más allá del director del FBI y trató de infiltrarse, vigilar, desacreditar y desbaratar organizaciones consideradas subversivas, como demostrarían los documentos hechos públicos por la propia agencia más adelante y las investigaciones del comité del Senado encargado de fiscalizar la actividad de los cuerpos de inteligencia del Estado.

J. Edgar Hoover firma un documento en su escritorio. Foto circa 1935.

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J. Edgar Hoover fue el primer director del FBI.

En su punto de mira estuvieron integrantes del movimiento feminista, del Partido Comunista de EE.UU., opositores a la guerra de Vietnam, activistas por los derechos civiles, ecologistas, y nombres tan conocidos como el de los actores Jane Fonda y Marlon Brando.

En el caso de Jean Seberg, sus actividades de vigilancia y desprestigio tendrían, según denunció su exmarido Romain Gary, unas consecuencias terribles.

El rumor

En primavera de 1970 el FBI filtró al diario Los Angeles Times un rumor sobre la vida personal de la actriz, basándose en una conversación grabada con los micrófonos que le instalaron en su casa de la ciudad californiana.

Seberg estaba embarazada, pero no de su entonces marido Romain Gary, sino de un integrante de los Panteras Negras, Raymond "Masai" Hewitt. Esa fue la conclusión que los agentes de Hoover sacaron y comunicaron al diario.

La filtración cayó en manos de la columnista de sociedad Joyce Haber, quien el 19 de mayo y sin verificarlo, escribió que una conocida actriz —cuyo nombre no dio, pero sí detalles suficientes para identificarla— iba a ser madre de un hijo negro fruto de una relación extraconyugal con un extremista.

Fue "un ejemplo de mal periodismo, irresponsable y malicioso, una espina clavada y motivo de vergüenza aún ahora para los que trabajamos en el Times", escribió en 2020 en una columna de opinión el entonces editor ejecutivo del periódico, Normal Pearlstine.

Días después de la publicación, el semanario Newsweek hizo lo propio, esta vez sin dejar de nombrar a la supuesta protagonista, y varios medios franceses replicaron la historia.

Jean Seberg (1938 - 1979) al volante de un auto deportivo en su ciudad natal, Marshalltown, Iowa, en marzo de 1957.

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Estadounidense de nacimiento, pasó su vida en París.

Seberg, en su séptimo mes de embarazo, estaba en Suiza cuando la historia empezó a acaparar titulares.

"Al día siguiente me empezaron las contracciones", provocadas, según ella, por el estrés que le causó la publicación de esa información falsa.

Tuvo que ser sometida a una cesárea de emergencia y dio a luz a una niña, Nina Hart Gary, quien murió a los tres días.

"Fue cuando empecé a resquebrajarme sin darme cuenta", confesaría años después.

Decidió enterrar a su bebé en su natal Marshalltown y velarla con el féretro abierto.

"Todo el mundo que sentía curiosidad por cuál era su color de piel (de la bebé) pudo acercarse a comprobarlo. Y fueron muchos los que vinieron a echar un vistazo".

Aquello la sumió en una espiral autodestructiva que incluyó el ingreso en un centro de salud mental y acabó, según su exmarido Romain Gary, con su muerte.

Preguntas sin responder

Los que conocieron a Jean Seberg aseguran que este episodio contribuyó de forma fatal al deterioro de su salud mental.

De hecho, a los dos días de que se encontrara el cadáver sin vida de la actriz, Romain Gary ofreció una virulenta rueda de prensa en la que acusó al FBI de ser el responsable indirecto de su muerte, al haberla "espiado, intimidado, hostigado y calumniado" durante una década.

El escritor francés Romain Gary (derecha), exmarido de Jean Seberg, y el hijo de ambos, Alexandre Diego Gary, dando una rueda de prensa en París el 10 de septiembre de 1979, dos días después de que encontraran sin vida a la actriz.

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El escritor francés Romain Gary (derecha), exmarido de Jean Seberg, y el hijo de ambos, Alexandre Diego Gary, dieron una rueda de prensa en París el 10 de septiembre de 1979, dos días después de que encontraran sin vida a la actriz.

Eso había minado por completo su autoestima, sumergiéndola en un mar de "aguda paranoia y brotes psicóticos" que ella trató de navegar con la ayuda de sustancias, dijo.

En un giro inesperado,el FBI reconoció haberla sometido a escuchas telefónicas y a una campaña de desprestigio, desclasificando algunos documentos que corroboraban lo que había sucedido.

"Los días en los que el FBI usaba información denigrante para combatir a los defensores de causas impopulares quedaron atrás. Estamos fuera de ese negocio para siempre", dijo en un comunicado el director de la agencia, William H. Webster, unos días después de la muerte de la actriz.

El malestar invadió a la opinión pública. "Yo siempre he tenido una bandera americana en el patio de mi casa, pero no creo que vuelva a izarla nunca", dijo Edward Seberg, padre de la intérprete, tras la muerte de su hija.

Jean Seberg en el rodaje de "Echappement libre" el 11 de febrero de 1961.

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Jean Seberg en el rodaje de "Echappement libre" el 11 de febrero de 1961.

Dudas que persisten

La sórdida manera en la que Jean Seberg murió con tan solo 40 años contribuyó a alimentar las teorías de que no se trató tan solo de un suicidio, como concluyeron las autoridades francesas.

El 8 de septiembre de 1979, nueve días después de que desapareciera, su cuerpo en descomposición fue hallado envuelto en una sábana en el asiento trasero de su automóvil, estacionado cerca de su apartamento en el distrito XVI de París.

La policía encontró una botella de barbitúricos, una botella de agua mineral vacía y una nota escrita en francés por Seberg dirigida a su hijo.

La autopsia le detectó un nivel letal de sedantes y alcohol en sangre y se estableció como probable causa de la muerte el suicidio.

Un año más tarde, la policía francesa determinó que el cuerpo de la actriz tenía un nivel tan alto de alcohol en sangre que no habría podido haber ingresado al vehículo por su cuenta, e informaron de que no habían encontrado restos de bebidas alcohólicas.

Ante ello, se estabeció que alguien debió haber estado presente cuando ella murió y que no buscó ayuda médica. ¿Pero quién?

l actor Ahmed Hasmi, pareja de Jean Seberg en coche tras salir de la comisaría de policía de París el 8 de septiembre de 1979, el día en que encontraron muerta a la actriz.

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El actor Ahmed Hasmi, pareja de Jean Seberg, reportó que la actriz dejó su casa el 30 de agosto y no volvió a saber de ella hasta que fue hallada muerta 10 días después.

Muchas preguntas sigue generando también la relación que Seberg tenía con el que entonces era su pareja, Ahmed Hasni, un playboy de dudosa reputación.

El argelino de 29 años le contó a la policía que Seberg había tratado de quitarse la vida en las semanas previas al hallazgo de su cadáver, arrojándose a las vías del metro en la estación Montparnasse.

Hasni aseguró que el 30 de agosto de 1979, tras salir del cine deprimida, Seberg abandonó el apartamento que compartían en plena noche y cubierta con solo una sábana.

Nueve días depués la encontraron sin vida.

Un trágico final para la mujer que Jean-Luc Godard inmortalizó para siempre en À bout de souffle.

Otro maestro del cine francés, François Truffaut, la definió como ninguno:"Fue la primera estrella moderna del cine".

https://mvsnoticias.com/entretenimiento/2022/6/26/jean-seberg-43-anos-de-la-muerte-de-la-actriz-que-fue-abatida-por-el-fbi-556905.html










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