lunes, 18 de septiembre de 2017

Heidegger, el Dasein y sus posibilidades

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El pensamiento de Heidegger se ve urgido por la crisis de fin de siglo, que se expresa como el agotamiento de la historia de la metafísica, además asociándose a la crisis de sentido que experimenta Occidente. La falta de sentido según Heidegger, como podemos ver en Ser y Tiempo (1927), procede de que en nuestro tiempo se ha cerrado la posibilidad de preguntar, auténtica y radicalmente, por el sentido del ser. Se ha olvidado la pregunta en tanto que pregunta por el ser, como pregunta abierta. Al cancelarse la pregunta como tal pregunta, se ha destinado a Occidente a la pérdida de sentido. Por tanto, la pretensión de Heidegger es reabrir de nuevo la pregunta por el sentido del ser, aspirar a una reformulación de la pregunta por el ser, que es la pregunta filosófica por excelencia. Heidegger expone que la distinción, que Aristóteles usa como respuesta, entre sustancia y accidente, es la que lleva a asentar un camino que ahora se agota, que nos lleva a la renuncia del verdadero sentido de preguntar; y este olvido de la apertura originaria conduce al agotamiento final que vive ahora Occidente como la crisis del sentido, del nihilismo. Por ello plantea la urgencia de abrir de nuevo la pregunta, asumiendo que sin ella no cabe sentido alguno; en el mero plantearla nos va la posibilidad de sentido, del sentido de nuestra existencia o de nuestro ser. Así, Heidegger toma como punto de partida una relación abierta entre el ser y el ente que se pregunta por el ser; esta apertura que liga y separa al hombre. Este retorno de Heidegger a la pregunta ontológica no es un retorno al pensamiento moderno, sino que es una vuelta al origen mismo del pensar, desmontando toda subjetividad.
En Ser y Tiempo Heidegger nos expone el Dasein, como ser-ahí, como ese ser que está eyectado en el mundo, eliminando las filosofías de la modernidad, de la teoría del conocimiento, evitando así el dualismo del proyecto Moderno -la contraposición sujeto y objeto-. Ser y Tiempo constituye replantear de nuevo la pregunta por el ser. El Dasein es aquel ente que se pregunta por el ser. La crisis de valores de Occidente proviene de centrarse en el mundo de lo cósico, en lo óntico (tratar al hombre como instrumento). Encontramos en la obra un desvío, pues del planteamiento de volver a replantear la pregunta por el ser, Heidegger se centra en la existencia de un ser que se pregunta por el ser, se centra en el Dasein. Heidegger hará un análisis existencial que se pretendía ser una ontología fundamental y al centrarse en el Dasein pasa a ser una antropología existencial. El Dasein es un ente existencial, que a través del mirar fenomenológico, se encuentra arrojado en el mundo, eyectado, huyendo así de la subjetividad.
El reto de Heidegger es conseguir pensar la correlación del hombre (como Dasein) y el mundo sin recurrir a ningún a priori (como hicieron Kant o Husserl) ya que se ha deshecho del transcendentalismo en cualquiera de sus formas. Por ello se esfuerza en desmontar la dualidad moderna de sujeto y objeto, adoptando una estrategia que consiste en abandonar la propia noción moderna de subjetividad. Así, Heidegger rechaza la metafísica de la sustancia y adopta una metafísica de la relación entre ser y ser-ahí, entre el Sein y el Dasein. Esto nos lleva ya a que el hombre, el Dasein no podrá gozar ni de la escasa sustancialidad de la que gozaba en Husserl. Heidegger rechaza cualquier comprensión del Dasein como conciencia, como campo de inmanencia. Heidegger deniega al Dasein, desde el mismo comienzo, el mínimo contenido esencial; se niega a pensar su ser como esencia. Para ello sustituirá la oposición noema-noesis de Husserl por la relación fáctica entre el Sein Dasein. En Heidegger el sentido es siempre antes que la verdad científica; la verdad al sentido y es originaria, es la que corresponde a la relación inmediata entre ser y ser-ahí. Heidegger entiende la verdad como manifestación del ser, a la cual llamará, al igual que los griegos, alétheia. Así, la verdad se comprende como el desvelamiento, el venir-a-la-luz que tiene lugar en el propio corresponderse del ser y el ser-ahí. Con ello Heidegger nos muestra el engaño en el que reposa la ciencia; la ilusión de que podemos poner el mundo frente a nosotros libre de todo prejuicio, de que podemos ponerlo ante nuestros ojos tal como es, en absoluto, como verdad objetiva; es la ilusión del conocimiento objetivo y de la ciencia que presupone el esquema cartesiano de sujeto y objeto. Así se hace cargo de la intima complicidad que liga el conocimiento científico a la subjetividad moderna. La pregunta por el sentido del ser ha sido acallada como tal pregunta por el saber de la ciencia y la filosofía que ha interpretado la realidad como la suma de los entes y objetividades; e interpreta al hombre como el ente de la razón que objetiva. Para Heidegger la crisis del sentido es el olvido por la pregunta del ser como tal. Por tanto, la salida de esta crisis provendrá de la deconstrucción de sus fundamentos, construyendo con ello una postura post-moderna.
El primer modo de ser del Dasein es ser-en-el-mundo, a estos modos de ser Heidegger los llama existenciarios, ello implica que el Dasein está arrojado, eyectado en el mundo; este estar eyectado nos muestra al Dasein como arrojado a sus posibilidades. El Dasein antes que realidad es posibilidad, es decir, somos nuestros posibles. Hay infinitas posibilidades pero algo seguro es que una de esas posibilidades es la Muerte, esta posibilidad está presente en todas las posibilidades; nos revela la nada, nuestra finitud; además nos muestra que es a la vez la imposibilidad de todas las posibilidades. Por tanto, la muerte es posibilidad de todas las posibilidades y a la vez imposibilidad de todas las posibilidades, en la medida en que las habita a todas. El Dasein es ese ser en el mundo que también es ser-para-la-muerte. En la pregunta de Heidegger por el sentido del ser-ahí, del Dasein muestra un tiempo distinto al tiempo de la ciencia. El Dasein es ya siempre más allá de un presente, ya siempre un ex-sistir que se dirige a lo ya-sido, a lo por-venir. El Dasein resulta así despojado de toda esencia, a causa de su finitud, de su temporalidad, por ser solamente en el modo de la temporalidad. El tiempo del Dasein es anterior al tiempo lineal, físico y teórico que presupone la concepción aristotélica y la ciencia moderna. La temporalidad del hombre, devenido Dasein, impide que éste pueda ser al margen del mundo. Es su temporalidad, en tanto que sentido del ser, la que señala que la existencia, el Dasein, está ya siempre fuera de sí, que no se puede entender como campo de inmanencia, que es siempre un ahí, en el mundo; que está siempre arrojado. Así, esta estructura, o sentido de la vida (devenida como existencia o Dasein), es radicalmente temporal. Toda experiencia o fenómeno está ya siempre atravesada por lo ya-sido o lo por-venir, esto disuelve el presente trascendental de la conciencia que era el presupuesto de la mirada fenomenológica, tomando distancia con Husserl.
Por otro lado, el hombre, el Dasein, se pasa la vida tratando de ocultarse de ser un ser-para-la-muerte; esto revela la angustia ante la nada, de la cual surge la existencia inautentica; el ‘se’ dice (man), está determinado desde afuera, inmerso en el mundo de lo anónimo, de lo ‘uno’, para ocultarse de la muerte, tratar de ocultar la finitud del hombre. Pero nadie puede morir por mí, el Dasein debe aceptar su temporalidad, su finitud, que ese Dasein dejará de ser; pues la negación de la muerte es la esencia de la existencia inautentica. En cambio, el fundamento de la existencia autentica es no negar la finitud de la existencia, es aceptar que se es un ser-para-la-muerte; la autenticidad se consigue aceptando la finitud, enfrentarse a la angustia; porque cuando se niega, cuando lo ‘uno’, a través del ‘se’ (man) dice, condiciona al Dasein a una existencia inautentica, ocultándole su finitud, sometiéndole a estar bajo el ‘otro’; es como haber vivido muerto. La avidez de oportunidades, el otro, trabaja para la inautenticidad.
Jandroche

https://jandroche.wordpress.com/2014/01/29/heidegger-el-dasein-y-sus-posibilidades/

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