domingo, 3 de septiembre de 2017

Paris, los locos años veinte - París era una fiesta y otros


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'Si tienes la suerte de haber vivido en París de joven, luego París te acompañará, vayas adonde vayas, todo el resto de tu vida, ya que París es una fiesta que nos sigue'".

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"Deslumbrantes, ingeniosos, insolentes, los años 20 son un momento mágico de la historia de París, de nuestra historia, de la Historia del Arte. La capital francesa se convirtió, durante esa década, en un torbellino de Fiestas, laboratorio de Vanguardias artísticas y centro de la Revolución social mundial."




El París de Hemingway
Sylvia Beach en la entrada de Shakespeare and Company.


Un torbellino de creatividad

El París de los años veinte

Lisandro Otero

Rebelión

Pocas ciudades han sido el centro de la creatividad mundial en una escala tan intensa como lo fue París en los años veinte. Había terminado la Primera Guerra Mundial y una juventud sacrificada pretendía saciar sus apetitos de esparcimiento tras los duros tiempos de la severidad y la sangre. A la vez se desató la imaginación de los artistas que escogieron la ciudad junto al Sena por sus económicas condiciones de vida y las facilidades que se ofrecían a la expansión cultural. Muchos norteamericanos acudieron al foco cegados por la vieja Europa liberal que lo aceptaba todo, lejos de los Estados Unidos de la prohibición, el puritanismo, la mojigatería cuáquera y el presidente Harding. 


Dos centros principales de reunión atraían en la ciudad: la casa de Gertrude Stein y la librería de Sylvia Beach. Stein pertenecía a una rica familia judía y junto a su hermano Leo se dedico a coleccionar arte. Fue una de las primeras promotoras de Picasso y a sus cuadros unió los de Matisse y Braque y de la anterior generación se aficionó a Cezanne. Junto a su compañera Alice B. Toklas mantenía un salón que era muy frecuentado por el propio Picasso, Hemingway y Ezra Pound. Sus valoraciones estéticas eran muy respetadas y podían edificar o destruir una reputación en una tarde de comentarios irónicos. 


Sylvia Beach fue a Europa con la Cruz Roja americana durante la guerra y después se estableció en París donde abrió una librería, Shakespeare & Company, muy frecuentada por André Gide, Paul Valéry, Jules Romains, Gertrude Stein, Hemingway y F. Scott Fitzgerald. Vendía libros pero también los prestaba a quienes no podían pagarlos y fue editora. Con su bolsillo publicó el Ulises de James Joyce y también las primeras obras de Beckett. 


Esos años vieron el éxito de los Ballets Rusos de Diaghilev y el escándalo tras el estreno del Rito de Primavera de Stravinsky. Jean Cocteau abrió su café Le Boeuf sur le toit y André Breton y Louis Aragón fundaron la revista Literatura que dio nacimiento al movimiento surrealista. El rumano Tristan Tzara promovía sus escándalos dadaístas y la escritora de origen cubano Anaïs Nin mantenía un tórrido romance con el proscrito Henry Miller. 


En los cafés Le Dome y La Coupole se reunía cada noche la crema de la intelectualidad y Marcel Proust acudía al exclusivo Hotel Ritz con regularidad observando la alta sociedad parisina con la acuciosidad de un relojero. Hemingway vivía pobremente en la calle del Cardenal Lemoine, detrás del Panteón, y nos legó un cuadro encantador de aquellos años en su libro póstumo París era una fiesta. 


La música tomaba nuevos derroteros con las composiciones de Darius Milhaud, Georges Auric, Poulenc y Honnegger. Eric Satie ideaba sus Gimnopédicas. Juan Gris, Duchamp, Leger, Arp, Picabia y Max Ernst experimentaban con formas y colores. Paul Valery escribía El cementerio marino, T.S. Eliot publicaba La tierra baldía y Ezra Pound concluía sus Cantos.


Se pretendió liberar al hombre de las compulsiones civilizadas, del sensualismo ramplón y el letargo adonde es conducido por la organización social. Los surrealistas querían cerrar el camino a la razón y encontrar el vigor original de cada ser, hallar la reserva de energías, emancipar el espíritu sometiéndolo a una anarquía que le entregara su fuerza vital, su auténtica individualidad. Fue un intento de develar la fantasía y el absurdo que subyacen en lo cotidiano, de mostrar la magia que late en la aparente rutina, de hallar lo maravilloso que existe en lo real, hallar lo que de general hay en lo particular, subrayar lo universal en lo nacional. 


Fue una era donde se enfatizó la importancia del subconsciente y la irracionalidad, se manifestó una realidad diversa a lo evidente. La sublimación de los sueños y la libre experimentación con las formas presidieron todos los intentos creativos. Fue un tiempo de ruptura de tradiciones y de invención sin medida. Ello coincidió con los avances científicos y tecnológicos que permitieron considerar otros puntos de vista en la expresión artística y facilitó los medios de elaboración del producto cultural. La esencia de los símbolos, de las metáforas, de la sustitución de unos valores por otros desembocó en una reforma de la apreciación y en un arte libre.



Después, la creación artística se politizó con el advenimiento de los totalitarismos y la resistencia necesaria a su noche oscura. La masacre de la Segunda Guerra Mundial terminó con aquella era feliz y despreocupada, con aquella fiesta perpetua de la imaginación.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=23998

gotli2002@yahoo.com

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Portada del libro 
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La librería Shakespeare & Co
La librería Shakespeare & Co

LOS LOCOS AÑOS 20 EN PARIS

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Al comienzo del siglo XX París se había convertido en la capital de moda. Era la capital de la cultura europea que se creía como en tiempos de Carlomagno o Napoleón. Toda la bohemia se reunía y coincidía en esta ciudad. París era la ciudad del amor romántico y de la luz ilustrada y también fue la ciudad de la libertad, antes de que lo fuera Nueva York. Empezaban de esta forma los locos y felices años 20, la belle epoque.
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Jaks Prevet era el poeta de los años 20. Las mujeres ocupan los trabajos de los hombres que estaban en la guerra. El corsé dejó de llevarse, era un instrumento de esclavitud. Coco chanel impone una elegancia menos llamativa, mas masculina. Son los Años locos o los felices años 20. Se pone de moda el corte de pelo a lo garzón, a lo chico. En ese periodo entre dos guerras las mujeres se visten de forma andrógina. Es la época del Yo acuso del caso Deyfrus de Zola. En París coinciden Modiliani, picaso, mar ernest, man ray  Chagal, Tristan tzara. Se reúnen en Monmartre y en la escuela de montparnase, en boulevares, cafés y terrazas. También irá allí Henry miller y Anais NIn. París era el ombligo del mundo. La gente ligaba,  se miraba, escribía, hablaba. Se reúnen en Lavon acrua. El movimiento cubista se inicia en Monmartre. Se populariza el arte expresionista e impresionista en cuadros como el Molino de la galette. August Renoir pintó hasta su muerte en 1919 aunque tenía las manos paralizadas por el reuma.  Cloudet Monet medio ciego acababa sus paneles de nenúfares. La bulete, la tragona, ka goulle, recordaba que el siglo xix no estaba tan lejos. Fue inmortalizada por Toulouse lutreq. En una rulette con los animales que los circos ya no querían. Hay nostalgia por los años 20 y la Belle epoque. Se marcharon los poetas malditos. Se llenó de turistas. En la Basílica sagrado corazón se hacían Cantos nostálgicos ¿qué ha sido del auténtico Monmatre? En la Plaza Teatre podías comprar un cucurucho de patatas fritas. Estaba el molino de plaza blanca. Los Anarquistas. La aldea gala se defiende  costase lo que costase. En 1921 se crea la república independiente de Monmartre. Su presidente era el ministro de embajadores. Hacen una constitución joven y republicana.  Hacían a veces rituales excéntricos como la corrida tras la vaca rabiosa o la fiesta de la vendimia. Monmartre y Monparnase eran los dos islotes de libertad e imponían su moral bohemia. Hubo un maratón entre los dos barrios en las escaleras de la colina. Se metió a una mujer en un tonel que rodó de Monmartre a Monparnase. Se desciende de la torre Eiffel en bici y se escalan las torres de Notredame. Estaba de moda la excentricidad. Lo extravagante no daba miedo. Se hacían cosas extraordinarios y fantasías nunca soñadas antes se realizaban. En París se celebraba la feria internacional. París era un modelo para el resto de Europa y allí se presentan los nuevos adelantos de la ciencia y de la técnica como la electricidad que salía de una caseta eléctrica e iluminaba toda la feria. La torre Eiffel era un regalo de los americanos a los parisienses. Se celebraban ferias y romerías como la de buscar al hombre más gordo, más alto o más bajo. Era una gloria ver los centímetros de las primeras películas que en la actualidad no nos epatan. En 1926 se inaugura el gobon palace con 6mil butacas, el mayor cine del mundo. Se estrenó una peli sobre los años locos. Aparece La mujer desnuda de león Peret. En el amor de estos dos pintores de la película estaba de fondo la rivalidad entre los barrios, y la caricatura de las Identidades de estos dos barrios. En proyección cultural se instauraba un nuevo arte de vivir. En 1920 la  moralidad prohíbe la venta de alcohol en EE.UU. y empieza la ley seca en la clandestinidad. Surge el kukux klan en auge en EEUU. Hasta 5 millones de personas participaban en este grupo racista. Era una vieja fraternidad con fuerza política que persiguen negros judíos homosexuales. País era más liberal y aquí desembarcan muchos americanos emigrantes huyendo del puritanismo. Les esperaba la música jazz y los dólares. Muchos soñaban ser escritores o compositores o artistas. Los ricos herederos juegan a ser mecenas y coleccionistas. 7 barcos cada día llegaban de americanos. Tenían sed de libertad, de música, fiesta y baile. Con unos puñados de dólares serían los reyes. Muchos americanos fueron ex patriados a París. Es famoso el puesto del perrito caliente donde Hemingway inventa el bloody mary. Se extiende el American breatfast. Podías ver por las calles de París a un rebaño de ovejas que ofrecían leche recién ordeñada en la calle. París tenía una aureola irresistible, olor a mercadillos, personajes folclóricos, artesanos en un Paris pintoresco de chicas bonitas y Cabarets y cafés conciertos, movimientos de cadera, boxeadores…. Estaba el estereotipo dandy parisino y tenía fama de ser una ciudad de mujeres fáciles. Era un París muy pícaro. Se bailaba el Can can en el Moulin rouge. París era capital del libertinaje, ciudad del Marques de sade. Se editaba literatura erótica y novelas verdes a la francesa. Había burdeles y Cabarets- 28 burdeles, la cuarta parte de 1910. Se edificaron 200 establecimientos  ilegales. Cafés con camareras picantes que hacían ejercicios lúbricos, casas de citas, Cine pornográfico… en los cines se podía ver también la película El chico de Charlot. Tenía 25 años Rodolfo Valentino, estaba en su mejor época y la más ligona. Los artistas de los años 30 son sobretodo americanos. Man ray era el fotógrafo profesional que les inmortalizaba a los artistas mientras llegaba la Gloria. Por su cámara desfilaron talentos e iconos de la época, como el famoso retrato de james Joyce. Había escrito el Ulises, libro maldito inaceptable y pornográfico. Silvia Beach era una librera americana, improvisada editora, que crea el Shakespeare and cya en París a imitación de la librería de Londres donde publicó Joyce y Virginia Woolf. América es un país pero mi país es París. Gertrude Stein, rica heredera es atraída por esta efervescencia de París. Es amiga y colecciona de obras de Matisse Bracque Picasso y es poetisa, novelista y dramaturga. Era una escritora experimental. En su vida personal también fue vanguardista. Vivía con Alice Toclas, su compañera sentimental, era lesbiana. Puso nombres a estos escritores marcados por la guerra. “No respetáis nada, os matáis a beber, sois una generación perdida” Ella los puso el nombre de la generación perdida. Pertenecían a ella Jhon Stenbeck, dos pasos, Hemingway, fitserald. FitzGerald llevaba jersey de rayas. Hemingway hacía el payaso con una nariz roja. Hemingway escribe París es una fiesta dónde empieza; éramos tan pobres pero tan felices…Picasso la pintó un retrato a Gertrude Stein; No se parece a ti, pero ya se parecerá. París era la tierra prometida del Jazz. No había segregación racial  y el negro podía hablar de arte. París era una fiesta, todos los años hay fiestas, solo se trata de conocer el lugar apropiado, estar en el momento y tiempo y lugar adecuado. Te podías dar un chapuzón en los campos elíseos, abría la piscina hasta las 2 de la mañana. Luego ir a Monmartre. Los aristócratas rusos expropiados por la revolución bolchevique y la Rusia de los zares visitaban el barrio más anarquista de París. Todos eran bienvenidos si sabían bailar. En el Cabaret argentino podías bailar el tango de Buenos aires, mal visto por la alta sociedad argentina, demasiado popular. El ideal de chicas de vida alegre lo consideran demasiado sensual sexual. Era el rat moor, la noche. El tiempo no tiene medida, el  dinero no tiene valor. Todo el mundo es feliz. Cantan las guitarras rusas. El pintor Fuyita, descendiente de samuráis, retrata a estos bohemios. Txuki era el compañero de Fuyita que entraba en los bares con pantalones cortos. El bronceado de la clase alta se pone ahora de moda en los trabajadores y obreros. Se ha descubierto la electricidad y el agua corriente. Ha subido la calidad de vida de la burguesía y clase media. Se celebran las Olimpiadas en París. Jeannette se hace fundador del socialismo, y se le reza como a un mártir.  Sus cenizas descansan en un panteón. Fue un socialista pacífico y anticlerical. En el Museo de cera se exponen las glorias nacionales y en la Basílica del sagrado corazón. Podemos ver la estatua de Juana de Arco y leer el Gigi de Colette o vestir con un Chanel. El amor de su vida fue el fotógrafo Man Ray. El arte debía permanecer invendible, decía Man Ray. Era la época en que pintaba Picasso y Picabia o Picatia. Adrodita Nefri era una bailarina negra que se puso de moda. En el periodo de entreguerras París era anti germanista. El Arte oficial hacía monumentos a los soldados de la campaña. Se mezclaban los apátridas alborotadores con los Anti sistema o anti belicistas. Se había disparado el fuego contra el buen gusto burgués. El espectro de la guerra no asustaba a la población. Francis Picabia y el artista Marcel duchamp juegan al ajedrez. Las películas no respetan nada y hacen partirse de la risa.
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Una bailarina grabada desde arriba resulta ser un hombre. El Da da se había fundado en Suiza en la primera guerra mundial. Era el amor por la vida sin el mañana, el hoy era el instante sin reflexión. Nada para ayer o para mañana. Era la carrera agitada del banquero y la arpía, del mutilado de guerra inmerso en un carnaval gigantesco. Las calles de la vieja capital se llenaban de hombres disfrazados de faraones, marinos, capitanes. Eran fiestas descontroladas. El Travestismo se practicaba no sólo en lugares clandestinos. Había mucha liberación sexual. Se organizaban fiestas de disfraces para distinguir quienes eran hombres o quienes mujer. Se celebró la primera boda gay en Francia. No había una ley reprimiendo la homosexualidad. Mujeres con traje solo se aceptaban, aunque desnudas también.  Se puso de moda la experimentación de todo tipo, jugar con las drogas, mezclar champan y cocaína. Los golfos guapos ligaban con las mujeres fáciles de vida alegre. A veces se atentó contra el buen gusto. Se mezcló la mala hierba y la fina flor. Los aristócratas excéntricos eran apasionados de la música y la poesía. Creaban un nuevo semi mundo, un refugio para el resto del mundo. Un mundo de bailes y disfraces en el teatro o en los palacetes. Picasso tomaba sus modelos mujeres. Los millonarios aparecían disfrazados de marcianos. Se hacían orgias fastuosas de dandys ridículos y soldados de permiso, poetas y chicas andróginas. La música de orquesta temblaba las pulsiones en la sangre durante los años locos. Vivir en todo momento como si fuera una ultra fiesta sin resaca ni agujetas. No había resacas, no había noche después. París era una juerga continua.  En la cabaña de bambú una joven negra se lamentaba de estar perdida en París. No había mucho racismo a pesar de los estereotipos que creaba la publicidad; el papel blanquea, la lejía vuelve blanca la ropa, y protegía de bacterias, el chocolate negro…se inscribieron anuncios de tv racistas, es cierto. Pero en el Teatro campos elíseos podías ver la Revista cabaret de una cantante negra. Era Adrodita Nefri La cantante mostraba el cuerpo semidesnudo, con una falda de bananas, descubriendo al mundo nuevas zonas de deseo. Esa mujer cantante y bailadora representaba lo  exótico de otras culturas, en especial de lo africano que se había puesto muy de moda como algo original. Esto provocó muchos celos de mujeres. George Simenon era el secretario y amante de la artista negra. Afrodita Nefri hacía muecas, risas, movimientos de cadera. El Arte negro tenía que ver con la revolución cubista que copia muchas formas de la geometría de la naturaleza o del arte tribal de los africanos. Por ejemplo en la señoritas de Avignon de Picasso o en las esculturas de Calder que pintó la silueta elástica de la cantante en sus estructuras de alambre. Esa cantante se convirtió en un sex simbol, estrella negra de la historia. Durante el ataque a la república de Weimar la Vanguardia se radicaliza.  El surrealismo y el dadá dejaron de reír. Los militantes  comunistas firmaron un manifiesto. La idea de trasformar el mundo de Marx se unía con la de Rimbaud de cambiar la vida. El sueño era la locura de soñar despierto. Los dadás inventan la escritura automática, la hipnosis, el cadáver exquisito, la lluvia de ideas… es la época de Dali, del futurismo de Giorgo de quirico, de man ray, Duchamp..Revolver en mano André Breton dispara al azar contra la multitud. Se funda el Movimiento internacionalista cercano al partudo comunista. Es un partido contra la burguesía, los sacerdotes y militares  Estremecen a la derecha francesa. La Action francaise se hace dueña de la Opinión pública. Algunas provocaciones surrealistas y cosmopolitas fueron un insulto a la Banca y a las finanzas. La banquera era una mujer de negocios que estafa a miles de pequeños ahorradores que perdieron los negocios. Fue encarcelada esta divorciada judía de origen alsaciano. Era una garzon, una mujer depravada que no escondía su homosexualidad Además era banquera. Fue un símbolo de que la crisis estadounidense del crack del 29 se estaba extendiendo a Europa, al mismo París. Era el comienzo de los años 30. Los predicadores anunciaban un nuevo Apocalipsis. Los fascistas alemanes se apropiaron de la ciudad de París y cometieron matanzas de  venganza contra el extranjero, los judíos, los negros, los gays. París era la nueva Babilonia. Empezaba la decadencia de occidente, el fin del imperio francés y europeo. Era la caída del imperio de París. Un director de cine rueda la película el dinero. Fue una película premonitoria de que el afán de lucro iba a crear la locura de la especulación. Los corredores de bolsa estaban histéricos y frenéticos. El jueves negro de Wall Street fue el mayor crac bursátil de la historia. París cayó ante los nazis. La resistencia no pudo hacer frente a la ocupación. Los barrios se vaciaron. Lo que quedaba de esta maravillosa época estaba en el museo de las figuras de cera. La burguesía cerró los ojos a los tormentos del momento. Aunque se intentaban recrear los zuzus de la belle epoque, no podían reanimar ni siquiera el can can. La magia había desaparecido. Deteriorada por alcohol y la droga la reina Afrodita Nefri ya no tenía reino, el amante de París había enloquecido. Todos recuerdan aquellas revueltas en lo alto de la colina. Fueron 10 años locos. La belle epoque había terminado.  
http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-noche-tematica/noche-tematica-paris-locos-anos-veinte/2386527/
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https://culturasdenorta.blogspot.com/2016/08/los-locos-anos-20-en-paris.html


París, los locos años veinte


VERSIÓN TURÍSTICA CURSI PERO ACEPTABLE: 

TODO ERA UNA FIESTA: EL PARÍS DE HEMINGWAY

La bohemia se dio cita en París en los felices años 20. La ciudad se convirtió en un hervidero de intelectuales, pintores, literatos, y revolucionarios del arte en general, que querían exprimir la vida. En ese explosivo ambiente apareció Ernest Hemingway, y en él se alzó como capitán de la llamada Generación Perdida. Recorremos algunos de los lugares que frecuentó el escritor y que inspiraron su particular universo de la mano del director de cine Kayvan Mashayekh.
Hemingway se instala en París por primera vez entre 1921 y 1926 donde vive junto con los integrantes de la llamada Generación Perdida el ambiente intelectual y bohemio que sacude la ciudad de la luz. “Éramos muy pobres, pero muy felices”, recuerda en su libro 'París era una Fiesta' el escritor norteamericano. Hoy, casi 90 años más tarde, la ciudad sigue conservando la impronta de aquella época en bulevares, rincones y bares que encierran todavía el sabor de ese tiempo, pero sobre todo, aún es posible oír el eco en los cafés de las discusiones e historias que rodearon a Hemingway, al irreverente y genial escritor de los locos locos años veinte, y que nos permiten atisbar su auténtica personalidad.
Con ese objetivo, hemos seguido sus pasos por ese París irrepetible de la mano de un guía de excepción, el director de cine Kayvan Mashayekh, aparcó durante unas horas las cámaras para acompañarnos en este fascinante viaje. Queríamos a alguien realmente apasionado por Hemingway y su mundo, que casi nos permitiese oír hablar al propio escritor a través de sus palabras, y no fue fácil, pero lo conseguimos. Y cosas del destino, fue el mismo cicerone que eligió el actor Clive Owen para descubrir el París de los años 20 mientras rodaba la película 'Hemingway & Gelhorn(que se estrenará en abril de 2012) y en el que interpretará al propio escritor. Os invitamos a que recorráis con nosotros el mismo itinerario que hizo el actor británico en noviembre de 2010.
Los primeros tiempos...
Es un día nublado. Kayvan me cita en el Café Les Deux Magots en Saint Germain des Prés. "Para conocer el París de Hemingway hay que comenzar obligatoriamente por aquí", me dice. Me lo encuentro sentado en una mesa del mítico local esperándome. Detrás de él, sobre la pared, hay colgado un retrato de un Hemingway joven y seductor sentado en este mismo café, muchos años antes, cuando llega a la capital francesa como reportero del Toronto Star.
Hemingway elige el Barrio Latino para instalarse junto con su primera esposa, Hadley Richardson, concretamente en la Rue Cardinal Lemoine. Este barrio y los cafés de St. Germain des Prés constituyen el epicentro de su vida social, en especial el de nuestra cita y el no menos famoso Café de Flore.
En aquel París bullicioso, un grupo de intelectuales animan la escena social y artística de la ciudad, entre los agitadores de la cultura y la razón los imprescindibles Gertrude Stein, F. Scott Fitzgerald, Ezra Pound, Picasso o James Joyce. Hemingway se integra rápida y activamente en el grupo: Stein se convierte pronto en mentora y crítica de sus escritos, Fitgerald comparte con él tertulias literarias y con James Joyce se emborracha hasta perder el conocimiento.
Terminamos nuestro café con leche y mi guía me indica el siguiente punto del recorrido, la Brasserie Lipp, un restaurante anclado en el tiempo, donde los camareros son de toda la vida y la clientela también. Hemingway solía venir aquí a comer su plato preferido, la choucroute. Y aquí estamos Kavyan y yo intentando emular a nuestro escritor y comernos el especial 'choucroute lipp', una combinación de salchichas, carne, charcutería y patatas. Ligerísimo y digestivo.
El célebre Café de Flore, en St. Germain des Prés.
Corbis
Cafés y literatura: La Closerie des Lilas 
Hemingway llega a París con un objetivo claro: ser escritor. Para ello, se auto impone una férrea disciplina de trabajo. Alquila un estudio en el número 39 de la Rue Descartes donde pasará la mayor parte del día escribiendo historias. Sin embargo, pronto lo abandona para buscar la inspiración en los típicos cafés parisinos. “Hemingway adoraba sentarse, incluso en pleno invierno, en las terrazas, al lado de las estufas de carbón desde donde podía contemplar a los viandantes”, describe Kavyan.
Uno de sus preferidos fue La Closerie des Lilas en el Boulevard Montparnasse. Para Kevyan éste es sin duda uno de los lugares más estrechamente ligados a la vida del escritor en París. “¿Por qué?”, le pregunto. "Aquí se reúne a menudo con Fitzgerald, quizá su mejor amigo en la ciudad, para discutir temas de actualidad y trabajar sobre sus artículos, pero sobre todo, aquí escribiría su primer libro 'Fiesta'. En este café Hemingway de alguna forma encontraba la inspiración. Lo que no siempre era fácil", me explica.
De hecho el autor americano seguía todo un ritual a la hora de escribir: su instrumental lo constituía una libreta de lomos azules, dos lápices y un sacapuntas. Además, era muy supersticioso y siempre llevaba una castaña de Indias y una pata de conejo en el bolsillo derecho para que le diera buena suerte. Y para entrar en calor en el duro invierno parisino el ineludible café au lait. A medida que la pluma iba animándose sobre el papel, el ron (St James, su preferido) sustituía al café y los vapores etílicos entraban en pugna con el trazo firme del escritor en busca de su creación.
El siempre bullicioso Barrio Latino
Corbis
“Éramos muy pobres...”
"¿Que si Hemingway era muy pobre?", repite exclamativo Kavyan cuando le hablo de la famosa frase de su libro 'París era una fiesta'. “Está claro que como corresponsal del Toronto Star no ganaba mucho dinero, pero por otro lado su mujer de entonces gozaba de una posición acomodada", puntualiza, y añade: "Pero el americano estaba fascinado por el estilo de vida bohemio, digamos que en la época para un artista pasar penurias estaba de moda”.
Y nuestro guía aprovecha para mostrarme uno de los sitios preferidos de Hemingway, el Museo de Luxemburgo, donde él mismo afirmaría que lo frecuentaba para ahuyentar los fantasmas del hambre y para evitar mirar las exquisiteces que surtían los escaparates de las panaderías. Allí solía admirar embelesado los cuadros de Cézanne, su pintor favorito,“Teniendo hambre- diría el escritor- llegué a entender mucho mejor a Cézanne y su modo de componer paisajes”.
Fiestas y borracheras
“Pero Hemingway fue ante todo un vividor, un bebedor empedernido y un mujeriego sin solución”, continúa nuestro guía. Era un asiduo de la vida nocturna parisina, en especial de Montparnasse, el barrio de moda de los intelectuales donde coincidirá con Henry Miller, Cocteau, Picasso y Man Ray.
El literato frecuentaba Le Dôme, La Rotonde, y Le Select, los bares también preferidos por la comunidad de expatriados americanos en París, y que todavía hoy siguen abiertos. Y casi siempre acababa borracho en el club de moda Jockey. "Allí conocerá a la reina de la noche de París y musa de artistas, Kiki de Montparnasse”, me desvela Kavyan.
Shakespeare and Company
Pero sobre todo Hemingway era un ávido lector. Una librería muy visitada por los escritores de la Generación Perdida fue Shakespeare and Company, en el número 12 de la Rue Odeon, en pleno barrio latino. Una librería de la capital francesa que vendía, y sige vendiendo, exclusivamente literatura en inglés. Allí solía acudir a coger libros prestados, y allí conoció a su buena amiga Sylvia Beach,precursora de la librería, cuya amistad perduraría a través del tiempo y la distancia hasta su reencuentro en 1945.
La libreria, que ya no existe en su localización original del barrio latino, se ubica en la actualidad en un maravilloso recanto de la Rue Bûcherie, justo a orillas del Sena. El ambiente lierario es verdaderamente genuino. Kavyan me presenta a la amable propietaria, quien esta encantada de compartir conmigo anécdotas de la vida de Hemingway o de la propia Sylvia Beach.
El Regreso de Hemingway o la liberación del bar del Hotel Ritz 
Aunque el objetivo de la visita era conocer el París de los primeros tiempos de Hemingway, Kavyan me convence de que cualquier historia sobre el escritor quedaría incompleta sin hablar de su relación con el Ritz, o mejor dicho con el bar del Ritz.
Y es que Hemingway regresa a París muchos años más tarde, en agosto de 1945, como soldado americano y justo a tiempo para vivir la Liberación del París ocupado. El escritor ya se ha casado tres veces más, ha cazado en África, ha sufrido dos accidentes en su avioneta y un largo etcétera, en definitiva, se podría decir que ha vivido mucho, y se nota. El 20 de agosto de 1945, Hemingway, maduro pero aún atractivo, enfundado en su traje de militar y acompañado de media docena de soldados considerara misión prioritaria liberar el bar del Hotel Ritz, convertido en cuartel general de la Luftwaffe desde la ocupación alemana.
Una vez liberado, Hemingway lo celebrará por todo lo alto. “La historia cuenta que se bebió nada más y nada menos que ¡51 Dry Martinis!!”, relata Kavyan entre carcajadas. “Parte del programa de fiestas incluyó subir con dos chicas a una de las habitaciones que había sido ocupada previamente por uno de los oficiales alemanes. Siempre un vividor, un vividor este Hemingway", concluye Kavyan, sin poder parar de reír. Como resultado de aquella historia, el bar del Ritz paso a llamarse Bar Hemingway y todavía hoy es posible beberse un cocktail, de preferencia un Dry Martini, mientras los camareros te cuentan las historias de aquél que un día 'los liberó'.
Tras esta parada, el itinerario termina. Se nos quedan muchas historias en el tintero y Kavyan me advierte de que nunca acabaríamos de contar cosas del París de Hemingway. Aprovecho para preguntarle al director, hoy convertido en guía, si tiene alguna sugerencia de cómo terminar este artículo. No lo duda ni un segundo, “por la frase que escribió en 1950 a un amigo suyo y que sintetiza a la perfección el vínculo del escritor con esta ciudad: 'Si tienes la suerte de haber vivido en París de joven, luego París te acompañará, vayas adonde vayas, todo el resto de tu vida, ya que París es una fiesta que nos sigue'".
La fachada del Hotel Ritz, hoy
http://www.traveler.es/viajes/viajes-urbanos/articulos/el-paris-de-hemingway/1149

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