jueves, 14 de septiembre de 2017

Pensar el Islam, según Michel Omfray

El filósofo francés Michel Onfray se aproxima a esa religión desde el punto de vista de la Ilustración.
Pensar el Islam: Michel Omfray
Michel Onfray ha construido su obra alrededor de los temas del hedonismo, el ateísmo y la construcción de uno mismo. Foto: A.F.P.
Michel Onfray
Pensar el islam
Paidós, 2016
126 páginas
Para Michel Onfray, el islam no es solo un asunto político, sino también filosófico, que debemos comprender más allá de los sentimientos y de la manipulación mediática: “En ‘Pensar el islam’ me propongo reactivar el pensamiento ilustrado. No pensar el islam a favor o en contra, no es esa mi intención, sino pensarlo como filósofo”. Es lo que él hace en una larga entrevista con la periodista argelina Asma Kouar, que complementada con un prefacio constituyen este libro. Un libro polémico, por supuesto, y muy crítico de la política exterior francesa –desde Mitterrand– con los países islámicos.
La doctrina del islam comprende el Corán –con un total de 114 capítulos llamados suras-; las palabras y los hechos de Mahoma, la Sunna, con dos textos, la Sira –su biografía- y el Hadith –sus tradiciones-. Tras su lectura de ese corpus –y de algunas biografías-, Onfray considera que allí hay lugar para lo peor y lo mejor. Hay muchas suras que legitiman las acciones violentas en nombre del islam: “Exterminad a los incrédulos hasta el último de ellos” (VIII, 7); “Todo judío que os caiga en las manos, matadlo” (II, 58-60); “Matad a los politeístas dondequiera que los encontréis” (XVII, 58). Otras suras, aunque en menor cantidad, propugnan el amor, la misericordia, y rechazan la coacción: “No está permitido forzar a nadie a creer” (II, 256); “El que salva a un solo hombre debe ser considerado como si hubiera salvado a todos los hombres” (V, 32). Dos maneras distintas, contradictorias, de ser musulmán. Que para Onfray no es muy distinto de lo que podemos encontrar en el cristianismo: está el Jesús que ofrece la otra mejilla, perdona los pecados, responde al odio con amor, promueve el amor al prójimo y el perdón de los pecados (el cristianismo pacífico y tolerante de Montaigne). Y está el Jesús que expulsa a los mercaderes del templo a latigazos –el pasaje favorito de Hitler-, el que dice: “No he venido a traer paz, sino espada” (Mateo X, 34-36) y permitió las Cruzadas, el Índice, la colonización y el genocidio de los pueblos de América.
Es cierto, hay un islam belicoso y conquistador y hay tendencias terroristas e integristas. Pero no es menos cierto que Francia decidió atacar al régimen de los talibanes de Afganistán, al de Sadam Huseín en Irak, al de Gadafi en Libia, a los salafistas de Mali y al califato de Estado Islámico. ¿Ellos ponían en peligro a Francia o la hubieran atacado antes de que los franceses tomaran la iniciativa de bombardearlos? “El hecho de que ellos respondan entra dentro de la lógica de la guerra”. No se deben confundir la causa con la consecuencia: los regímenes islámicos del planeta solo amenazan a Occidente desde que Occidente los amenaza. A Onfray le parece inconsistente la postura de su país: si se trataba de defender los derechos humanos, ¿por qué no atacaron a la rica Arabia Saudí y a Pakistán, que tiene armas nucleares? “Nosotros solo los amenazamos desde que esos regímenes con subsuelos interesantes para el consumismo occidental o con territorios estratégicamente útiles para el control del planeta manifiestan su voluntad de ser soberanos en casa”.
El terrorismo no ataca Francia “por lo que es”, sino “por lo que hace”. Habría que cambiar la estrategia para combatirlos, de nada sirve ir a tirar bombas a un desierto con guerrilleros camuflados con población civil cada vez que se produce un atentado terrorista. Para empezar, debe reconocerse que el islam es una religión que ha crecido exponencialmente. Y a partir de ese reconocimiento, promover un “islam de Francia”, compatible con los valores democráticos de ese país. Y mejor aún si es financiado por el Estado: “La realidad es esta: el islam en Francia está financiado por países que no tienen ninguna razón para amar a Francia. Se trata entonces de dirigirse a la comunidad musulmana para que la república les parezca algo deseable y para que la república llegue a un acuerdo con el islam que también a ella le parezca deseable”. ¿Utopía? Sí, mientras François Hollande sea el presidente de Francia. 
http://www.semana.com/cultura/articulo/pensar-el-islam-michel-omfray/517348

mg-michel-onfray-pensar-el-islam

El filósofo francés Michel Onfray renuncia a publicar un libro sobre el Islam
Su editorial alega que "en el contexto actual no es posible ningún debate sereno"
EL PERIÓDICO / BARCELONA
Sábado, 28/11/2015 | 

El filósofo francés Michel Onfray ha renunciado a publicar su libro-entrevista con el periodista argelino Asma Kouar, titulado 'Penser l'islam' y que debería haber llegado a las librerías francesas el próximo mes de enero. También ha cerrado su cuenta de twitter, donde había reiterado, incluso tras los atentados del pasado 13 de noviembre, sus opiniones en contra de la intervención francesa contra Estado Islámico, en las que insistía en la responsabilidad occidental en la violencia yihadista.

En este ensayo, aparte de criticar "las guerras colonialistas" emprendidas por Occidente y poner en relación "aquello que se ha convenido en denominar terrorismo con la política extranjera islamófoba emprendida por Francia, siguiendo a la OTAN, a lo largo de los años", Onfray se manifiesta sobre los contenidos del Corán. "Examino los hadiths y los relaciono con las biografías del profeta para mostrar que existe en este corpus material de lo peor y de lo mejor: lo peor, eso que las minorías militantes activan a través de la violencia; lo mejor, lo que las mayorías silenciosas practican de manera privada".

ADIÓS A TWITTER
Editions Grasset ha sostenido, en un comunicado, que "en el contexto actual ya no es posible ningún debate sereno". En declaraciones a 'Le Point', el propio filósofo ha lamentado la "histeria" ante sus opiniones, como este polémico tweet, escrito a las pocas horas de los atentados de la capital francesa: "Derecha e izquierda, que han sembrado internacionalmente la guerra contra el islam político, cosechan nacionalmente la guerra del islam".

La situación de Onfray ante la opinión pública francesa se ha tornado aún más delicada después de que imágenes de entrevistas al filósofo hayan sido utilizadas en uno de los vídeos en que el ISIS reivindicaba los atentados de París. "Uno siempre es instrumentalizado por todo el mundo", se ha excusado. "Volveré a mis estudios. Comentar los comentarios, eso no me interesa", ha declarado para explicar su retirada de Twitter.
http://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20151128/onfray-libro-islam-4710789

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'Pensar el islam', de Michel Onfray


  • El filósofo francés había sido ubicado tanto en la islamofobia como en la islamofilia. Estos artículos aclaran su postura
  • Para el autor existen dos vertientes bien diferenciadas del islam: el que sigue las suras del odio y el que sigue las suras del amor y la paz


Pensar el islam
Michel Onfray

Traducción de Núria Petit
Paidós

Barcelona
2016

Se han cumplido recientemente dos años del atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo. Si el ataque contra las Torres Gemelas –con sus réplicas en Londres y Atocha— supuso una gruesa línea que separó la Historia reciente en dos, la masacre parisina fue reciente banderazo de salida para el nuevo terrorismo en Europa (Bataclan, Bruselas, Niza, Berlín, Estambul…). Pocos pensadores se atreven a levantar la voz, y mucho menos a salirse de los guiones preestablecidos. Michel Onfray en uno de ellos, y Paidós ha publicado hace poco Pensar el islam, una reflexión sobre qué sucede en Francia.

Los postulados de Onfray reivindican una izquierda republicana, pues “Mitterrand traicionó dos veces a la izquierda”, insiste el filósofo. Una izquierda pacifista, incluyente y que siempre fue una alternativa al liberalismo. En esos márgenes, donde la actualidad emocional de los medios de comunicación le han ubicado tanto en la islamofobia como en la islamofilia, Michel Onfray debía –a sí mismo y a todos nosotros— publicar su pensamiento acerca de la situación actual de Francia, que puede servir como marco para la comprensión del fenómeno más allá de sus fronteras.

El libro compila algunos artículos –que no fueron publicados, a pesar de ser encargados en diversos medios franceses— y, sobre todo, una entrevista que ofreció a la periodista argelina Asma Kouar para el periódico Al Jadid. Para el autor existen dos vertientes bien diferenciadas del islam: el que sigue las suras del odio y el que sigue las suras del amor y la paz. Conocedor del Corán, lo que considera piedra angular imprescindible para poder opinar sobre la situación, la propuesta de Onfray (sí, Onfray propone, otros solo pronostican) reside en la re-republicación del Islam, su encaje en el espíritu ilustrado y en la República. Puede parecer un difícil ajuste, incluso contradictorio con el raciocinio de la Ilustración y el conocido ateísmo ejercido por el autor. Sin embargo, Onfray insiste en que es el Estado el responsable de acercar el islam pacífico al abrigo de la República, de apoyarlo frente al islam violento y dar una esperanza a los seguidores del profeta que se pueden ver desasistidos ante la radicalización violenta de individuos en ciertas comunidades.

Pone por delante Onfray dos hechos que considera irrebatibles: la interpretación desde la corrección política hecha por la izquierda insiste en descargar a los musulmanes de las responsabilidades de los atentados. Primer error: no puede desvincularse el islam de estos atentados, desde el momento en que los que lo cometan lo hagan en nombre de Alá y de determinada interpretación del Corán. Pero tampoco puede la izquierda vivir entre el discurso del Frente National –la “escoba del aprendiz de brujo” que fabricó Mitterrand— que muestra el bando racista y el discurso tibio sobre la inmigración. Francia se debate en un discurso islamófobo en el exterior, iniciado con la guerra iniciada por el primer Bush en el año 1991 —y que llega hasta la guerra declarada por Hollande, que solo tuvo el intermedio del compromiso chiraquista— y el discurso islamófilo interior. La derecha y la izquierda (pasada al liberalismo desde 1983) han bombardeado Afganistán, Iraq, Libia, Mali, Siria… ¿Podía esperarse una respuesta diferente por parte de las comunidades islámicas de esos territorios sino el atentado indiscriminado? ¿Por qué Dinamarca, Suiza o Finlandia no han sufrido el terrorismo? Para Onfray la respuesta está en la belicosidad de algunas naciones occidentales. Para el filósofo, se trata de una manifestación más del colonialismo, de la explotación económica de los países pobres por parte de los países ricos. Mediante el derecho de injerencia algunas naciones –Francia entre ellas, España tras la famosa reunión de las Isla Azores— decidieron que era inevitable la intervención en países islámicos que no respetaban los derechos humanos… ¿Por qué unos países y otros no? ¿Por qué Siria y no Arabia Saudí? Es una respuesta que la izquierda aposentada en el poder nunca contesta.

La pequeña guerra teorizada por Clausewitz parece adueñarse del territorio francés –y cada vez más, en otros países europeos—, pero ¿cómo combatir contra un ejército oculto? A veces nos asalta la sensación de que los atentados son cometidos por decisión propia e instintiva de los soldados, y que el “alto mando” los reivindica por rutina, atribuyéndose unas sangrientas agresiones que no siguen un claro modo operativo (unos enclaves estratégicos, unos perfiles susceptibles de ataque, unos objetivos finales que alcanzar) más allá que la estrategia de la guerra santa desatada, descabezada, tan cruel como atolondrada tantas veces. Así, ¿cómo luchar contra un ejército secreto de soldados, en su mayoría europeos, que viven en Europa? La política de bombardeos al Estado Islámico es para Onfray solamente una “respuesta de bravucón ignorante, que un día tendrá que hacer las paces con aquellos a los que se les hace la guerra y que hay que empezar por hacer todo lo necesario para no recurrir a ella si no es como último recurso”. Para Onfray el terrorismo islámico no atenta contra Francia por “lo que es” sino por “lo que hace”. Esa es la gran responsabilidad de la izquierda, asumir la múltiple historia francesa: la de Robespierre, la de la Comuna, la de Camus, la de Pétain y la de Sartre, la de Giscard y la de Mitterrand, la de las luces y la de las sombras. Y en la actualidad el comportamiento de Francia es el propio del Occidente belicoso y mamporrero de los Estados Unidos, más cerca de la sombra que de la luz.

Ante tal contradicción, Onfray apuesta por potenciar el islam de paz, la comunidad que repudia el atentado con el fin de que esta asuma y defienda –como ha hecho gran parte del cristianismo— la separación entre Estado y religión. El peligro está en la sharia, en el triunfo de la ley religiosa sobre la ley política. Las mezquitas francesas son construidas con el apoyo de Estados extranjeros, ya que la comunidad musulmana francesa no puede recurrir al apoyo estatal. Francia ha cambiado. No es la Francia generalmente católica, excepcionalmente protestante, de hace un siglo. La alimentación de los grupos de extrema derecha reside en el mito del retorno a una Francia ya inexistente. Para Onfray hay una minoría islámica activa y violenta, encastrada en una mayoría silenciosa que practica el islam en privado conforme a las suras pacíficas, rechaza la violencia y es consciente de la preeminencia de los valores de la República. Esa Francia islámica de las suras pacíficas también es Francia, como también es Europa.

*Alfonso Salazar es escritor. 

https://www.infolibre.es/noticias/los_diablos_azules/2017/01/20/pensar_islam_michel_onfray_59990_1821.html
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Reseña de Melocotón Grande 
« El Cultural del pasado viernes (4-10 de noviembre de 2016) publicaba una entrevista a Michel Onfray (uno de los filósofos parisinos más leídos del momento). Michel Onfray afirmaba que, devolver la filosofía a la calle no es hacer calle. Mi padre, mi amigo Javier y un servidor salimos asiduamente a dar una vuelta en grupo, para charlar de nuestras cosas, aquellas que nos preocupan, por ejemplo; los refugiados sirios en Europa. Mi padre hizo un repaso a las luchas sociales de Jean Paul Sartre y Michel Foucault (sin olvidar a Simone de Beauvoir), justamente en noviembre de 1972, en París. La humanidad no tan sólo se ha inmunizado de la barbarie, además la visualiza como un espectáculo. El filósofo Zygmunt Bauman, decía que estamos en la era de la individualización y lo que antes recibía el ser humano a través de su convivencia en comunidad, ahora lo tiene que conseguir solo. Nunca ha habido un momento como éste en la historia. Mi amigo Javier decía que, hoy en día hay demasiados canales y medios de comunicación para que la gente opine y la alta alfabetización y el hecho de que haya tanto titulado universitario (y tanto listo, también se puede decir así) ha provocado que la opinión de muchísima gente sea completamente válida cuando la gran mayoría no tiene las dotes ni el talento ni, sobre todo, la formación para formular esas opiniones. Los expertos de verdad quedan, de esta manera, diluidos entre esa masa y no es posible ni siquiera identificarlos. Conclusión: la calidad de las opiniones ha caído por los suelos. Alberto Gordo anda en lo cierto cuando escribe: “Pensar en Islam se publica ahora en España, se ha convertido en una voz única en Europa.”»
Melocotón Grande, noviembre de 2016

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