viernes, 24 de noviembre de 2017

Leo Perutz El carácter de una imaginación delicada (Admirado por Borges y Robert Musil)

El último libro del escritor admirado por Borges, Greene y Musil es una serie de cuentos dentro de otros, en la Praga mágica del siglo XVI.
El carácter de una imaginación delicada
Escritor, matemático. Nacido en Praga, a Perutz se lo considera parte de la literatura austriaca.
Cuanto más sabemos de Perutz, más misterioso nos parece; cuanto más fácil de leer, más difícil de interpretar.
Leo Perutz nació en Praga en 1884. Su familia era de origen sefaradí. De muy joven fue a vivir a Viena, en cuyo clima intelectual creció como escritor. Mal estudiante, pudo asistir a la universidad sólo como oyente. Fue, sin embargo, un talentoso matemático, e inventó una fórmula estadística destinada a calcular la tasa de mortalidad, algo conveniente para un escritor de novelas de misterio. Herido de bala en la Primera Guerra Mundial, hizo una septicemia y estuvo al borde de la muerte. Los delirios de la fiebre se encuentran a menudo en sus historias, que suelen ser lúcidas pesadillas. En 1938 la anexión de Austria a Alemania, primer paso del plan de Hitler por conquistar Europa, lo obligó a emigrar a Palestina.
En las encrucijadas de sus libros se encuentran la fábula histórica, la novela policial, la literatura fantástica, la especulación filosófica. Repasemos al azar algunos argumentos, para dar una idea del carácter de su imaginación.
El marqués de Bolíbar transcurre en España durante las guerras napoleónicas. Su narrador es el único sobreviviente de una masacre inexplicable: un regimiento alemán ha sido diezmado por guerrilleros españoles mal armados y peor entrenados. La explicación está en la capacidad de un misterioso marqués de Bolíbar para imponer, ya muerto, su voluntad.
En El tizón de la virgen un noble administra a un pueblo entero una droga para que aumente su religiosidad. La droga está basada en un hongo del trigo que ya conocían los antiguos griegos. Pero en vez de leer la Biblia o ir en masa a la iglesia, el pueblo declara la revolución y canta la Internacional. Antes de ser asesinado por la turba, el noble reflexiona: su experimento ha sido un éxito, el pueblo ha entrado en un éxtasis. Pero la religión de los nuevos tiempos no necesita de catedrales ni de crucifijos: es el comunismo.
Mientras dan las nueve (la novela que lanzó a Perutz a la popularidad) es la historia de Stanislaus Demba, un joven fugitivo que intenta ocultar las esposas que señalan su culpabilidad. Estas cadenas adquieren, con el correr de las páginas, un carácter simbólico. Es una comedia de enredos o mejor, una tragedia de enredos, que impresionó mucho a Alfred Hitchcock.
El maestro del juicio final, la novela más conocida de Perutz, transcurre en Viena en 1910. Eugen Bischoff, un gran actor, aparece muerto luego de una fiesta, aparentemente por mano propia. El narrador de la historia, un militar, es acusado de haberlo llevado al suicidio. Para probar su inocencia inicia una investigación, y encuentra que las víctimas estuvieron vinculadas a cierto libro de tamaño imponente.
El Judas de Leonardo, de publicación póstuma, nos muestra a Leonardo Da Vinci a punto de terminar La última cena. Sólo le falta el rostro de su personaje más complejo: Judas Iscariote. Pero el protagonista no es el pintor, sino un extranjero, Joachim Behaim, que ha venido a la ciudad a cobrar una deuda, y que por codicia es capaz de renunciar al amor.
Ahora Libros del Asteoride rescata De noche, bajo el puente de piedra, en la convincente traducción de Cristina García Ohlrich. Es la última obra que publicó Perutz (apareció en 1953) y tiene un carácter singular por la mezcla entre cuento y novela. Los relatos van y vienen en el tiempo, sin abandonar la figura de Rodolfo II (1552-1612), que reinó desde el castillo de Praga. Este emperador es un personaje ideal para Perutz: era aficionado a la alquimia, a las máquinas de movimiento perpetuo, al ocultismo, a la melancolía.
En la Praga de este libro hay tres regiones privilegiadas: la corte, el barrio judío, la noche. El comerciante Mordejai Meisl, hombre de gran fortuna, es el verdadero puente de la historia, porque une dos mundos. Su remoto descendiente, Jakob Meisl, es el encargado de contar las historias, y también tiene el trabajo, en las páginas del epílogo, de despedirse de la ciudad y dar nombre a las ruinas.
Caminan por estas calles de papel personajes reales como el joven Wallenstein (que años después ocuparía un lugar central en la Guerra de los Treinta Años) o los matemáticos y astrónomos Tycho Brahe y Johannes Kepler. Las tramas fantásticas, los apuntes históricos y la mitología judía pasan de un cuento a otro; igual que los personajes, que atraviesan las puertas de los cuentos sin golpear.
En uno de los cuentos Mordejai Meisl acude al pintor Brabancio para que haga un retrato de su difunta esposa, Esther. El emperador asiste al encuentro, que no le es indiferente, ya que él también estuvo enamorado de Esther. Y cuando el judío dice “el día transcurre entre trabajos y pesares, y a veces las noches traen el olvido, pero cada mañana vuelvo a sentir el viejo dolor”, al emperador le parece que es él mismo el que pronuncia esas palabras. Por un instante los dos son el mismo hombre. Y el emperador bosqueja, distraído, abrumado por la desdicha, aquel retrato que el pintor no es capaz de hacer.
Aunque la acción transcurre a fines del siglo XVI y principios del XVII, Perutz usa esta espectral Praga para despedirse del judaísmo europeo tal como lo conoció. Nunca se adaptó a la vida en Palestina, y siempre extrañó la vida cultural de Viena, a la que pudo volver recién en 1950. Hasta su muerte en 1957, vivió con un pie en Israel y otro en Austria.
Borges ha quedado como el descubridor de Perutz en español, por la publicación en 1946 de El maestro del juicio final en la colección de policiales El séptimo círculo. Nos animamos a decir que esta atribución es una injusticia: un año antes ya habían aparecido en Buenos Aires tres novelas de Perutz: Mientras dan las nueveEl tizón de la virgen y El marqués de Bolíbar. Todas fueron publicadas por la editorial Argonauta, que dirigían los poetas Aldo Pellegrini y David Sussman.
El primer encuentro de Perutz con los lectores argentinos fue a través del cine: en 1941 Luis Saslavsky estrenó Historia de una noche, basada en la obra teatral Mañana es feriado. Al parecer, la obra de Perutz había sido un fracaso en Viena; Saslavsky comprendió que debía convertir a un personaje principal (el melancólico dandy que interpreta Pedro López Lagar) en una figura central de la trama. En esa única noche que promete el título, los personajes respetables de la sociedad se revelan como débiles y falibles. En cambio, el calavera, el jugador empedernido, aquel en cuya moralidad nadie confía, es el héroe secreto de la historia.
Pero volvamos a De noche, bajo...: cerca del final hace su aparición el ángel Asael, que tiene la misión de advertirle al rabino Loeb: “Los signos que usáis para formar las palabras contienen las grandes fuerzas y el poder que mantiene el curso del mundo. Debes saber que todo lo que en la tierra aparece en forma de palabra deja su huella en el mundo superior”. Cuando este libro apareció en alemán en 1953, ya nadie tenía interés en las delicadas fantasías de Perutz. Pero su obra ha resistido y siempre encuentra editores que la recuperan. Tal vez el ángel Asael tenga razón, y las palabras nacidas de la imaginación –y de esa otra imaginación, aún menos confiable, que es la memoria– ayuden a mantener firme el curso del mundo.

De noche, bajo el puente de piedra, Leo Perutz. Trad. C. García Ohlrich. Libros del Asteroide, 288 págs.
https://www.clarin.com/revista-enie/literatura/caracter-imaginacion-delicada_0_rkCR4W5Jz.html

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DE NOCHE, BAJO EL PUENTE DE PIEDRA – Leo Perutz

Leo Perutz, escritor de origen judeo-español de lengua alemana nacido en Praga en 1882, fue uno de los autores en lengua alemana más populares del período de entreguerras. Después, a pesar de su innegable calidad literaria, cayó en el olvido y sigue siendo todavía poco conocido, aunque en los últimos años su obra afortunadamente ha reaparecido en nuevas ediciones en alemán y sus textos más importantes ya se encuentran en español.

De noche, bajo el puente de piedra
 está considerada, en mi opinión justamente, una de las mejores de su autor. En ella se encuentran unidos de manera magistral algunos de los rasgos que caracterizan sus novelas: la simbiosis de lo real y lo fantástico, una forma de narración absorbente, dinámica, sin puntos muertos, una ironía muy centroeuropea, y el juego constante entre diferentes versiones de un mismo hecho que obligan al lector plantearse frecuentemente cuál es la real.
Perutz empezó a escribir esta obra en los años veinte del siglo pasado. Publicó entonces el primer capítulo, “La peste en Praga”, La continuó en el exilio entre los años 1943 y 1951. La guerra y el exilio interrumpieron su labor creativa e incluso después de la guerra tuvo enormes problemas par publicar su obra. Los editores o bien le pedían que cortara su obra y eliminara los elementos que eran “demasiado judíos” o simplemente se negaban a publicarla porque consideraban que “el mercado no estaba preparado para ello”. De noche, bajo el puente de piedraapareció finalmente en 1953. Lamentablemente la editorial quebró poco después y el libro no llegó a penas a difundirse.
En esta novela Perutz nos transporta a la Praga de finales del siglo XVI y principios del XVII, a la corte del emperador Rodolfo con su pasión por el arte y sus excentricidades, con él recorremos los callejones del ghetto judío de la ciudad dominado por la figura del mítico rabino Löw.
De noche, bajo el puente de piedra es la historia de un amor prohibido, el del emperador bohemio Rodolfo II y Esther, la esposa de su financiero y principal acreedor judío Mordechai Meisl, que sólo se puede consumar en sueños. La estructura de la obra de Leo Perutz es sorprendente. A primera vista no parece tratarse de una novela. El lector se encuentra ante una aparente colección de relatos que comparten tanto el carácter de narraciones de transmisión oral como el tono poético y melancólico. Estas historias se presentan sin orden cronológico, pero la reaparición de algunos personajes -el emperador Rodolfo II, Mordechai Meisl, Esther, el rabino Löw, Wallenstein- permiten que a medida que avanza la lectura, el lector vaya reconociendo la historia que quiere contar Leo Perutz. Después de la última, todas las piezas de esta estructura perfectamente construida encajan, todos los elementos muestran su sentido, en una historia que mantiene fascinado al lector desde la primera línea. Los personajes principales están trazados con consistencia y detalle; los secundarios, con tal precisión que adquieren perfiles claros con unos pocos rasgos.
Perutz entrelaza magistralmente personajes y hechos históricos con leyendas judías; lo real y lo fantástico se encuentran con tal naturalidad que al lector no le choca que en determinadas escenas se hable con los muertos o los perros hablen. Todo parece del todo verosímil. Como se dicen en un momento de la novela “Las cosas más extraordinarias –escribió una vez el legado español a su rey- son cotidianas y de lo más común en la Corte de Praga.”
Tengo la suerte de haber leído esta obra en alemán y no conozco la traducción al español. Confío en que refleje la belleza del lenguaje de Perutz.
Un libro fascinante como pocos. Soberbio.
Imprescindible.

http://www.hislibris.com/de-noche-bajo-el-puente-de-piedra-leo-perutz/

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