domingo, 20 de agosto de 2017

Una extraordinaria obra “El apartamento”, de Billy Wilder (Versiones criticas)



Cuando Billy Wilder estrenó ‘El apartamento’, seguramente no tenía en mente una formación en Coaching. Sin embargo, esta magnífica tragicomedia de 1960 pone imágenes a un elemento fundamental del desarrollo personal: la asertividad.
(Este artículo ha sido realizado en colaboración con CinemaNet)
En El apartamento se nos cuenta la historia de Calvin Clifford Baxter, un solitario oficinista con los rasgos de Jack Lemmon que subsiste como empleado en una gran aseguradora. El director se encarga de hacernos saber a través de los monótonos planos en la oficina que el protagonista no es más que un engranaje. Al presentar a los trabajadores en hileras interminables se refuerza la idea de ser una minúscula pieza hundida en la maquinaria de la empresa.
Encontramos, pues, la clásica imagen del “empleado ocupado”. Baxter no se desarrolla personal ni profesionalmente en su trabajo. Un empleo que resulta más bien un agujero negro que le absorbe hasta lo más íntimo. Literalmente, incluso su casa: obsesionado por la idea de ascender en la jerarquía de la empresa, permite que cuatro de sus jefes usen su apartamento como “piso franco” al que llevar a sus amantes.
Para nosotros, la situación resulta divertidísima, desde luego, pero para él no lo es tanto. Menos aún cuando la trama se complica y entra en escena Fran Kubelik. Ella es una simpática ascensorista interpretada por Shirley MacLaine de la que Baxter se enamora. Una chica que, para más inri, está saliendo con uno de los jefes del protagonista, de esos que emplean su piso como guarida para escapar de sus mujeres.

¿Y qué tiene que ver todo esto con la asertividad?

El momento culminante en este sentido llega al final de la película, cuando Baxter se encuentra con que ha alcanzado su objetivo primero: un ascenso, a cambio de olvidarse de Fran y reprimir sus sentimientos por ella. Y entonces llega este momento:
Baxter decide lo impensable: renunciar al puesto de directivo que tanto le ha costado conseguir. Devuelve a su jefe las llaves del lavabo de ejecutivos –símbolo de su recién adquirida posición- y abandona la oficina. Ha cambiado. Ha descubierto el valor de su dignidadHa alcanzado el punto en que puede poner en juego –ahora sí- su asertividad.
Esta consiste en una expresión convencida de autoestima: un comportamiento en el que la persona asertiva no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. La asertividad es una forma de expresión consciente, congruente, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos.
Todo ello sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza. Se trata de abandonar la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia. Contar con un criterio propio dentro de la sociedad es, en definitiva, indispensable para comunicarnos de una mejor manera. Eso es lo que Baxter descubre al final de El apartamento.
https://edpyn.com/coaching/cine-coaching-apartamento-mejorar-asertividad

Trailer hecho en la Facultat de Comunicación de la Universitat de Vic, del film de Billy Wilder "El Apartamtento" (1960). Con Jack Lemmon y Shirley MacLaine


The Apartment
Año
Duración
125 min.
País
 Estados Unidos
Director
Guion
Billy Wilder, I.A.L. Diamond
Música
Adolph Deutsch
Fotografía
Joseph LaShelle (B&W)
Reparto
, , , , ,, , , , ,, , , 
Productora
United Artists / The Mirisch Corporation
Género
ComediaRomanceDrama | Comedia dramática
Sinopsis
C.C. Baxter (Jack Lemmon) es un modesto pero ambicioso empleado de una compañía de seguros de Manhattan. Está soltero y vive solo en un discreto apartamento que presta ocasionalmente a sus superiores para sus citas amorosas. Tiene la esperanza de que estos favores le sirvan para mejorar su posición en la empresa. Pero la situación cambia cuando se enamora de una ascensorista (Shirley MacLaine) que resulta ser la amante de uno de los jefes que usan su apartamento (Fred MacMurray). (FILMAFFINITY)



Argumento

Calvin Clifford (C. C.) "Bud" Baxter (Jack Lemmon) es un solitario oficinista de una aseguradora con sede en un rascacielos de Nueva York. Con la idea de ascender en la compañía, Bud permite que cuatro de sus jefes usen por turnos su apartamento en el Upper West Side para sus citas extramaritales, tan ruidosas que sus vecinos asumen que es Bud quien trae a casa mujeres diferentes todas las noches.
Los cuatro directivos (Ray Walston, David Lewis, Willard Waterman, and David White) le llaman Buddy para hacerle sentir especial, y escriben informes espectaculares sobre Bud, que espera un ascenso de su jefe de personal, Jeff D. Sheldrake (Fred MacMurray). Sheldrake llama a Bud a su oficina, pero le dice que ha averiguado el porqué de sus informes tan entusiastas, así que le ascenderá a cambio del uso exclusivo del apartamento. Insiste en comenzar a utilizarlo esa misma noche, y como compensación por las molestias regala a Buddy dos entradas para el musical de Broadway The Music Man.
Al salir del trabajo, Bud se encuentra con Fran Kubelik (Shirley MacLaine), una ascensorista a la que saluda a diario, y la invita a ir al teatro con él. Quedan en encontrarse en el teatro después de que ella tome una copa con un amigo. El hombre en cuestión es Sheldrake, que la convence de que va a divorciarse de su mujer para estar con ella. Ambos van al apartamento de Bud mientras éste espera desolado en la puerta del teatro.
Varias semanas más tarde, en medio de la enloquecida fiesta de Navidad de la empresa, la señorita Olsen, secretaria de Sheldrake, (Edie Adams), le dice a Fran que ella es la última de una serie de mujeres, incluida la propia Olsen, empleadas de la empresa a las que Sheldrake ha seducido con la promesa de divorciarse de su esposa. Esa tarde, en el apartamento de Bud, Fran discute con Sheldrake, enfadada consigo misma por haber creído sus mentiras. Sheldrake le asegura que está enamorado de ella, pero cuando llega la noche él vuelve a su casa con su familia.
Mientras tanto, Bud ha descubierto la situación entre Sheldrake y Fran. Destrozado, entabla contacto con una mujer en un bar y la lleva a su casa. Cuando entran en el apartamento, encuentra a Fran en su cama, vestida pero inconsciente por una sobredosis de pastillas. Pide ayuda a su vecino, el Dr. Dreyfuss, para reanimar a Fran sin tener que avisar a las autoridades, y le hace creer que él y Fran son amantes que habían discutido por algo tan ridículo que él no lo había tomado en serio, y por eso estaba con otra mujer mientras ella intentaba suicidarse. Esto no resulta sorprendente para el Dr. Dreyfuss ni para su esposa, que consideran a Bud un playboy mujeriego, a juzgar por el incesante ruido que procede de su apartamento a todas horas. Fran pasa un par de días recuperándose en el apartamento, mientras Bud la entretiene y procura distraerla de cualquier pensamiento morboso a base de inacabables partidas de gin rummy.
Debido a su ausencia, Karl Matuschka (Johnny Seven), el cuñado de Fran, se presenta en la oficina buscándola, pero ni ella ni Bud están allí; sin embargo, uno de los ejecutivos usuarios del apartamento había encontrado a Fran en la cama el día anterior cuando se pasó por allí esperando poder utilizarlo, y lo ha comentado con otros colegas. Resentidos con Bud porque ahora no les permite usar el apartamento, le da al cuñado la dirección donde puede encontrar a Fran. Bud es de nuevo quien sufre las consecuencias, y Karl golpea un par de veces a Bud en la cara. Fran besa a Bud, agradecida porque éste no ha descubierto ante Karl su affair con Sheldrake, y Bud, comprendiendo que ella se preocupa por él, le dice que los golpes no la han dolido nada.
Sheldrake premia a Bud con otro ascenso, y despide a la señorita Olsen por haber expuesto ante Fran su historial de conquistas. Sin embargo, la secretaria se venga contándoselo a su mujer, que inmediatamente le echa de casa. Sheldrake se traslada a una habitación en su gimnasio, y decide que ahora puede seguir adelante en su relación con Fran en vista de su recuperada soltería. Cuando Sheldrake le pide a Bud la llave de su apartamento para el día de Nochevieja, Bud se la niega y abandona el trabajo. Sheldrake se lo cuenta a Fran en la fiesta de Año Nuevo a la que asisten ambos, y Fran por fin se da cuenta de que Bud es quien realmente la ama. Fran abandona a Sheldrake en medio de la fiesta y corre hacia el apartamento de Bud. Cuando está llegando a la puerta, oye un ruido fuerte, semejante a un disparo. Temiendo que Bud se haya disparado, Fran aporrea la puerta y llama a gritos: ¡Mr. Baxter!. Bud abre la puerta mientras sostiene una botella de champán recién abierta, y hace pasar a Fran al apartamento. Allí se amontonan cajas preparadas para una mudanza a otro trabajo en otra ciudad, pero Fran la dice que por fin es libre, y se sienta a su lado con una baraja de cartas. Mientras cortan el mazo para empezar otra partida de gin rummy, Bud le dice que la ama, que está locamente enamorado, a lo que ella responde, entregándole la baraja con una sonrisa radiante: “No diga más y juegue”
https://es.wikipedia.org/wiki/The_Apartment

'El apartamento':

 obra maestra



Uno sabe que está frente a una obra maestra cuando puede disfrutarla una y otra vez, y siempre como la primera vez, a pesar de que no exista el factor sorpresa y podamos repetir los diálogos de memoria. Eso es lo que pasa con 'El Apartamento' ('The Apartment', 1960), uno de los grandes títulos del maestro Billy Wilder y también, de la historia del cine. C.C Baxter, la señorita Kubelik y su partida de cartas, siempre será uno de los momentos más emblemáticos del cine.
En 2015 ha cumplido 55 años -se estrenó en 1960- y sigue tan fresca, elegante, divertida, melancólica y romántica como entonces. La elocuencia narrativa de Billy Wilder, su espectacular puesta en escena, la fantástica banda sonora firmada por Adolph Deutsch y la brillantez y encanto de sus dos protagonistas la convierten en una delicia absoluta, de esas que hay que revisar, como mínimo, una vez al año. Y como retarata una de las mejores Nocheviejas del cine, no hay mejor momento que recordarla que la última noche del año.

La miserable vida de C.C. Baxter

Apartment 4
En 'El Apartamento'Billy Wilder nos cuenta la historia de C.C. Baxter, un modesto pero ambicioso empleado de una compañía de seguros de Manhattan. Está soltero y vive solo en un discreto apartamento que presta ocasionalmente a sus superiores para sus citas amorosas. Tiene la esperanza de que estos favores le sirvan para mejorar su posición en la empresa. Pero la situación cambia cuando se enamora de una ascensorista, la señorita Kubelik, que resulta ser la amante de uno de los jefes que usan su apartamento.
Las idas y venidas en su apartamento le convierten, a ojos de sus vecinos, en un sinvergüenza manipulador, vividor, deseado por las mujeres de las que se aprovecha, pero nada más lejos de la realidad: Baxter es un tipo sencillo, solitario y taciturno, preocupado por los problemas de los demás, sobre todo, por los de la señorita Kubelik, que no deja de caer en la trampa de su amante, que le promete que dejará a su mujer para quedarse con ella, una y otra vez.
Una trama aparentemente sencilla, pero que en el fondo esconde una complejidad exquisita de inteligentes diálogos y comedia agridulce. La rutina, la bondad y la ingenuidad reflejados en el personaje de C.C Baxter, vértice principal de ese triángulo amoroso, que a pesar de su intentos de evolucionar, conseguir un mejor empleo y conquistar a la chica de sus sueños, se dará cuenta de que para conseguirlo, deberá dejar de ser él mismo, aunque no le guste demasiado quien es.
Apartamento
Con 'El Apartamento', además de enseñarnos que los spaghetti se pueden escurrir en raquetas de tenis, y como en todas sus películas, Billy Wilder habla como nadie sobre el ser humano, sus deseos, aspiraciones y miedos, a través de unos personajes únicos, arquetípicos sí, pero que evolucionan de forma coherente, hacia adelante y sin perder nunca sus objetivos y puntos de vista. Una perfecta construcción y desarrollo de personajes, que hacen que 'El Apartamento' sea una de las películas más sencillas y a la vez, complejas de la historia del cine.
Las excelentes acciones que llevan a cabo estos personajes, no hay que dejar de lado la brillantez de los diálogos que Wilder construye de forma natural y dota de su particular sentido del humor irónico, crítico, mordaz y agridulce que nos regala frases como esta "Si te enamoras de un casado no te pongas rimmel" o diálogos tan frescos como este:
Kubelik: ¿Se ha resfriado, eh?
Baxter: ¿Eh? ¡Sí! Lamentaría pegárselo…
Kubelik: Yo nunca me resfrío.
Baxter: ¿De veras? He estado leyendo una estadística sobre accidentes y enfermedades. El ciudadano neoyorquino entre los veinte y los cincuenta tiene dos resfriados y medio por año…
Kubelik: ¡Qué gran responsabilidad la mía!
Baxter: ¿Por qué?
Kubelik: Porque, como yo no me resfrío, para que no fallen las estadísticas, otro infeliz ha de tener cinco resfriados…
Baxter: ¡Ah, ese infeliz soy yo…!

"Shut up and deal"

The Apartment 30
-Con spoilers-. "No diga más y juegue". Ésta es la última frase que escuchamos en 'El Apartamento'. La dice la señorita Kubelik -interpretada por la brillante, moderna y refrescante Shirley MacLaine-, mientras le da una baraja de cartas a C.C. Baxter, para después quitarse el abrigo y dejar al descubierto el bonito vestido con el que pensaba pasar la Nochevieja con su ya ex-amante y ex-jefe de él. Todo esto como respuesta a la impetuosa declaración de Baxter, que ha dejado su trabajo y está apunto de abandonar la ciudad. Él la mira sin pestañear, coje la baraja y comienda a repartir cartas sin dejar de mirarla.
Él es Jack Lemmon, uno de los mejores actores de la historia, que contruye a su C.C. Baxter de una forma muy física y orgánica, con movimientos y gestos que nos recuerdan tanto como a lo mejor de Buster Keaton como a lo mejor de Charlie Chaplin, y nunca deja que caiga en la caricatura o parodia. El resultado es una de las interpretaciones más románticas, nostálgicas y tiernas sobre la figura del loser y buenazo.
Un final mítico, brillante y único. Mostrado en un único plano, contado en un par de frases y díficilísimo de explicar y transmitir su magia en un texto como este, como ocurre con toda la cinta. Las obras maestras son díficiles de explicar y analizar, porque aparte de lo evidente, hay algo en ellas que parece estar impregnando todos sus fotogrmas para lo que no existen palabras. 'El Apartamento' es una de esas películas y quizás por eso nos fascine tanto y sea tan fácil verla millones de veces.
https://www.espinof.com/criticas/obras-maestras-segun-blogdecine-el-apartamento-de-billy-wilder

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Umberto Eco – De Internet a Gutenberg

Conferencia pronunciada por Umberto Eco el 12 de noviembre de 1996 en la Academia Italiana de estudios avanzados en EE.UU. ...