domingo, 20 de agosto de 2017

SACRIFICIO OFFRET , Andrei Tarkovski. (Película completa y criticas)

"El cine puede tener también un carácter epistémico que incluso nos permita un acercamiento superior a la veracidad empírica respecto a otras formas de percepción 
(Shapiro M.J.)

Sacrificio, cartel




La guerra del fin del mundo
Sacrificio
Offret, 
Andrei Tarkovski.
 Suecia-Reino Unido-Francia, 1986 

Por  Joaquín Juan Penalva

Para alguien a quien le guste el cine, descubrir al realizador ruso Andrei Tarkovski puede suponer un nuevo bautismo en el séptimo arte; como afirma Ángel Sobreviela, "se tiene la sensación de estar asistiendo al redescubrimiento del cine; como si la historia del cine pudiera comenzar de nuevo con películas como El espejo o Sacrificio". Y es que, no en vano, las películas de Tarkovski han estado, hasta fechas muy recientes, al alcance de muy pocos. En cierto modo, Sacrificio (Offret, 1986), su último largometraje, estrenado el mismo año de su muerte, supone una excepción, pero también una buena forma de descubrir toda su filmografía, que consta de ocho largometrajes, un documental y dos cortos. El de Sacrificio es el único guion que Tarkovski escribió sin la colaboración de otro coguionista, quizás porque se trataba de un proyecto personal largamente acariciado que finalmente pudo llevar a cabo en Suecia, en la isla de Gotland, en el mismo lugar donde Ingmar Bergman pasaba largas temporadas. Aunque no lo parezca, Sacrificio es una película sobre el fin del mundo, sobre cómo ese acontecimiento inesperado puede despertar la fe en un personaje como Alexander (Erland Josephson), antiguo actor convertido en intelectual y crítico de arte. Como bien señala Rafael Llano, "Tarkovski evita toda distensión geográfica y temporal de la acción: en Sacrificio, todo sucede en apenas doce horas alrededor de una dacha a unos mismos personajes. La narración respeta escrupulosamente, según Tarkovski, las leyes clásicas de la dramaturgia".



Toda la acción se enmarca en un mismo lugar, y el metraje empieza y acaba en un mismo espacio, junto al lago. Según la interpretación de Carlos Señor, la película se abre con un travelling lateral porque, en ese momento, predomina lo terrenal, mientras que, al final, en un largo plano‑secuencia, vemos cómo la cámara enfoca de cerca el mismo árbol que salía al principio y recorre su tronco y sus ramas secas hacia arriba, en un claro movimiento ascendente que enlaza con la dimensión espiritual del film. El descubrimiento de la fe es el tema principal de la película, algo que no debe extrañar, pues el cine de Tarkovski es fundamentalmente religioso y espiritual, pero de una forma no excluyente, pues admite otras lecturas desde un perspectiva no creyente.

Offret, Sacrificio
Offret, Sacrificio



Nadie ha fotografiado la luz escandinava como Sven Nykvist, el director de fotografía de Bergman, que es capaz de captar las noches blancas como nadie, y que, en Sacrificio, ha logrado acompañar ese presagio del fin del mundo con una continua degradación del color, ausente casi por completo de algunos planos. Sin duda, el tándem Tarkovski-Nykvist ha funcionado a la perfección en su única colaboración, y eso a pesar de que al director ruso le gusta mucho mirar directamente a través de la cámara, algo que a los directores de fotografía no les suele gustar.



En cierto modo, Sacrificio, dedicada a su hijo, con el que, tras su exilio, únicamente pudo reencontrarse al final de su vida, es una suerte de legado espiritual, un auténtico testamento fílmico en el que Tarkovski va recopilando elementos dispersos a lo largo de toda su filmografía: la música (El violín y la apisonadora), la guerra (La infancia de Iván), los iconos (Andrei Rublev), otros mundos (Solaris), el desastre nuclear (Stalker), lo espiritual (El espejo) y la crisis de fe del mundo contemporáneo (Nostalgia).

Sacrificio, fotograma
Sacrificio, fotograma



Sacrificio es una película sobre la ausencia de la espiritualidad en nuestro mundo, un largometraje lírico, una parábola poética en imágenes. Si Eisenstein, en El acorazado Potemkin (1925), situaba al ser humano frente a la Historia, Sacrificio lo sitúa ante Dios. Tarkovski captura la vida como un reflejo, como un sueño. Como todas sus películas, Sacrificio es una exploración sobre la conciencia humana, tal como afirma Carlos Tejeda en la monografía que le ha dedicado al director de Solaris. El suyo es un cine trascendente, filosófico, religioso en el sentido más amplio del término. Como afirma el propio Tarkovski, "es imposible una película en la que en sus planos no se advirtiera el flujo del tiempo". Para conseguirlo, utiliza planos muy largos, en los que se nota fluir el tiempo, ya que los personajes desfilan por delante de la cámara, que se mueve con ellos, que los deja salir de plano, que se acerca, que se recrea, en fin, hasta lograr planos‑secuencia de más de diez minutos.

Sacrificio, de Andrei Tarkovsky
Sacrificio, de Andrei Tarkovsky



Todo el cine de Tarkovski tiene que ver con esa idea de "escribir en el tiempo", de "esculpir en el tiempo", de crear el tiempo necesario sobre la pantalla: "El ritmo cinematográfico está determinado no por la duración de los planos montados, sino por la tensión del tiempo que transcurre en ellos". El sacrificio al que se refiere el título es el del propio protagonista, Alexander, que ofrece todo cuanto tiene a Dios, a un Dios al que ha hablado por vez primera. En ese fuego purificador que aparece al final arde toda su vida anterior, pero poco importa, pues el mundo vuelve a caminar y se ha salvado gracias a un solo hombre, que ahora, en consecuencia, debe cumplir la promesa hecha a Dios y renunciar a todo, incluso a su hijo.



Al cabo, eso es lo que encontramos en Sacrificio, un viaje por el interior de un ser humano, por su espiritualidad recién descubierta. La última escena -el niño que recupera el habla, el árbol seco, el agua del lago, la luz del sol...- cierra una de las filmografías más insólitas de la historia del cine, pero, al mismo tiempo, más coherente e innovadora.


Trailer:

Más....

http://www.elespectadorimaginario.com/pages/junio-2011/criticas/sacrificio.php




PELÍCULA COMPLETA



Offret 
Sacrificio 

Sacrificio (título original en sueco: Offret [sacrificio, víctima, ofertorio, ofrenda]) es una película coproducción anglo-franco-sueca dirigida por el cineasta ruso Andréi Tarkovski.
Fue el séptimo y último largometraje de ese director; el estreno se realizó en el Festival de Cannes el 9 de mayo de 1986, apenas semanas después del desastre nuclear de Chernóbil y apenas ocho meses antes de la muerte de A. Tarkovski quien la filmó mientras padecía un cáncer terminal y falleció el 29 de diciembre de ese año, la dedicó a su hijo Andréi usando la frase: «con esperanza y confianza».
Para entender algunas cuestiones de este filme hay que considerar que se encuentra realizado en uno de los momentos más álgidos de la Guerra fría, es decir cuando se consideraba muy probable un holocausto bélico nuclear a nivel global. Por otra parte en esta película Tarkovski sigue las premisas estéticas de Aristóteles: concentrar totalmente una historia en un solo día solar (es decir desde que sale el Sol hasta que vuelve a salir).





Andrei Tarkovski dijo: El cine es el único arte que trabaja con el concepto de tiempo en sentido literal, acción/corte. La fijación del tiempo es la fijación de la realidad. Conservamos el tiempo, lo guardamos para siempre, pues la función del cine es esculpir el tiempo. El cineasta cincela todo lo superfluo en un bloque de tiempo. De una enorme y sólida masa de vivencias, en el producto final sólo deja lo necesario, lo que sobresale como componente de la imagen en movimiento, una selección de partes o fragmentos que forman una composición, pero la imagen se origina durante el rodaje y existe en la toma; en la sala de edición se rompe el flujo de tiempo, se interrumpe, al tiempo que surgen nuevas cualidades.
El conocimiento del autor y de sus sentimientos de nostalgia de su Rusia natal e inadaptación plena a Europa, el relato extradiegético, según la terminología de Genette, justifica la ausencia, o mínima presencia de una dirección de sentido en su obra, que producen el extrañamiento, ostranenie, que empuja al espectador a una visión crítica y no vegetativa o pasiva (Francisco Javier Gómez Tarín); la pantalla es tan solo un pequeño segmento del conjunto perceptual, del que una parte se ha hecho o se hará explícita a lo largo de la narración, pero donde otra permanece siempre implícita. 




Sinopsis:



Mientras la familia se reúne para celebrar su cumpleaños, el periodista Alexander está afligido por la pérdida de espiritualidad que asola al mundo contemporáneo. Sus temores demuestran estar fundados cuando, durante la fiesta, llega la noticia de un inminente conflicto nuclear: la Tercera Guerra Mundial. El final, definitivo e irreversible, está cerca. Quienes rodean a Alexander en ese momento son su hijo pequeño, recién operado de laringe, un cartero que recurre constantemente a citas de Nietszche, una esposa presa de la angustia, y una criada medio bruja que le convence de que él tiene el poder de redimir al mundo mediante un último sacrificio. 





Comentario



Hay una cosa muy importante que me enseñó este film del gran Andrei Tarkovski: toda elección impone un sacrificio. Hay mucha gente que no quiere entender esto; el cineasta se exilió de su patria y, aunque se sintió decepcionado en occidente y murió pobre y ayudado por sus amigos, que financiaron su tratamiento, nunca pudo volver a pisar su tierra por la que siempre sintió una gran 'nostalgia'. Sacrificio fue la última película que realizó en Europa; fue rodada en Gotland, Suecia, (producida por el Instituto Sueco de Cinematografía ), con un equipo de especialistas muy prestigioso y estrechamente ligado a Bergman, como el cámara Niqvist, y el apoyo del autor sueco. Hoy se puede encontrar en el mercado una edición de lujo compuesta por un opusculo, en el que colaboran Ángel Sobreviela (Prólogo), Lars-Olof Löthwall (Diario de rodaje ) y Rafael Llano (Biografía y Sacrificio, el cine extremo de Tarkovsky ), y tres DVDs: la película Sacrificio (Offrret); making of, que es una obra en sí misma sobre la figura del director, incluyendo fragmentos de entrevistas anteriores, extractos de su libro, Esculpir en el tiempo y declaraciones de personas que le rodearon en su vida; Documental de Kerstin Eriksdotter dedicado a Sven Niqvist, director de fotografía y considerado uno de los grandes maestros de la luz; a Anna Asp encargada de la escenografía y a Erland Josephson, actor-protagonista de la obra.



Tarkovski sufrió enormemente Francoiçe Mitterrand, hacía gestiones cerca del gobierno ruso, para que su hijo Andriushka pudiera reunirse con él. Andrei Andréevich recogió en nombre de su padre los Premios Especial del Jurado, el FIPRESCI y el Ecuménico en el Festival de Cannes de 1986. El autor moría el 29 de diciembre del mismo año. Aunque las autoridades soviéticas propusieron a su viuda que los restos de Tarkovski fueran repatriados a Moscú se opuso, cumpliendo la última voluntad del realizador: No retornaré al país que nos ha hecho sufrir tanto a mí y a los míos. Está enterrado en el cementerio ortodoxo de Sainte-Geneviève-des-Bois, en las afueras de París. Los restos de su mujer, Larissa, descansan junto a él.


Andrei Tarkovsky



Por no poder reunirse con su familia, sufrimiento que se agravó al terminar el rodaje y serle detectado un cáncer de pulmón. Varias iniciativas privadas dieron lugar a diversos comités europeos, que recaudaron fondos para hacer frente al tratamiento médico, al tiempo que el Presidente de la República Francesa, a la sazón 


Desde el principio la muerte comenzó a rondar en la realización de una película que parecía maldita. En el guión inicial su protagonista, víctima de un cáncer, en estado avanzado, ante el temor a perder la vida, y aconsejado por un amigo , Otto el cartero, muy imbuido de ideas relacionadas con la muerte, las apariciones y otros hechos sobrenaturales, que acobardan y debilitan a quien le escucha, le aconseja acudir a casa de su sirvienta María, bruja de profesión, y unirse a ella, como único remedio para su salud. Esta decisión se sustancia en el film con una secuencia onírica, ya presente en otras películas como El espejo o Stalker, en la que los personajes flotan en el aire. Pero la muerte de su actor fetiche, Anatoli Solonintsyn, durante el rodaje de Nostalgia en Italia (1983), a causa del maldito mal, el abandono de su co-guionista, Arkadi Strugatski, por una enfermedad grave, y la aparición de una tos persistente, le hicieron abandonar la idea de referirse al cáncer en la película.




Sustituyó el tormento individual por una enfermedad colectiva. Consiguió hacer su película sin ayuda de Mosfilm, pero el precio que pagó fue alto; no volver a ver jamas a su madre y a la tierra en que nació, creció y jugó . Sus lamentos se oyen ya en Nostalgia; en Sacrificio el protagonista culminará su ofrenda quemando su propia casa, el hogar de su familia y de su querido hijo. Tarkovski comenzaba a desarrollar un pensamiento en defensa del hombre individual frente a la globalización, cuyas consecuencias, afortunadamente para él, no pudo ver; hoy, nosotros somos incapaces de determinar su alcance. Pero si lo que quería decirnos en su obra es que postulaba que el hombre debe participar en la vida, influir en el destino de sus contemporáneos y de su país, sin dejar que sean los políticos profesionales los que decidan por él, creo que no le ha salido bien.



Alexander es un hombre feliz, enamorado de su hijo, al que le ha enseñado a cuidar de un árbol seco,(homenaje a una fábula oriental), que han plantado entre los dos, y echarle , con paciencia, agua todos los días hasta que florezca. De pronto, tras oir en la radio la amenaza de una guerra nuclear, sufre una gran conmoción que le vuelve loco; aconsejado por un amigo Otto decide visitar a la bruja, como hemos dicho antes. A cambio de su salvación deberá ofrecerle el sacrificio de lo que más quiere: su casa y su familia. No convence. La historia inicial era otra, y en ésta nada contribuye a crear ese clima de terror colectivo; hasta la emisión de radio, todos se muestran felices y hasta superficiales y frívolos. Cierto que los pueblos del Norte de Europa vivían atormentados por la posibilidad de una guerra total, que lleva a un personaje de Los comulgantes, Jonas Persson, al suicidio, pero este hecho estaba mejor contextualizado en la obra de Bergman; o la película de Kurosawa Vivir en el miedo. En la escena central de Sacrificio el personaje principal se viste con un kimono, antes de llevar a cabo una acción tan radical como la del protagonista del film del japonés. Como consecuencia de esta acción ambos son internados en un psiquiátrico. Pero el personaje de Tarkovski, a diferencia de los de Bergman o Kurosawa, se autoexcluirá como víctima propiciatoria de un sacrificio para que el mundo cambie su rumbo y se puedan evitar las terribles consecuencias que teme, acercándose a la figura de El Quijote de Cervantes, o el Príncipe Mishkin de Dostoyevski, que se reafirman en su fe o ingenuidad , provistos de nobles intenciones. Don Quijote, el Príncipe Mishkin y Alexander creen que la sociedad mirará las acciones que ellos emprenden como una suerte de espejo, en el que se refleje una realidad distinta de la que percibe diariamente en las vidas cotidianas.







La ineficacia de sus acciones les hace aparecer como dementes e incapaces de adaptar sus ideas y comportamiento a la lógica del mundo. Como ya ocurre en Nostalgia su sacrificio de abandonar casa y familia, y al perro que tanto quiere, se ve defraudado cuando llega a occidente y comprueba que se da la misma situación que en su país, aunque en una atmósfera de mayor bienestar material, lo que le entristece aún más. También en Europa existen ensueños colectivos, amparándose en los cuales la gente se hace irresponsable en su actuación individual...Esa idea de que son todos iguales: el panadero, el barman, el cineasta, todos semejantes frente a los impuestos. Por eso Bergman se ha ido. Porque somos iguales solamente ante Dios, no ante los demás.El sacrificio realizado por Alexander, aplicando la filosofía de Kierkegaard, puede ser interpretado como un acto religioso, que en el momento de mayor pánico hace a Alexander, hombre agnóstico, postrarse en el suelo y orar, prometiéndole que sacrificará lo que más quiere si interviene para detener la guerra.





Con el estallido del conflicto cambia la atmósfera de la película, iluminada tenuemente por la noche boreal, que tan bien conocen los rusos del Norte; nadie mejor que Sven Niqvist para capturar la luz de las noches blancas, con un virtuosismo absoluto, un mínimo de luz. Otro padecimiento para Niqvist fue tener que acostumbrarse al movimiento continuo de la cámara, esos largos travellings que se convierten en planos-secuencia, cámaras moviéndose de costado, zoom de avance y retroceso incorporados en los travellings o con cámara fija, cambiando varias veces de enfoque dentro de un mismo plano y que responden a la idea de Tarkovsky de esculpir en el tiempo.En la sección nocturna, tanto la iluminación como la combinación de sucesos y objetos en un mismo plano de tiempo alcanza un punto magistral en las secuencias de imaginería onírica; el cineasta ruso es el maestro del cine como sueño y del sueño que se hace realidad (Bergman). En Sacrificio somos transportados despiertos al mundo de los sueños por esa apabullante secuencia en que una multitud corre confusa y muda por las calles de una ciudad, como aterrorizadas hormigas a las que acaban de destruir el hormiguero. De hecho, cuando vimos retransmitidas por las cadenas de televisión de todo el mundo, las escenas de las calles de Nueva York, el día 11 de septiembre, nos acordamos de inmediato de la pesadilla rodada por Tarkovski en Sacrificio, y supimos que él se había anticipado a la imaginería real del fin del mundo empírico y actual, que estaba ocurriendo ante nuestros ojos en Manhattan (Rafael Llano).




Tomado de http://www.cinelodeon.com/2016/08/sacrificio-andrei-tarkovsky.html




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