viernes, 15 de septiembre de 2017

Poemas de Octavio Paz

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Octavio Paz Lozano fue un destacado escritor y diplomático nacido durante la Revolución en Ciudad de México el 31 de marzo de 1914, y fallecido en la misma ciudad el 19 de abril de 1998. Dadas las actividades políticas del padre, que lo mantenían fuera de casa por largos períodos, su crianza estuvo a cargo de su madre, una tía y su abuelo paterno, novelista que influyó mucho en sus primeros contactos con la Literatura. Su variada vida profesional abarcó desde la participación en la Embajada de México en la India hasta la docencia en numerosas universidades estadounidenses.
Su obra, influenciada desde temprano por poetas europeos de la talla de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, comprende tanto denuncias de carácter social como análisis de naturaleza existencial. Entre sus poemarios destacan "Libertad bajo palabra" y "Salamandra". El ensayo "La búsqueda del comienzo" es un buen ejemplo de su encuentro con el surrealismo en Francia. A su extensa y rica producción literaria deben sumarse las traducciones, como ser su versión en español de "Antología de Fernando Pessoa", sobre poemas del escritor portugués. Su estilo se ha transformado a lo largo de los años, producto de la apertura mental e ideológica del escritor, que nunca dudó en experimentar y adaptarse a las nuevas tendencias.



Biografía de Octavio Paz

Nació el 31 de marzo de 1914 en Mixcoac (Distrito Federal de México). Era nieto del escritor Irineo Paz, y la biblioteca de su abuelo, fue la primera en mostrarle las obras culturales más representativas. Su padre era Octavio Paz, que había participado en la Revolución Mexicana.
Octavio Paz
De pequeño, se mudó con su familia a Estados Unidos, donde comenzó sus estudios.
La sangre revolucionaria legada por su progenitor, se manifestó en su participación en los levantamientos estudiantiles, que lograron la autonomía de la Universidad de México, en 1929.
Su primer poema "Cabellera", lo publicó a la edad de 17 años. A partir de esa época, comenzó la creación y colaboración con revistas literarias, siendo la primera "Barandal", y luego, "Cuadernos del Valle de México".
En 1933, apareció su primer poemario "Luna Silvestre".
En 1937, ocupó el cargo de profesor rural en Yucatán, donde contrajo enlace con la escritora Elena Garro. Ese año viajó a España, durante la Guerra Civil Española, y participó junto a su esposa en el Congreso de Escritores Antifascistas celebrado en Venecia, publicando "Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre España", "Perfil del Hombre" y "No pasarán". De esa época data su contacto con el poeta Pablo Neruda.
Regresó a México en 1938, y colaboró en la creación del diario "El Popular", siendo su redactor jefe. Ese mismo año, fundó la revista "Taller", en colaboración con Efraín Huerta y Rafael Solana, donde pudieron expresarse jóvenes escritores españoles exiliados en México.
En 1939 publicó "A la orilla del mundo" y "Noche de resurrecciones".
En 1940, junto a Xavier Villaurrutia fundó la revista "El hijo pródigo".
La poesía inglesa llegó a su conocimiento a través de un viaje que realizó a Estados Unidos en 1944, al serle concedida la beca Guggenheim.
Entre 1946 y 1952, fijó su residencia en París, al ingresar al servicio Exterior Mexicano. Allí, conoció varias personalidades como André Bretón y Albert Camus. Sus ideas, bajo tales influencias se inclinaron hacia posiciones antimarxistas y surrealistas. En este período nacieron las siguientes obras: "Libertad bajo palabra" (1949), "Piedra de sol", "El laberinto de la soledad" (1950), "¿Águila o sol?" (1951) y en 1956 "El arco y la lira".
El pensamiento oriental, de gran influencia en su creación le fue revelado a través de sus viajes a la India y Japón que realizó en 1951 y 1952, respectivamente.
En 1955, fundó "Poesía en voz alta", grupo que consolidó con la colaboración de Leonora Carrington, Juan Soriano y Juan José Arreola. Colaboró con la "Revista mexicana de literatura" y con "El corno emplumado".
En 1956 escribió una obra de teatro: "La hija de Rapaccini". Ese mismo año fue galardonado con el premio Xavier Villaurrutia.
Regresó a Francia en 1960, y en 1962, fue nombrado embajador de México en la India. De este período, pueden destacarse: "Salamandra" y "Ladera este".
En 1965, publicó un ensayo dedicado a cuatro poetas destacados: Luis Cernuda (español), Fernando Pessoa (portugués), Ramón López Velarde (mexicano) y Rubén Darío (nicaragüense).
Octavio Paz
En 1966 y 1967, respectivamente, surgen "Puertas al campo" y "Corriente alterna".
El 2 de octubre de 1968, se produjo en México la matanza de estudiantes, y esto motivó su renuncia al cargo de embajador como acto de protesta.
Regresó a México en 1971, donde creó la revista "Plural".
Publicó un poema en prosa "El mono gramático", posteriormente "Los hijos del limo" (1974), "Pasado en claro" (1975) y en 1976, nace la revista "Vuelta", de gran difusión y prestigio.
En 1979, surge una obra política "El ogro filantrópico".
En 1981 se lo condecoró con el Premio Cervantes.
En 1982 publicó "Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe", en 1983 "Tiempo nublado" y "Sombras de obras", en 1984 "Hombres en su siglo", en 1987 "Árbol adentro", en 1990 "Pequeña crónica de grandes días" y "La otra voz", distinguiéndoselo en ese año con el Premio Nobel de Literatura.
Entre 1991 y 1995 surgen: "Convergencias", "Al paso", "La llama doble", "Itinerario" y "Vislumbres de la India".
Tras una larga enfermedad, falleció en la ciudad de México, el 20 de abril de 1998.


Más allá del amor

Todo nos amenaza: 
el tiempo, que en vivientes fragmentos divide 
al que fui 
del que seré, 
como el machete a la culebra; 
la conciencia, la transparencia traspasada, 
la mirada ciega de mirarse mirar; 
las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la yerba, 
el agua, la piel; 
nuestros nombres, que entre tú y yo se levantan, 
murallas de vacío que ninguna trompeta derrumba. 

Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas, 
ni el delirio y su espuma profética, 
ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan. 
Más allá de nosotros, 
en las fronteras del ser y el estar, 
una vida más vida nos reclama. 

Afuera la noche respira, se extiende, 
llena de grandes hojas calientes, 
de espejos que combaten: 
frutos, garras, ojos, follajes, 
espaldas que relucen, 
cuerpos que se abren paso entre otros cuerpos. 

Tiéndete aquí a la orilla de tanta espuma, 
de tanta vida que se ignora y se entrega: 
tú también perteneces a la noche. 
Extiéndete, blancura que respira, 
late, oh estrella repartida, 
copa, 
pan que inclinas la balanza del lado de la aurora, 
pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida.

mau chalard

Tus ojos
Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.

tu nombre mau chalard
Acabar con todo

Dame, llama invisible, espada fría, 
tu persistente cólera, 
para acabar con todo, 
oh mundo seco, 
oh mundo desangrado, 
para acabar con todo. 

Arde, sombrío, arde sin llamas, 
apagado y ardiente, 
ceniza y piedra viva, 
desierto sin orillas. 

Arde en el vasto cielo, laja y nube, 
bajo la ciega luz que se desploma 
entre estériles peñas. 

Arde en la soledad que nos deshace, 
tierra de piedra ardiente, 
de raíces heladas y sedientas. 

Arde, furor oculto, 
ceniza que enloquece, 
arde invisible, arde 
como el mar impotente engendra nubes, 
olas como el rencor y espumas pétreas. 
Entre mis huesos delirantes, arde; 
arde dentro del aire hueco, 
horno invisible y puro; 
arde como arde el tiempo, 
como camina el tiempo entre la muerte, 
con sus mismas pisadas y su aliento; 
arde como la soledad que te devora, 
arde en ti mismo, ardor sin llama, 
soledad sin imagen, sed sin labios. 

Para acabar con todo, 
oh mundo seco, 
para acabar con todo.

acabar con todo mau chalard

Dos cuerpos
Dos cuerpos frente a frente 
son a veces dos olas 
y la noche es océano. 

Dos cuerpos frente a frente 
son a veces dos piedras 
y la noche desierto. 

Dos cuerpos frente a frente 
son a veces raíces 
en la noche enlazadas. 

Dos cuerpos frente a frente 
son a veces navajas 
y la noche relámpago. 

Dos cuerpos frente a frente 
son dos astros que caen 
en un cielo vacío.

dos cuerpos mau chalard
Cuerpo a la vista
Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo:tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar,tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas,tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada,sitios en donde el tiempo no transcurre,valles que sólo mis labios conocen,desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos,cascada petrificada de la nuca,alta meseta de tu vientre,plata sin fin de tu costado.
Tus ojos son los ojos fijos del tigrey un minuto después son los ojos húmedos del perro.
Siempre hay abejas en tu pelo.
Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojoscomo la espalda del río a la luz del incendio.
Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcillay en tus costas, inmensas como los arenales de la luna,el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises
la noche de los cuerpos,como la sombra del águila la soledad del páramo.
Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano.
Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma,cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro,boca del horno donde se hacen las hostias,sonrientes labios entreabiertos y atroces,nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible(allí espera la carne su resurreccióny el día de la vida perdurable)
Patria de sangre,única tierra que conozco y me conoce,única patria en la que creo,única puerta al infinito.mau chalard cuerpoA través
Doblo la página del día,
escribo lo que me dicta
el movimiento de tus pestañas.

Mis manos
abren las cortinas de tu ser
te visten con otra desnudez
descubren los cuerpos de tu cuerpo
Mis manos
inventan otro cuerpo a tu cuerpo.

Entro en ti,
veracidad de la tiniebla.
Quiero las evidencias de lo oscuro,
beber el vino negro:
toma mis ojos y reviéntalos.

Una gota de noche
sobre la punta de tus senos:
enigmas del clavel.

Al cerrar los ojos
los abro dentro de tus ojos.

En su lecho granate
siempre está despierta
y húmeda tu lengua.

Hay fuentes
en el jardín de tus arterias.

Con una máscara de sangre
atravieso tu pensamiento en blanco:
desmemoria me guía
hacia el reverso de la vida.

a traves mau chalard

Bajo tu clara sombra
Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo un cuerpo como día derramado y noche devorada; la luz de unos cabellos que no apaciguan nunca la sombra de mi tacto; una garganta, un vientre que amanece como el mar que se enciende cuando toca la frente de la aurora; unos tobillos, puentes del verano; unos muslos nocturnos que se hunden en la música verde de la tarde; un pecho que se alza y arrasa las espumas; un cuello, sólo un cuello, unas manos tan sólo, unas palabras lentas que descienden como arena caída en otra arena....
Esto que se me escapa, agua y delicia obscura, mar naciendo o muriendo; estos labios y dientes, estos ojos hambrientos, me desnudan de mí y su furiosa gracia me levanta hasta los quietos cielos donde vibra el instante; la cima de los besos, la plenitud del mundo y de sus formas.
mau chalard beso
Decir, hacer
Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

mau chalard manos

Tendida y desgarrada
Tendida y desgarrada,
a la derecha de mis venas, muda;
en mortales orillas infinita,
inmóvil y serpiente.

Toco tu delirante superficie,
los poros silenciosos, jadeantes,
la circular carrera de tu sangre,
su reiterado golpe, verde y tibio.

Primero es un aliento amanecido,
una oscura presencia de latidos
que recorren tu piel, toda de labios,
resplandeciente tacto de caricias.

El arco de las cejas se hace ojera.
Ay, sed, desgarradora,
horror de heridos ojos
donde mi origen y mi muerte veo,
graves ojos de náufraga
citándome a la espuma,
a la blanca región de los desmayos
en un voraz vacío
que nos hunde en nosotros.

Arrojados a blancas espirales
rozamos nuestro origen,
el vegetal nos llama,
la piedra nos recuerda
y la raíz sedienta
del árbol que creció de nuestro polvo.

Adivino tu rostro entre estas sombras,
el terrible sollozo de tu sexo,
todos tus nacimientos
y la muerte que llevas escondida.
En tus ojos navegan niños, sombras,
relámpagos, mis ojos, el vacío.

poemas de octavio paz

Tu nombre
Nace de mí, de mi sombra, amanece por mi piel, alba de luz somnolienta.
Paloma brava tu nombre, tímida sobre mi hombro.mau chalard amorPalpar Mis manos abren las cortinas de tu ser te visten con otra desnudez descubren los cuerpos de tu cuerpo Mis manos inventan otro cuerpo a tu cuerpo.

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