sábado, 30 de septiembre de 2017

“Las ciudades no deberían ir más rápido que las bicicletas”

Sí, Iván Illich, un sacerdote católico austriaco, un pensador que en los setenta creó una manera completamente nueva de entender el mundo moderno.
Alertó sobre los peligros del capitalismo salvaje.
Fue crítico, pero imaginó otra manera de organizar la sociedad.
Predijo la crisis actual.
...Con escalofriante exactitud. Se dio cuenta de que hay algo en la manera de concebir nuestras ideas sobre el desarrollo y el crecimiento económico que termina consiguiendo los efectos opuestos a los que se propone originalmente.
Léase fomentar el bienestar, el empleo y la igualdad.
Algo pasó en el camino que los medios se salieron de control y los fines se convirtieron en fines en sí mismos; de manera que ahora ser libre es más bien adecuarse al sistema tecnológico.
Decía que las universidades idiotizan.
Porque, pasado cierto umbral, en ese ir superando exámenes y obteniendo credenciales uno tras otro se pierde de vista el objetivo original que es aprender y la educación en sí misma pasa a un segundo plano, y con ella la igualdad.
¿Qué alternativa propone Illich?
Proveer a todo el mundo de las herramientas para que pueda aprender cualquier conocimiento de la manera y al ritmo que cada quien se proponga. El modelo sería la biblioteca ­pública.
Siempre existirá el más listo y el más rico.
Lo que Illich denuncia precisamente es que suele coincidir que el que saca mejores califi­caciones es el que de por sí ya estaba más ­beneficiado socialmente. Critica que se creen estamentos que por el solo hecho de pertene-cer a ellos otorguen una autoridad social desproporcionada.
“La medicina enferma”, defendía.
Decía que la medicina institucionalizada ha consolidado un monopolio profesional de médicos que son quienes tienen el control sobre el diagnóstico y la terapia de las enfermedades.
...No parece una crítica pertinente.
Lo que Illich proponía era potenciar las capacidades de sanar que históricamente estaban repartidas en las comunidades en lugar de concentrarlas todas en los médicos y hospitales.
...
Además, más allá de cierto umbral de desarrollo, los tratamientos médicos pueden provocar más sufrimiento del que son capaces de curar. En EE.UU. el gasto médico se va multiplicando y la gente no está más sana. No se trata de descartar los avances, sino de potenciar esos avances en una situación más descentralizada.
“Los automóviles devoran el tiempo”.
En los años setenta Ilich hizo un cálculo: cuanto más rápidos son los transportes, más tiempo dedican los ciudadanos a transportarse, y proponía la velocidad de la bicicleta (25 kilómetros por hora) como el umbral óptimo de eficiencia.
¡Es una locura!.
Tenía en cuenta no sólo el tiempo invertido en traslados, también el que invertimos trabajando para poder pagar el coche, el seguro, la gasolina, las reparaciones, los impuestos, las enfermedades causadas por la contaminación….
Entiendo.
Defendía más deliberación pública, que cada sociedad debía encontrar su umbral de intolerancia. Hoy las grandes capitales están apostando por la bicicleta. ¡Se adelantó medio siglo!.

La modernidad quería conseguir una sociedad más habitable e igualitaria…

Estaba en la base de sus valores, sin embargo ha creado nuevas jerarquías. La omnipresencia de la economía lo ha convertido todo en mercancía. Nuestro concepto de economía se basa en la escasez y en la manera más eficiente de asignar recursos que son escasos, ahí radica el error.
¿En ponerle precio a todo?
La escasez es una categoría ideológica que no es cierta. Para Illich existe otro espacio alternativo a esa idea de la economía como un algo que todo lo impregna, y son las actividades no retribuidas que sirven para mejorar la existencia, porque los seres humanos tienen una capacidad innata para hacer y crear, sólo es necesario que se produzcan las condiciones para que se desarrollen. Hay que revalorizar las relaciones.
¿Menos es más?

Eso dice ahora la nueva economía. Pero en nuestra sociedad necesitamos más másters, medicamentos, objetos, más velocidad…

Hasta el infinito y más allá.
No tiene fin. Somos presa de falsas creencias, como la idea de que los problemas que crea el mundo moderno (desigualdad, contaminación, deterioro medioambiental, polarización social…) se solucionan con más modernidad, con más desarrollo y crecimiento económico.
La huida permanente hacia delante.
Illich proponía que la solución está en poner ­límites a lo que entendemos por desarrollo. Límites moldeados por la política.
¿Entendiendo por política la deliberación social?
Sí, que la forma en que se organiza la educación, la salud o el transporte no sea sólo un tema de “expertos” sino de toda la comunidad. Una sociedad más habitable se basa en el respeto a la realidad comunitaria.
Democracia participativa real.
La democracia liberal representativa se ha convertido en un obstáculo para la voluntad popular. Abogaba por un individualismo igualitario.

http://institutomz.com/nuevo/2013-09-20-18-23-11/coordinador-general-del-instituto-mz/4142-las-ciudades-no-deberian-ir-mas-rapido-que-las-bicicletas

Lorem ipsum is simply dummy text of the printing and typesetting industry.