miércoles, 23 de agosto de 2017

PAUL AUSTER ( 4 libros completos,frases y Dossier)



En casi todos mis libros, el final es algo que se abre a otra cosa, una cosa nueva. Se abre al episodio siguiente, a un paso que no aparece en el libro pero que el libro sugiere. Un paso de un libro o un paso de la vida: es lo mismo. Si el personaje no esta muerto, su vida continúa.
Paul Auster

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Su obra

Paul Auster es, por excelencia, el escritor del azar y de la contingencia; como no cree en la causalidad, persigue en lo cotidiano las bifurcaciones surgidas por errores o acontecimientos aparentemente anodinos. Esto sucede en La trilogía de Nueva York, en La música del azar, y sobre todo en Leviatán, en su excepcional escena central. Su estilo es aparentemente sencillo, gracias a su trabajo y conocimiento de la poesía, pero esconde una compleja arquitectura narrativa, compuesta de digresiones, de metaficción, de historias en la historia y de espejismos (El cuento de Auggie Wren). También describe existencialmente la pérdida, la desposesión, el apego al dinero, el vagabundeo (en El palacio de la luna, cuyo personaje central se llama Marco Stanley Fogg, en una especie de unión de estos tres grandes viajeros). También se cuestiona la identidad, en especial en la La trilogía de Nueva York en la que uno de sus personajes (que no es el narrador) se llama como él; en Leviatán, en la que el narrador tiene sus iniciales (Peter Aaron) y conoce a una mujer llamada Iris (anagrama de su esposa Siri); o en La noche del oráculo, donde un personaje se llama Trause (anagrama de Auster). La enfermedad, el mimo en la descripción de los objetos de papelería, la metaliteratura son señas de identidad recurrentes que se dan en su obra. Ha sido criticado en diversas ocasiones​ por su abuso del azar en su obra de lo que se defendió en las entrevistas contenidas en el libro Dossier Paul Auster, editado por Anagrama.
https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Auster



paul auster - Biblioteca Digital de Cuba

bdigital.bnjm.cu/docs/libros/.../LA%20INVENCION%20DE%20LA%20SOLEDAD.p...



de P AUSTER - ‎Citado por 50 - ‎Artículos relacionados
PAUL AUSTER. LA INVENCIÓN. DE LA SOLEDAD. EDHASA. Título original: The Invention of Solitude. Traducción de M. Eugenia Ciocchini. Primera edición: .

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Auster, Paul - Leviatán - Biblioteca Digital Tamaulipas

bibliotecadigital.tamaulipas.gob.mx/archivos/descargas/4f6ca71ab_leviatan.pdf



también por Anagrama, Paul Auster ha confirmado plenamente su gran calidad de ... Leviatán es quizá la novela más hermosa de Paul Auster” (Catherine ..



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Untitled - Paul Auster   El Palacio de la Luna




paul-auster.com/pdf/4321-Paul-Auster-Excerpt.pdf - Traducir esta página
Names: Auster, Paul, 1947– author. Title: 4 3 2 1 : a novel / Paul Auster. Other titles: Four, three, two, one. Description: First edition. | New York : Henry Holt and ...





AUSTER PAUL - El Libro De Las Ilusiones.pdf - Google Drive


https://drive.google.com/file/d/0B5ErbE8P5ZPpaS1veWRxcWR5eG8/edit
la causa de su desgracia. CHATEAUBRIAND. Page 3 of 333. AUSTER PAUL - El Libro De Las Ilusiones.pdfAUSTER PAUL - El Libro De Las Ilusiones.pdf.


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El azar de Paul Auster explicado 
por la teoría de los universos paralelos


¿Y si ciertas coincidencias y hechos curiosos se debieran a pases entre universos paralelos? Una hipótesis, como tantas otras, científicamente improbable pero poéticamente bella.


Cristian Vázquez 
1
En un libro muy breve titulado El cuaderno rojo, de 1992, Paul Auster narra trece historias muy breves y supuestamente verídicas. En todas, él es el protagonista. Y en todas desempeña un papel fundamental uno de los motivos más recurrentes en la obra de este autor: las coincidencias, el azar.
En la octava de las historias, Auster cuenta que tres años antes encontró una carta en su buzón. El destinatario era un tal Robert M. Morgan, de Seattle. La carta había sido devuelta porque, en la dirección indicada, no vivía nadie llamado así. Auster creyó que se trataba de un error, pero al observar el remitente leyó su propio nombre y su dirección, impresos en una etiqueta (“una de esas etiquetas que se pueden encargar en paquetes de doscientas y que se anuncian en las cajas de cerillas”). Auster jura que nunca encargó unas etiquetas así.
La carta, mecanografiada, decía ser una respuesta a una misiva previa de Morgan para Auster. Escrita “en un estilo rimbombante y pretencioso, plagado de citas de filósofos franceses y rebosante de vanidad y autosatisfacción”, elogiaba a Morgan por las ideas que había desarrollado sobre un libro de Auster en un curso universitario. “Era una carta despreciable —lamenta el escritor—, la clase de carta que jamás se me hubiera ocurrido escribirle a nadie, y, sin embargo, estaba firmada con mi nombre”.
Un amigo le hizo ver que quizá no se trataba de que alguien estuviera haciéndose pasar por él, sino un ejemplo de “arte por correo”: un lector que quería enviar sus comentarios a Auster y que, en vez de hacerlo directamente, se la manda a un supuesto Robert Morgan para que Auster la reciba al ser devuelta. Suena retorcido, es cierto, pero no parece más retorcido que la existencia de alguien que escribía cartas haciéndose pasar por él y hasta mandó a imprimir etiquetas con su nombre y su dirección.
Dice Auster que tiene pocas esperanzas de resolver el misterio. Y concluye con este párrafo:
“Lo que no acabo de entender de mi propia actitud es que nunca he tirado la carta, aunque sigue dándome escalofríos cada vez que la miro. Un hombre sensato la habría tirado a la basura. En vez de eso, por razones que no comprendo, la conservo en mi mesa de trabajo desde hace tres años, y he dejado que se convirtiera en un objeto más, permanente, entre mis plumas, cuadernos y gomas de borrar. Quizá la conservo como un monumento a mi propia locura. Quizá sea el medio de recordarme que no sé nada, que el mundo en el que vivo no dejará nunca de escapárseme”.
2
El relato de Auster me recordó a un cuento de Adolfo Bioy Casares: “La trama celeste”, que da título al libro del que forma parte, publicado en 1948. En el cuento, el capitán Morris, un aviador del ejército argentino, sale a probar un nuevo modelo de aeroplano. Tras ejecutar una serie de maniobras que nunca antes había hecho, pierde el conocimiento. Se despierta en un hospital. Para su sorpresa, no lo reconoce nadie, ni siquiera sus amigos. Cuando sale a la calle, descubre que la ciudad es la misma, pero algo distinta (“tuvo la impresión de estar en un Buenos Aires sobrenatural y siniestro”).
Le permiten volver a volar y, al ejecutar las mismas maniobras, sucede lo mismo. Morris despierta en un hospital. En apariencia, todo ha vuelto a la normalidad. Pero solo en apariencia. A partir de ciertos datos que no tenemos espacio para detallar aquí (entre los cuales hay un anillo), el narrador —un amigo del piloto— descubre la verdad: existen infinitos mundos, muchos de los cuales son casi idénticos, con ligeras variantes, entre sí. En muchos de esos mundos, el aviador Morris salió a probar el avión y ejecutó las nueva maniobras. Tales maniobras son como un pase mágico que lleva el avión de una realidad a la otra.
3
Las teorías acerca de múltiples mundos y universos paralelos son muy antiguas. El propio Bioy, en su cuento, cita a Cicerón, quien en sus Primeras Académicas, ya en el año 45 a. C., esgrimía algunas ideas al respecto. Y la ficción se ha servido de ellas en innumerables ocasiones. No deja de ser curioso, sin embargo, que “La trama celeste” adelante de un modo tan preciso la Interpretación de los Mundos Múltiples, hipótesis formulada por Hugh Everett en 1957 según la cual existen muchísimos o infinitos mundos que albergan cualquier realidad que podamos imaginar.
Se trata de cuestiones de la física que son extremadamente complejas. Y no me meteré en berenjenales de los que apenas creo entender dos o tres cosas. Sólo diré que una de las ideas científicas más alucinante de la actualidad, la teoría de cuerdas, postula la existencia de diez dimensiones, en lugar de las escasas tres de nuestro mundo conocido. Esas dimensiones extras podrían permitir la existencia de cosas que nos suenan tanto a ciencia ficción: entre ellas, los universos paralelos.
La película Interstellar, de 2014, una de las mejores que nos ha deparado la ciencia ficción en los últimos tiempos, juega un poco con estos asuntos. Cada vez que leo o escucho hablar de la teoría de cuerdas, recuerdo los hilos de luz entre los que flota Matthew McConaughey, como si quisiera tocar un arpa gigante para enviar acordes a través del espacio-tiempo. Quienes hayan visto la película recordarán la importancia de la biblioteca; la revista Wired revela algunos de los libros que la componen y que ofrecen claves de la trama; uno de ellos es Labyrinths, la antología con que los lectores anglosajones conocieron a Jorge Luis Borges. Como bien se ha señalado, la obra de Borges ha sido de gran influencia no solo en esta, sino también en otras películas de Christopher Nolan, como Memento e Inception. Los cuentos fantásticos más emblemáticos de Borges, incluidos en Labyrinths, corresponden a los años cuarenta, los mismos en que su gran amigo Bioy escribía los de La trama celeste.
(En una escena de Lost, por cierto, Sawyer leía La invención de Morel, la novela más emblemática de Bioy. En ese momento todos vimos la alusión a la isla, claro, pero ¿no estarían Lindedof, Abrams y compañía también hablándonos de aviones y tramas celestes y universos alternativos?)
4
Me voy por las ramas, pero a todos esos senderos que se bifurcan me conduce Paul Auster y la carta que dice haber hallado en su buzón un día de 1989. Él imaginó a un impostor o un bromista. Un amigo suyo supuso la existencia de un admirador un poco rebuscado. Yo, la de un pase entre otra dimensión y la nuestra.
En esa otra dimensión, Paul Auster es un autor vanidoso y autosatisfecho que ha enviado a imprimir etiquetas con su nombre y su dirección y que responde las cartas de sus lectores con un estilo pretencioso y rimbombante. De alguna forma, esa carta pasó a nuestro mundo. Quizá viajaba en un avión cuyo piloto realizó la misma maniobra del capitán Morris y terminó de este lado, donde el tal Robert M. Morgan, el destinatario de la carta, no existe. Esto explicaría, de paso, el extravío de millones de cartas a lo largo de la historia de la correspondencia. Alguien objetará: ¿dónde están entonces todos los demás envíos llegados por error desde otros universos? Los depósitos del correo podrían tener la respuesta.
Por eso, no me extraña que Auster, aun sin entender por qué, no tirara la carta a la basura. Sería como si Coleridge hubiera tirado a la basura la flor que trajo consigo desde un sueño. Quizá todos los objetos extraños que se cruzan en nuestro camino, en hechos que solemos atribuir al azar o a las meras coincidencias, nos llegan desde algún universo paralelo. Y tal vez las cosas que nosotros hemos perdido las atesoran otras personas, quién sabe en qué mundo.

(Buenos Aires, 1978) es periodista y escritor. Ha publicado la novela breve Támesis (2007) y el libro de cuentos Partidas (2012).





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FRASES DE PAUL AUSTER 

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La vida es simultáneamente trágica y cómica, al mismo tiempo absurda y profundamente significativa.



   

Un hombre debe vivir el presente y ¿qué importa quién eras la semana pasada, si sabes quién eres hoy?


   
No hay una sola realidad, cabo. Existen múltiples realidades. No hay un único mundo. Sino muchos mundos, y todos discurren en paralelo... Cada mundo es la creación de un individuo.
  
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Descubrió que el verdadero sentido del arte no era crear objetos bellos. Era un método de conocimento, una forma de penetrar en el mundo y encontrar el sitio que nos corresponde en él, y cualquier cualidad estética que pudiera tener un cuadro determinado no era más que un subproducto casual del esfuerzo de librar esta batalla, de entrar en el corazón de las cosas.

   
El que confía en imbéciles, termina comportándose como un imbécil.

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Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justícia.

   
Hablar verdaderamente con alguien es abrazarlo, y en cuanto cruzamos las primeras palabras tuve la sensación de que habíamos empezado a hacer el amor.

   
Los escritores somos seres heridos. Por eso creamos otra realidad.

  
Lo real siempre va más allá de lo que podamos imaginar.

   
La verdadera vida tiene lugar en nuestro interior.

   
Un momento después me sentí lleno de dudas, y al instante siguiente empecé a dudar de aquellas dudas.

   
No es que escribir me produzca un gran placer, pero es mucho peor si no lo hago.

   
Escribir una comedia ayuda a poner las cosas en perspectiva. El mundo ha ido de tragedia en tragedia, de horror en horror, pero los seres humanos seguimos existiendo, enamorándonos y hallando alegría en la vida.

   
Un libro no acabará con la guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero puede alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas.

   
No puedes poner los pies en la tierra hasta que no has tocado el cielo.

   
Toda vida es inexplicable me repetía. Por muchos hechos que cuenten; por muchos datos que se muestren, lo esencial se resiste a ser contado.

   
Crear personajes no es una acción gratuita, es algo que entraña una responsabilidad, y eso es lo que abordo en la novela. ¿Qué significa dar vida a un ente de ficción? Lo paradójico, creo yo, es que, si el libro que se escribe es bueno, las criaturas imaginarias estén destinadas a tener una vida mucho más larga que la de su creador.


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Paul Auster


Auster enlazó sus siguientes obras plasmando en ellas episodios tomados de su propia vida, aunque sin intención autobiográfica. El Palacio de la Luna (1989) le valió la consagración internacional. La música del azar (1990) fue llevada al cine en 1993 por el director Philip Haas. En Tombuctú (1999), protagonizada por un perro llamado Mr. Bones, se encuentran motivos recurrentes de sus creaciones: el hijo sin padre, la fuerza de los recuerdos y el poder de la casualidad. Brooklyn Follies (2006) relata la historia de un hombre que sobrevive a un cáncer de pulmón y decide volver al Brooklyn de su infancia, para buscar "un lugar tranquilo donde morir".

Leviatán (1992), Mr. Vértigo (1994), El libro de las ilusiones (2003), La noche del oráculo (2004), y Viajes por el Scriptorium (2007) son otros de sus títulos destacados. En 1998 publicó un libro de memorias, A salto de mata, que describe sus años de aprendizaje, justo antes de que el éxito entrara en su vida. En 2006 recibió el premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Junto a la mezcla de fantasía y realidad, el uso de los elementos policíacos y la fusión entre modernidad y tradición, otra de las características de la narrativa de Auster es su combinación elementos propios de la literatura con los del cine. Pero su vinculación con el séptimo arte es aún mayor. En 1998 se estrenó como director con la película Lulú on the bridge. Auster afrontó el reto de rodarla después de su experiencia como guionista en Smoke (1994) y de codirigir Blue in the face(1995).


Fotograma de La vida interior de Martin Frost
Para esta primera aventura cinematográfica como director llevó a la pantalla un guión en el que se encuentran sus constantes literarias: el azar, la capacidad salvadora del amor, la búsqueda de la identidad, el mito literario y la soledad de la vida actual. En su reparto contó con actores de la talla de Harvey Keitel y Mira Sorvino.
En el Festival de Cine de San Sebastián de 2007, la figura de Auster estuvo presente por partida doble: como presidente del certamen en su 55ª edición y como director que presentó (aunque fuera de concurso) su nueva película, La vida interior de Martin Frost (2007).

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/auster.htm
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Paul Auster en 10 libros imprescindibles






Autor de un universo cruzado de azares y preguntas por la identidad, Paul Auster acaba de cumplir 70 años. Poeta, narrador, guionista y director de cine, ha publicado una treintena de libros, entre ensayos, memorias, cuentos, guiones y novelas. Aquí una selección de los esenciales.

La invención de la soledad

Cuando Paul Auster se enteró de que su padre había muerto, en 1979, comenzó a escribir lo que más tarde daría forma a su primera obra en prosa: La invención de la soledad (1982). El libro se divide en dos partes: Retrato de un hombre invisible, una reflexión acerca de la relación de Auster con su padre y sobre una confusa tragedia del pasado que influenció su carácter, y El libro de la memoria, donde Auster confronta su papel de hijo con su propia paternidad y su soledad.

La trilogía de Nueva York

Publicada en el año 1987, recoge tres de las primeras novelas de Paul Auster: Ciudad de cristal (1985), Fantasmas (1986) y La habitación cerrada (1986). En la primera historia, Ciudad de cristal, una llamada nocturna interrumpe el sueño del protagonista, Quinn, escritor solitario de literatura policial. Desde el otro lado del teléfono, una voz desconocida pregunta por el detective Paul Auster. El escritor decide hacerse pasar por el investigador y tomar el caso, que lo conduce a una historia repleta de enigmas con Nueva York como laberinto y escenario.
En Fantasmas un detective privado y el hombre al que tiene que vigilar juegan al escondite en un claustrofóbico universo urbano. Y en La habitación cerrada, el protagonista se ve confrontado a los recuerdos de un amigo de la infancia, cuando la mujer de éste le escribe una carta explicándole que su marido ha desaparecido misteriosamente.

El cuaderno rojo

Ciudad de cristal nació de una anécdota vivida por Paul Auster: un día recibió por error la llamada de un desconocido que intentaba comunicarse insistentemente con la agencia de investigación Pinkerton; tras finalizar la llamada, Auster se preguntó qué hubiera ocurrido si se hubiese hecho pasar por un detective de la agencia, y se puso a escribir una historia. Otras anécdotas como esta se pueden leer en El cuaderno rojo (1993), libro que agrupa relatos en los que el autor narra historias vividas por él o por algún cercano, vinculadas con sus creaciones literarias.

El Palacio de la Luna

Publicada en 1989, es la obra que le valió la consagración internacional a Auster. Elegida por la revista francesa Lire como la mejor obra publicada en aquel año, en ella están presentes los elementos que definen el universo del autor: protagonistas escritores que viven en Nueva York, con historias que se entrelazan por el azar con la de otros personajes, que van en búsqueda de su identidad o que atraviesan una profunda crisis personal.
Marco Stanley Fogg es un joven que vive en EEUU de los años 60, década marcada por la llegada del hombre a la Luna. La soledad lo lleva progresivamente a la indigencia. Cuando conoce a Kitty Wu, de quien se enamora, Marco empieza a trabajar para un viejo pintor paralítico y escribe su biografía, que éste quiere legar a su hijo, al que no llegó a conocer. Tras un largo periplo que lo lleva hasta el Oeste y bajo el influjo omnipresente de la Luna, Marco descubrirá los misterios de su origen y la identidad de su progenitor.

La música del azar

La música del azar (1990) parte como una novela de carretera. Es la historia de Jim Nashe,  quien tras ser abandonado por su esposa y heredar una modesta fortuna de su padre, compra un auto y comienza un recorrido de un año por EEUU, adicto a la velocidad y con una profunda sensación de desarraigo. Cuando ya casi no le queda dinero, hace un trato con un joven jugador profesional de póker, Jack Pozzi, a quien le ofrece ser su socio y enfrentar en el juego a dos millonarios. A partir de aquí, la novela se interna en el dominio de la literatura gótica. Nashe y Pozzi penetran en un ámbito sutilmente terrorífico, y la morada de los millonarios se convertirá en una peculiar prisión, cuyos ilusorios límites y leyes deberán descubrir.
La novela fue llevada al cine en 1993, bajo la dirección del estadounidense Philip Haas.

La noche del oráculo

Es protagonizada por el escritor Sidney Orr, quien se recupera de una enfermedad con el peor pronóstico. Un día, aún débil y desconcertado, compra un cuaderno azul portugués que le seduce y le devuelve los deseos de escribir. Así enfrenta nuevamente el desafío de la página en blanco. El misterioso cuaderno le inspira una historia que se cruzará con la suya a lo largo de la novela. Auster salta de la historia de Sid a la que Sid escribe en el cuaderno azul, que parece mágico: todo lo escrito allí se asemeja a lo que finalmente ocurre en la realidad. La noche del oráculo (2003) es una novela que ofrece reflexiones sobre el amor, el deseo y el destino, y está repleta de referencias literarias a las influencias del autor,  entre ellas Wells, Hammett y Dostoievski.

La historia de mi máquina de escribir

El año 2000, Paul Auster cumplía 20 años de relación con su máquina de escribir marca Olympia, con la cual escribió gran parte de su obra y a la que nunca quiso reemplazar. Ese mismo año publica La historia de mi máquina de escribir como un homenaje a ella. La narración que Auster escribió sobre su vieja máquina es acompañada de dibujos que el pintor Sam Messer realizó de la Olympia, logrando, según el mismo Paul Auster, “convertir un objeto inanimado en un ser con una personalidad, con una presencia en el mundo”.

El libro de las ilusiones

Auster escribe en El libro de las ilusiones (2002) sobre otra de sus pasiones, el cine. Es la historia de David Zimmer, un profesor de literatura que perdió a su familia en un accidente aéreo y cayó en una profunda depresión alcohólica, que lo lleva al borde del suicidio. Hasta que un día se ríe por primera vez en muchos años, cuando ve un cortometraje mudo del cómico Héctor Mann, actor que tuvo un fugaz pasaje por Hollywood y que desapareció sin dejar rastro en circunstancias poco claras. Zimmer encuentra así un motivo para dejar atrás su decaimiento y empieza a recorrer los archivos fílmicos de EEUU, Inglaterra y Francia, donde se encuentran las únicas 12 películas de Mann, de quien planea escribir un libro: El mundo silencioso de Héctor Mann.

Diario de invierno

Es una de las últimas entregas de Paul Auster. En Diario de Invierno (2012) el autor vuelve a escribir sobre sí mismo. A los 65 años, el escritor mira hacia atrás para componer sus memorias a partir de distintos episodios de su vida, desde la infancia ala adultez. Episodios que le marcaron: cómo defendía su origen judío a golpes  y los ataques de pánico que sufrió tras la muerte de su madre.
Diario de invierno es una de las publicaciones más íntimas de Auster, donde se retrata como un hombre que aún sueña con conversaciones con su padre muerto y se pregunta cada día, cuántas veces más despertará por las mañanas.

Ensayos completos

Una obra imprescindible para conocer el imaginario del autor. Ensayos completos (2013) reúne en casi 800 páginas prácticamente toda la producción de no ficción del escritor neoyorquino: historias verdaderas, prefacios, ensayos, entrevistas y otros textos donde Auster detiene sus reflexiones en diferentes aspectos del ambiente que lo rodea. Un lugar especial ocupan sus lecturas sobre Franz Kafka, Knut Hamsun, Louis Wolfson, Laura Riding, Georges Perec, Paul Celan y Samuel Beckett
SOBRE EL AUTOR:
Paul Auster (me puede)

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