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- Así oró en su soneto Teresa de Ávila, en un sabio destello de arte iluminado,pero, la atribución a Santa Teresa de Jesús no se sostiene porque la mística abulense no supo manejar los metros largos; tampoco puede atribuirse a San Francisco Javier ni a San Ignacio de Loyola, porque de ellos no se conserva obra poética alguna estimable. Montoliú, por otra parte, defiende la tesis de que el autor del soneto pueda ser Lope de Vega. Queda pero que es un sabio destello de arte iluminado.
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El tema del soneto es el ideal cristiano de la abnegación sin retribución alguna.
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- No me mueve, mi Dios, para quererte
- el Cielo que me tienes prometido
- ni me mueve el Infierno tan temido
- para dejar por eso de ofenderte.
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- Tú me mueves, Señor. Múeveme el verte
- clavado en una cruz y escarnecido;
- muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
- muévenme tus afrentas, y tu muerte.
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- Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
- que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
- y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.
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- No me tienes que dar porque te quiera,
- pues, aunque lo que espero no esperara,
- lo mismo que te quiero te quisiera.
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