lunes, 18 de mayo de 2020

Federico Nietzsche vaticinó “dos siglos de nihilismo”



CLAVES PARA COMPRENDER EL TEXTO EL SECRETO

 "En la Fedra de Platón, Sócrates se lamentaba del desarrollo de la escritura. Temía que, según las personas comenzaran a confiar en la palabra escrita como sustituto del conocimiento que antes llevaban dentro de las cabezas, en palabras de uno de los personajes del diálogo, “dejaran de ejercitar su memoria y se hicieran olvidadizas”. Y como podrían “recibir una cantidad de información sin instrucción adecuada”, se les “considerara muy conocedores cuando la mayoría es bien ignorante”. Estarían “llenas de la presunción de sabiduría en lugar de verdadera sabiduría”. Sócrates no se equivocaba —la nueva tecnología muchas veces tuvo los efectos que temió—, pero fue miope. No podía prever las muchas formas en que la escritura y la lectura servirían para extender la información, estimular ideas nuevas y expandir el conocimiento (cuando no la sabiduría) humana. La llegada de la imprenta de Gutenberg en el siglo XV provocó otra ronda de rechinamiento de dientes. Al humanista italiano Hieronimo Squarciafico le preocupaba que a disponibilidad fácil de los libros condujera a pereza intelectual, haciendo a los hombres “menos estudiosos” y debilitando sus mentes. Otros aducían que los libros y publicaciones impresas baratas socavarían la autoridad religiosa, degradarían el trabajo de eruditos y escribas y extenderían la sedición y el libertinaje. Como observa el profesor de la Universidad de Nueva York Clay Shirky: “La mayoría de los argumentos que se opusieron a la imprenta fueron correctos, incluso proféticos.”

Nicholas Carr


El impulso tendente a buscarle un sentido a la experiencia, a conferirle forma y orden, es evidentemente tan real y acuciante como la más familiar de nuestras necesidades biológicas».
    CLIFFORD GEERTZ

«Los seres humanos no podrían soportar una vida carente de sentido».
    CARL JUNG

Las condiciones actuales permiten una difusión del conocimiento a gran escala. Las ediciones de los textos sagrados de las diversas tradiciones son asequibles en todas las lenguas modernas. La interpretación de los símbolos la difusión de prácticas espirituales, y los estudios históricos se ha enriquecido enormemente gracias al aporte de tantos investigadores de las últimas décadas. Ciertamente ante tal profusión de información, se requiere la serenidad del lector que indague en su propio ser para que el conocimiento llegue al lugar correspondiente y alimente el alma.


 «Uno lee y lee, y cree entender lo que lee. De cuando en cuando, cae como por un agujero en una frase nueva…, mas, una vez alcanzado el nivel de entrega adecuado, se acostumbra a todo» Jung Ulisses

Por cierto, los antiguos mitos, antes de ser libros, fueron tradiciones orales y, antes aún, fueron “cosas vistas u oídas” por aquellos sabios que pudieron entrever resquicios del Sentido en medio de la orfandad humana.



Trátase entonces de una profecía que anuncia al “Dios venidero”, pero no como aquello que adviene desde afuera, sino como aquello que se descubre y se realiza en la profundidad del alma. 


Jung propuso que todos nacemos con un inconsciente colectivo. Este inconsciente contiene un conjunto de recuerdos e ideas compartidas, con los que todos podemos identificarnos, independientemente de la cultura en la que nacimos o el período de tiempo en el que vivimos. No podemos comunicarnos a través del inconsciente colectivo, pero reconocemos algunas de las mismas ideas de manera innata, incluidos los arquetipos.

Por eso, desde la teoría de Carl Jung se entiende "lo inconsciente" que habita en nosotros como una composición de aspectos individuales y colectivos. Esta parte secreta de nuestra mente tiene, por así decirlo, un componente heredado culturalmente, una matriz mental que da forma a nuestra manera de percibir e interpretar las experiencias que nos ocurren como individuos.
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Los arquetipos y el inconsciente colectivo

Los arquetipos son la forma que le es dada a algunas experiencias y recuerdos de nuestros primeros antepasados, según Jung. Esto implica que no nos desarrollamos de manera aislada al resto de la sociedad, sino que el contexto cultural nos influye en lo más íntimo, transmitiéndonos esquemas de pensamiento y de experimentación de la realidad que son heredados.


«El camino lleva al amor mutuo de la comunidad. Los hombres verán y sentirán la similitud y lo común de sus caminos». ( Liber Primus , Prólogo, p. 172)

La frontera entre la prehistoria y la historia viene dada por la invención de la escritura. Se piensa que este hito extraordinario de la humanidad tuvo lugar en Sumeria y en Egipto hace unos 5500 años, en torno al 3500 a. C. El desarrollo de culturas sedentarias que necesitaban una organización social compleja hizo a sumerios y egipcios tener que anotar los recuentos de la producción agrícola y ganadera, cada vez mayores por las innovaciones tecnológicas. La escritura es una de las creaciones más geniales de la humanidad.

El alfabeto en sentido moderno nació en Fenicia. Aunque los egipcios tenían signos alfabéticos, su escritura también incluía signos silábicos e ideográficos, por lo que no era exclusivamente alfabética. En torno al 1500 a. C. surge la llamada «escritura protosinaítica», aparentemente alfabética, pero solo en el 1000 a. C. tenemos un alfabeto plenamente desarrollado, el fenicio. El alfabeto griego procede del fenicio.

Johannes Gutenberg (1398-1468), nacido en Maguncia (Alemania), ha pasado a la historia como el inventor de la imprenta, una de las revoluciones tecnológicas más importantes de la historia, ya que permitió agilizar la difusión del conocimiento y de las ideas.


La Universidad de Bolonia, fundada el año 1088 en esta ciudad del norte de Italia, seguida por Oxford, París, Cambridge y Salamanca (en 1218).

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