sábado, 11 de noviembre de 2017

Vendrá la muerte y tendra tus ojos - y el suicidio

"El hecho de que la vida no tenga ningún sentido
es una razón para vivir, la única en realidad"
Cioran 

"Vivo únicamente porque puedo morir cuando
quiera: sin la idea del suicidio, hace tiempo
que me hubiera matado."
Cioran 
 "Todo lo que existe nace sin razón, se prolonga 
por debilidad y muere por casualidad".
Jean Paul Sartre 
"Pavese quería darnos con su diario un testimonio 
del antiguo lado trágico de la vida humana 
del cual nadie escapa",
 Calvino.

 "Todo el problema de la vida es éste: cómo
 romper la propia soledad, cómo comunicarse con otros",
C.Pavese
                 
       
                               

                      
                            

                              
                              

Más conocido como cantante -tal vez fuera la figura más compleja no ya de la canción francesa, sino de la universal- Leo Ferré fue también el último de los poetas malditos que diera la lengua de Baudelaire. Cantantes que animaban los establecimientos donde bebían los existencialistas"
http://www.elmundo.es/elmundolibro/2002/10/20/anticuario/1034959929.html


-"La voz de la canción popular" italiana, de 63 años, se arrojó desde un balcón y murió al ser trasladada en helicóptero hacia el hospital-
 3 de abril de 2004
                               

                                

jueves, 9 de noviembre de 2017

Tres cartas de André Breton Rafael Vargas ( Tres libros)

De Simone Kahn, primera esposa de André Breton, se sabe poco en México, pues cuando éste vino a nuestro país, en 1938, su compañera era la pintora Jacqueline Lamba, y entre nosotros es su nombre el que suele asociarse al de Breton luego de tan difundida visita.
Nacidos en 1897, Breton y Simone (su primera gran pasión amorosa) se conocieron a los 23 años de edad, en junio de 1920, en los jardines de Luxemburgo, y se casaron poco después de cumplir los 24, el 15 de septiembre de 1921.

Rafael Vargas
22 DICIEMBRE, 2016

https://cultura.nexos.com.mx/?p=11759
kahn
Simone, hija de un banquero de Estrasburgo que había hecho una considerable fortuna con el caucho, nació en Perú en mayo de 1897, y llegó a París con su familia en 1899. Ésta se preocupó por brindarle una educación refinada —rasgo que deslumbró a Breton y que se hace palpable a través de las cartas que él le dirige.



De entre todas las mujeres cercanas al grupo surrealista, ella era la única con voz y voto en las reuniones, y la única que colaboró en el primer número de La Revolución Surrealista (1924). Como es fácil adivinar, gran parte de las cartas que Breton le envía tratan de asuntos relativos al movimiento surrealista y brindan un sinnúmero de atisbos a la vida y las actividades de sus integrantes. Pero, sobre todo, permiten asomar al lado más íntimo de Breton, ver al joven que expresa sus dudas y sus contradicciones de manera absolutamente candorosa y abierta.

Las tres cartas que presentamos son apenas una muestra modesta de lo que entrega la correspondencia. Su elección responde a que se trata de cartas especialmente significativas. La carta fechada el 15 de julio de 1920 es la primera que Breton le envía a Simone, un par de semanas después de conocerla. La segunda, fechada el 16 de septiembre del mismo año, muestra al joven Breton en la cresta de la emoción amorosa, como lo corrobora al citar el hermoso poema de Rimbaud. Y la tercera, escrita el 9 de agosto de 1928, es interesante para el lector mexicano porque en ella se refiere a Jorge Cuesta, que en esos días se encuentra en París, enviado por su familia con la esperanza de apartarlo de Guadalupe Marín, a la que conoció un año antes y con quien sostiene un sonado amorío (Cuesta regresará a México para casarse con ella poco tiempo después).

Es notable la manera en que Breton se refiere a Cuesta, porque cuando éste recuerda sus encuentros con el poeta surrealista se describe a sí mismo como una suerte de salvaje balbuciente que apenas logra decir algo con su pobre francés; en cambio, Breton habla de él con evidente simpatía (de ella será testimonio también el ejemplar del Segundo Manifiesto del Surrealismo que Breton le entregará a Cuesta en 1938, cuando se reencuentren en México, con la sencilla dedicatoria: “A Jorge Cuesta, homenaje amistoso. André Breton”). Es una lástima que Cuesta no haya realizado el propósito que la carta de Breton menciona.

***

En una hoja de papel membretado de
La Nouvelle Revue Française,1 Paris
35 & 37, rue Madame, Fleurus 12-27

15 de julio de 1920

Señorita,2 no bien la había dejado cuando me di cuenta de mi olvido. ¿Puedo pedirle que mañana por la tarde me traiga el cuaderno de Jacques Rigaut?3 Confío en que no la habré hecho pasar un rato demasiado desagradable.

Me quedé pensando en la distinción que usted hace entre “amar” y “querer” a alguien.

Esta mañana me asombra haber confesado este gusto por lo extraño: después de todo, nada hay menos seguro. Hay varias maneras de traicionarse y creo que siempre empiezo por dar de mí lo que no soy.

Su opinión sobre Tzara4 me duele —a pesar de que las razones que usted me da me parezcan excelentes. No se puede contar para nada la elegancia interior.

Ciertamente, verla me produce un gran placer; gracias por haberlo adivinado.

André Breton

Escrito en el sobre: Mademoiselle Simone Kahn,
83, avenue Niel, Paris XVIIe
Matasellos de correo: 15-7-20

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Man Ray - Simone Kahn Breton (1925)


***



Escrito en papel membretado de la 
BRASSERIE LUTETIA,
27 rue de Sevres, Paris VIIe

Miércoles [jueves] 16 de septiembre, 11 hrs. [1920]

Simone, ya no sé… ¿Le dije que es usted ahora todo para mí? No encontraba las palabras ayer por la mañana. Sin embargo esta fe (más que confianza) que le he declarado de prisa, es lo más cierto que existe. Quizás usted habrá notado que a través de mis rodeos yo no intentaba sino que comprendiera una sola cosa. Aquello que es único y —creo— feliz en mi caso, es lo que, de entrada, le hizo sentir miedo. Si yo no hubiese proyectado la gran duda que usted sabesobre todo, me parece que no le estaría develando por completo mis formas de sentir. Habría algo en lo que usted no sabría cómo situarse. Así, por el contrario, nada está más equilibrado y usted dispone de mí totalmente. ¿Comprende el significado de este compromiso que deseaba adquirir hacia usted? No soy nada, si se quiere verlo así, pero lo poco que tengo se lo ofrezco con felicidad. Felicidad, ¿es eso lo que quise decir? Simone, días como los que acabo de vivir abren tales perspectivas que es un crimen hablar. Que eso me haya sido posible, he ahí lo que me perturba infinitamente. Hubo momentos únicos que se imponía reservar a las lágrimas. No sé, renuncio a hacerme una idea de aquello en lo que me convertía en tales momentos. Me tomaría un largo tiempo explicar cómo un par de ojos, una mano, pueden concentrar [en] un minuto todo aquello que lo ha cautivado a uno en el universo. Desde hace dos días estoy, por usted, bastante más allá de lo posible y lo soñado. Es necesario escribir y héme aquí, delante de la puerta abierta sobre la rotonda que apenas vislumbro, pensando en la omnipotencia de semejantes talismanes. Apenas me está permitido decir hasta qué punto ya no soy el mismo. Todavía con timidez me acerco a esta tierra maravillosa en fusión. Nada queda allí de lo que alguna vez fui. No quedan sino soles; cierro los ojos.

Me equivoco al no pensar más que en usted y extender este paraíso a la sola reflexión. Cuán acertada ha sido en llamar mi atención hacia aquello que la rodea. Prefiero a su amiga antes que a todos mis amigos.

Tuve la loca ocurrencia de creer que usted no me olvidaría totalmente durante este mes, todavía la tengo. Me falta suficiente sentido crítico para escribir con seriedad: “la locura…”. Temores, ay, ya no tengo; se los he revelado todos a usted.

Simone, ¿ama usted de veras eso de perdidamente?

Dejaré París mañana por la noche después de haberle escrito otra carta. (Usted no tendrá tiempo más que para enviarme una nota a Lorient [en Bretaña]…)

¿Ha leído el maravilloso poema de Rimbaud llamado “Realeza”?5 Yo lo vivo.

André



***
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Simone Kahn Breton & Denise Levy (1929)


En papel membretado
LA RÉVOLUTION SURRÉALISTE

París, viernes [¿jueves?] 9 de agosto de 1928

Pequeña y querida Simone del país de las hadas, debo comenzar por preguntar si  tengo bien su dirección. El telegrama dice: “Finalmente Cerbère Hotel Bel Horizonte Po cansado …”. ¿Po? ¡Me daría miedo llegar a un lugar con un nombre tan espantoso! ¿Es bello? ¿Es un buen lugar? ¿El auto en el que viajó le sirvió bien en el camino? No lo parecía cuando la vi partir por la Avenida Junot. ¿Cómo están los niños? ¿Y usted, pajarita mía, sempiterna luz de bengala, bella flecha de papel de chocolate?

El calor es siempre chocante. Para tener una sola idea clara habría que mirar todo el día el fondo de un balde de hielo. Me limitaré a darle parte de algunas noticias que corresponden a estos días.

El lunes cené con Desnos y sus amigos, un cubano y un mexicano. Este último es encantador y cuenta historias maravillosas sobre su país. Decididamente es allí donde habría que vivir si no hubiésemos ya vivido tanto. Es un joven que se llama Cuesta. Regresará a la Ciudad de México dentro de dos semanas.6

Fanny Beznos7 fue detenida el sábado pasado al salir de una reunión en el auditorio del Circo de París. Vestía el uniforme color caqui de la “guardia joven” y sin duda ya te habrás enterado de que se realizaron 1,850 detenciones, incluidas las de todos los miembros de la A.R.A.C.8, encargada, como de costumbre, de asegurar el orden. Ella era miembro del Partido desde hacía unos seis meses. Había renunciado a cualquier otra actividad profesional, destruido los manuscritos de sus poemas, y dispersado hasta el último de sus queridos libros. Era secretaria de la Guardia joven y, como tal, estaba muy vigilada. Eso dio lugar a su expulsión de Francia el martes por la mañana (ella era rusa), aunque no hubo en total más que 8 expulsiones (no digo devoluciones). La llevaron a la frontera belga y ahora debe de encontrarse, sin recursos, en Bruselas, en espera de que se le deporte a Besarabia, su país de origen. Esto es lo que supe a través de un amigo suyo que vino a buscarme y que me ha pedido que hiciera todo lo posible para que ella pudiese regresar. Pero no hay ninguna posibilidad. Sin embargo, rogué a Tual que se ocupara de ver el caso y le escribí a Nougé9 para que se pusiera en contacto con ella.

La señora Lanux10 llamó hace rato para preguntar cuánto nos debe. No sabía yo si eran 4,500 o 5 mil. Le dije que te lo preguntaría. ¿Quieres decírmelo pronto?, o mejor aún, respóndele tú misma. Escríbele a: “La Grande Lande, en Noirmoutier”.

No hay noticias de Noll. Ayer, durante la cena con Edouard Loeb,11 me enteré de que debía 8 mil francos a Goemans.12 Y supe por Gengenbach que había pedido prestado a un estadunidense, en nombre de la galería y especificando que yo no debería saberlo, 5 mil francos.

Jacques Baron estuvo de paso por París esta mañana. La carta que me llegó el día de tu partida era de él, no de la señora Politzer. Era para decirme que todo marchaba bien (?), cosa que me confirmó muy brevemente al mediodía. No pude verlo más de cinco minutos antes que se fuera a la Bretaña. Calcula quedarse tres días y luego regresar a Itxassou después de verme. Creo que ha sido la llegada en licencia militar (¿) de Politzer,13 la que lo ha ahuyentado, aunque éste, al parecer, ha sido muy correcto y muy amable. No sé más. Según parece, Politzer ha manifestado la intención de verme con frecuencia a su regreso. Baron tiene la intención de quedarse allí todo el invierno si, como es probable, la señora P., enferma, se ve obligada a permanecer allí. Parece estar encantado.

Tengo que cenar esta noche con Vailland.14 ¡Qué lata! Apenas me recupero de la cena de ayer en un restaurante ruso del Barrio Latino (a 6,50 F. el cubierto). Una invitación deliciosa. Y ni se tocó el tema del collage de Miró. Afortunadamente Cuesta estaba allí. Se propone traducir Nadja al español.

Te adjunto un correo que llegó la noche del lunes para Janine, una carta-tarjeta y algunos otros papeles de los que no entiendo gran cosa. ¿Que hace falta pagar? Te envío 179,50 francos al Argus (en vez de 324,5o).

He ahí, querida, los pocos asuntos que tienen importancia. No leo mucho. Hace demasiado calor. Jugamos un rato a las canicas y luego también a los retratos.15 Hice buscar durante más de dos horas el que correspondiera a la letra T.

Pienso en usted al cerrar un ojo, después los dos.

Niña linda, me hace falta que me escribas. Lamento no poder tocarte un hermoso disco que se llama “Bibi la Rousti”.16 Pienso en usted muy seriamente, le envío un bello abanico de pensamientos útiles con un varillaje hecho de pequeños sueños superfluos, todos en torno de usted.

Luego la beso con enorme dulzura.

Escrito en el sobre: Madame André Breton,
Hôtel Bel Horizon, Cerbère (Pyrénées-Orientales)
Sello de correos : 9-8-28



***



Presentación y traducción de Rafael Vargas

1 En marzo de 1920, Paul Valéry ayudó a Breton a obtener un trabajo administrativo en la NRF. Allí se encargó de corregir las pruebas de galera de Le Côté de Guermantes, de Marcel Proust.

2 El primer encuentro de Simone Kahn  y André Breton ocurrió a finales de junio de 1920, cuando Simone se encontraba con Theodore Fraenkel y su novia Blanca Makles, en un sendero de los jardines de Luxemburgo.

3 “Recibí una carta de ese tal Breton que me gustó mucho, te pido que me cuentes de él”. (Carta de Jacques Rigaut a Simone Kahn  escrita el 18 de agosto de 1920. “Correspondencia de Jacques Rigaut con Simone Kahn”, en Jacques Rigaut, Écrits, Gallimard, 1970).

4 22 de enero de 1919, la primera carta de Breton a Tristan Tzara: "Hoy es en usted en quien se concentra toda mi atención …". Citado por Michel Sanouillet en el libro Dada en París, Jean-Jacques Pauvert, 1965, p. 440.

5 Este poema, que forma parte de Iluminaciones fue publicado por primera vez en el número 5 de la revista La Vogue, el 13 de mayo de 1886.

6 Breton se refiere a Jorge Cuesta (1903-1942). Véase el ensayo de Carmen Vásquez en el libro Robert Desnos le poète libre (Indigo, París, 2007), que sitúa a Desnos, amigo de Alejo Carpentier (el cubano al que Breton alude), en el medio latinoamericano de Montaparnasse.

7 Beznos, Fanny, una joven a la que Breton conoció en el mercado de pulgas. Cf. Nadja, Folio, Gallimard, 1972, p. 64. Dos poemas de ella aparecieron en La R.S., número 9-10, del 1º octubre de 1927.

8 Asociación Republicana de Antiguos Combatientes.

9 Paul Nougé (1895-1967) es, con Magritte, el primer animador del surrealismo en Bélgica. En 1925 firmó la declaración La Révolution d’abord et toujours.

10 Nacida como Elizabeth Eyre, la señora Lanux era esposa de Pierre de Lanux. “Aragon vive una apasionada relación con Eyre de Lanux”. Cf. Aragon, Lettres à André Breton, op. cit., p. 43.

11 Édouard Loeb (1897-1984) dirigió con su hermano gemelo la galería Pierre, en la rue Bonaparte, en París, en la cual tuvo lugar la primera exposición surrealista el 13 de noviembre de 1925.

12 Camille Goemans (19oo-1960), surrealista belga. Se instaló en París en 1925. Abrió en la rue de Seine una galería con su nombre en la que se realizó la primera exposición consagrada al collage, presentada por Aragon (La Peinture au défi).

13 Georges Politzer (1903-1942), miembro del grupo “Filosofías” que, a finales de 1925, se unirá al grupo de la revista Clarté y constituirá con él y los belgas de la revista Correspondance un comité paritario.

14 Roger Vailland fue uno de los fundadores del Grand Jeu, desacreditado durante la histórica sesión del 11 de marzo de 1929, por haber elogiado en la prensa al prefecto de policía Chiappe. Cf. “À suivre. Petite contribution au dossier de certains intellectuels révolutionnaires”, Variétés, Le Surréalisme en 1929, Éditions Variétés, 1929.

15 Juego de los retratos chinos, muy en boga entre los surrealistas.

16 “Bibi la Rousti”, es el título de un disco de Dranem (1869-1935), un cantante cómico, actor teatral y cinematográfico de nacionalidad francesa cuyo repertorio de canciones humorísticas lo convirtieron en una de las grandes estrellas del café-concert. Breton, Paul Éluard y otros surrealistas lo admiraron.


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Imre Kertész: Vivir o morir después de Auschwitz (PREMIO NOBEL)

Luis Bugarini
kertesz
Parte de las últimas premiaciones del Nobel de literatura, si bien acertadas por la indiscutida calidad de los autores, no ha generado apenas interés en los lectores. Ya se ha vuelto una bomba atómica que explota en octubre, inunda las librerías de títulos que meses después se convierten en otro lastre bibliográfico para sacrificio en las mesas de remate. Este ha sido el caso de Doris Lessing, Mo Yan o Alice Munro, al menos, premiaciones celebradas por los asiduos que ya los leían de antes, capaces de generar interés en el corto plazo, pero que no logran insertarse en un segmento específico del lector promedio. Caso diferente es el de Imre Kertész (1929-2016), cuyo rescate literario de su experiencia primeramente en el campo de concentración de Auschwitz, para luego ser trasladado a Buchenwald, generó una aproximación indispensable para acercarse a uno de los hechos más lamentables de la Historia reciente.


En un balance a quemarropa, es posible afirmar que la literatura húngara es una de las menos exploradas en el ámbito hispanoamericano. Tristemente, no es la única. Su desconocimiento figura no sólo a nivel de investigación erudita sino también por lo que respecta a incursiones editoriales por parte de sellos hispanoamericanos. Esta carencia tiene repercusiones a un nivel más elemental: los lectores ávidos de explorar narrativas remotas se enfrentan a un muro de poca visibilidad editorial. El mundo europeo pareciera terminar en Alemania, Austria e Italia, mientras una sombra se posa sobre Escandinavia, los países del Báltico, Polonia, Hungría, República Checa, Rumania, Bulgaria y los Balcanes, para renacer parcialmente en San Petersburgo, Moscú y Odesa. El otorgamiento del Nobel a un escritor de una lengua periférica, si tiene la fuerza y el talento necesarios, puede lograr que los lectores se asomen a sus libros y, con suerte, a esa tradición literaria.

Liquidación (2003), al igual que sus anteriores trabajos —Sin destino (1975), Fiasco (1988) o Kaddish por el hijo no nacido (1990) —, proponen excursión a las fuentes de la maldad, encarnada en la Solución Final que le costó la vida a millones de seres humanos (en su mayoría judíos aunque igualmente había comunistas, disidentes, homosexuales, etc.). Es una novela que subrayo por encima del resto de su obra, por su alejamiento del asunto del campo de concentración para internarse en la ficción pura. El argumento de Liquidación: un escritor se suicida con una sobredosis de morfina; un colega suyo, escritor en ciernes, se da a la tarea —con los característicos matices de la obsesión patológica— de rastrear el manuscrito de una novela de aquél, sobre la que alguna vez le escuchó hablar y que, a su juicio, podría ser una obra maestra de la literatura contemporánea. Es la historia de un manuscrito perdido. Las complicaciones aparecen: el autor de la novela (cuyo manuscrito sí existió), muy al estilo de Kafka, pide que la quemen a su muerte. La destrucción se lleva a cabo y el intento de rescate resulta infructuoso; de este modo, se pierde una obra central de un escritor semidesconocido y, a la par, la vida de su creador. Es un relato de pérdidas.

Los vericuetos del suicidio, de la voluntaria tarea investigadora del amigo, así como las conjeturas sobre el posible contenido de la novela perdida, dan el marco para que el autor desarrolle los tópicos de su narrativa: el sinsentido de la existencia humana, la imposibilidad de entablar relaciones humanas desprovistas de intereses y el autor como responsable frente a sus propias creaciones. Entre líneas, se lee lo siguiente: ¿Qué tanto un autor es dueño de sus obras? ¿Hasta qué punto le pertenecen? ¿Hasta dónde llega su derecho a manipularlas o incluso a destruirlas? ¿Cuál es el lugar de la posteridad en el pensamiento del creador, si es que alguno tiene?

Kertész regresa una y otra vez a los hechos de su adolescencia, tal y como lo hicieron en su momento Bernhard o Borges, quienes dirían que se pasaron la vida escribiendo el mismo libro. Liquidación es una reformulación inteligente de la historia que se narra en Sin destino(1975), novela con la cual diera cuenta de su experiencia como interno en el campo de concentración. La reelaboración no resulta tediosa, pues aborda el drama desde una perspectiva reflexiva. Los juegos estilísticos que utiliza Kertész apenas varían: cambios imprevistos de voz narrativa, monólogo interior, saltos de escenario y flashback de múltiples personajes: los mecanismos frecuentes de la narrativa moderna. El relato deriva polifónico, desconcertante y laberíntico.

Al igual que Albert Camus, que abre El mito de Sísifo (1942) con una declaración sobre la importancia del suicidio, Kertész desbroza la estructura narrativa de Liquidación y siembra sus teorías acerca del acto —siempre voluntario— de vivir o de no hacerlo. El suicidio de B., el autor de la enigmática novela que aparece sugerida en Liquidación, planteado como un acto filosófico, abre la puerta al debate y la carta que éste deja a su amante, podría considerarse como una de las defensas más arrebatas del acto de quitarse la vida. Junto al cuerpo yaciente de B. sólo aparece una hoja titulada: “¡NO OS ENFADÉIS! ¡BUENAS NOCHES!”. En un párrafo se lee lo siguiente: “Deseo de todo corazón mi aniquilamiento. No sé por qué he tenido que desgranar esta larga vida cuando habría podido suicidarme a tiempo, en una época en que desconocía aún la inutilidad de luchas y ambiciones. Nada ha tenido ningún sentido; no he conseguido crear nada; el único fruto de mi vida es haber conocido la extrañeza que me separa de mi vida. He estado muerto ya en vida”. [la cursiva es del original].

Otro de los elementos de la narración es la burocracia comunista: ese cuerpo que custodió, desde la murmuración, la higiene moral de los países socialistas. La irracionalidad de los cuerpos políticos, que apareció con mayor detalle en Fiasco (1988), se niega a abandonar las páginas de Kertész y, una vez más, con ganas de ridiculizar aquellos días de austeridad y dureza, el autor húngaro los retrata con angustia. El ambiente de persecución por la vida tiene consecuencias en la concepción de B. y su desenlace. Su suicidio filosófico, según “el personaje de Dostoievsky”, parte de argumentaciones próximas al tono del Libro del desasosiego de Pessoa, desde una variedad de matices del desencanto.

La literatura de Kertész es una lección del espíritu humano, capaz de sobrevivir a los escenarios de angustia más intolerables jamás creados. Nadie podrá olvidar la perplejidad de Gyorgy Koves, protagonista de Sin destino, a su vuelta a Budapest, luego de que fueron liberados los prisioneros de los campos. “¿Dónde estabas?”, le preguntaban asombrados, como si se hubiese perdido en una borrachera. Luego se sabría, con un detalle escabroso al punto de que nunca será olvidado, a pesar de quienes afirman que Auschwitz nunca sucedió (¡!) o que, habiendo sucedido, no tuvo las proporciones que el judaísmo internacional sostiene. Uno de los hechos más trágicos de la historia requeriría de todas las habilidades de memoria para ser relatados. Kertész se arrojó al fondo y salió victorioso, como Levi y Semprún. Auténtico tríptico de la memoria.

https://www.nexos.com.mx/?p=27981



Adiós a Imre Kertész


Imre Kertész, superviviente de Auschwitz y ganador del Premio Nobel de Literatura, falleció este jueves a los 86 años en su ciudad natal, Budapest. Adan Kovacsics, su traductor al español, le rindió homenaje. El título es de la redacción de Nexos.
imre-kertesz

Hoy 31 de marzo de 2016, a las cuatro de la madrugada, falleció Imre Kertész, premio Nobel de Literatura 2002. Resulta imposible plasmar en pocas palabras todo el significado de la obra de este autor, uno de los más grandes de las letras húngaras del siglo XX y del actual. Como también es imposible describir en pocas líneas lo que ha significado como persona, como escritor y pensador, para su traductor al español. Los últimos años de Imre Kertész fueron de enorme dificultad, la enfermedad de Parkinson había hecho mella en su cuerpo, en su mente, en su alma, aunque él se aferraba a la vida y, en particular, a lo que había sido el contenido esencial de su vida, la literatura. En enero todavía estaba trabajando con su colaborador Zoltán Hafner en la recopilación de sus apuntes de los años noventa.
La obra de Kertész es esencial para comprender al ser humano del siglo XX y del actual. Cuando se publicó Sin destino en 1975, la novela pasó inadvertida. Inadvertida precisamente por la radicalidad de su visión, porque era intolerable, se alejaba de las grandes palabras, describía la expropiación del destino propio del individuo, su conversión en destino de masas, “el despojamiento de la sustancia más humana del hombre” en los campos de exterminio en particular y en el totalitarismo en general. En el célebre final de la novela, el protagonista, el adolescente judío Gyuri Köves, regresa a Budapest tras su paso por los campos y se topa con la incomprensión: su lenguaje no es el mismo, sus sentimientos no son los mismos, sus sensaciones no son las mismas que los de la gente que se ha quedado. Los tópicos con los que lo reciben no tienen nada que ver con su experiencia. Y él insiste en que sus palabras reflejen la experiencia. Lo mismo hará también Kertész en sus libros. Esa es la perspectiva existencial, iluminadora y aterradora de su obra. En Fiasco, el narrador se define como “un miembro modestamente aplicado, de comportamiento no siempre intachable, de la tácita conspiración urdida contra mi vida”.
Nuestra época, la del ser humano funcional y sustituible, la de la sociedad de masas y del Estado moderno, lleva implícita la posibilidad del totalitarismo y, por tanto, de Auschwitz. Y aquí se encuentra otro de los puntos que hacen de la obra de Kertész algo singular: la consideración del significado del Holocausto como mito universal y como cultura. En Diario de la galera escribe: “Auschwitz, y lo que forma parte de ello (¿y qué no forma parte de ello hoy en día?), es el trauma más grande del hombre europeo desde la cruz…”. En los años noventa se percibía en sus escritos y ensayos cierta confianza en el influjo catártico de la experiencia del Holocausto, cierta confianza en Europa e incluso en que su país, Hungría, se acercara a las democracias de corte occidental. Confiaba en el mito de Auschwitz como eje ético para crear una nueva cultura europea y universal. No obstante, al mismo tiempo constataba que el fondo nada había ocurrido de verdad, seriamente, que hiciera imposible otro Holocausto en el futuro.
En estos días, Acantilado publicará en español el hasta ahora último libro de Imre Kertész. Se titula La última posada. Es el libro de su vejez. Su intención era escribir una obra sobre la senectud, una novela inspirada en los cuadros postreros de William Turner o en los últimos cuartetos de Beethoven. La última posada plasma ese intento, el esfuerzo, las dudas y también el fracaso. Se lo impidió, entre otras cosas, la enfermedad que fue creciendo, el Parkinson que se le diagnosticó hace más de quince años.


Adan Kovacsics 
Es traductor del húngaro y del alemán. Nacido en Santiago de Chile, es hijo de inmigrantes húngaros. Ha recibido el II Premio de Traducción Imre Kertész (2007), el Premio Nacional de Traducción 2010 del Ministerio de Cultura por el conjunto de su obra y el Premio Nacional de Traducción de Austria por el conjunto de su obra y por sus traducciones de Karl Kraus.

A puerta cerrada ~ Jean-Paul Sartre

A puerta cerrada - rojo sobre blanco

Filósofo, y escritor francés (1905-1980).
"A puerta cerrada se representó por primera vez en el teatro del Vieux Colombier en mayo de 1944."

La filosofía existencialista de Sartre, que pregona por un lado la ausencia de Dios, y por otro, la necesidad de una vida ordenada para poder lograr una sana convivencia en este mundo (cada persona es producto de sus acciones y responsable de sí misma), se ve reflejada de manera profunda y desoladora en esta especie de infierno, que representa a la vida misma. El hombre no está sujeto a castigos sobrenaturales; su propia existencia es la que lo llevará a la plenitud o al padecimiento.

Tras su muerte, Garcin, Estelle e Inés son conducidos por un camarero a un cuarto cuyo ambiente es caluroso y sofocante: no hay espejos, ventanas, camas o libros. Los condenados no tendrán la necesidad de dormir o parpadear.
El autor nos irá mostrando que no se requiere de palas, parrillas o fuelles de cueropara padecer un infierno que, en este caso, es eminentemente psicológico. El único vínculo tangible que se establece -en un principio- con la tierra, es la aparente necesidad de un cepillo de dientes: esto supone un rasgo tan humano que quizá representaría la última ilusión de visualizarse en una especie de hotel. También se dan ciertas añoranzas: La idea del parpadeo como una pequeña evasión, y la del sueño como un escape en el cual hasta el ser más aberrante puede encontrar cierto sosiego. Estos personajes pueden "ver" los sucesos terrenales -que aún les conciernen y les causan molestia- con sólo hablar o pensar en ellos.

Una vez en el infierno, empiezan a conocer la verdadera esencia de los otros:
Garcin es un cobarde que además torturó a su mujer hasta lo indecible; Estelle,infanticida -mató a su propia hija- que necesita desesperadamente una presencia masculina. Inés es la lesbiana que sedujo a la mujer de su primo, propiciando después la muerte de éste (y que ahora se encuentra obsesionada por Estelle).
Estos y otros aspectos van aflorando y entrelazándose -de forma insoportable- en una vasta red de conductas y actitudes, hasta el punto en que deciden apartarse unos de otros, tomando cada quien su propio -y pequeñísimo- espacio. Sin embargo, esta intención sólo tiene un efecto momentáneo, ya que la urgencia de compartir sus errores, miserias e inclinaciones (y paradójicamente, también de ocultarlas, ante la desmesurada significación que cobra la censura o el criterio ajeno), resulta más fuerte que cualquier intento de evasión. El círculo vicioso que se forma es espantoso:

Garcin. "-¡Abran! ¡Abran, pues! Lo acepto todo: los borceguíes, el plomo derretido, las tenazas, el garrote, todo lo que quema, todo lo que desgarra; quiero padecer de veras. Antes cien mordiscos, antes el látigo, el vitriolo, que este padecimiento mental, este fantasma de sufrimiento que roza, que acaricia y nunca hace demasiado daño."

En esta pieza, por tanto, el infierno representado bien podría trasladarse a un hogar de la vida real, situación que no deja de ejemplificarse al hablar de lo que Inés, Garcin y Estelle experimentaron durante su permanencia en la tierra. La reunión de estos tres personajes es tal vez menos azarosa de lo que parece (desde el punto de vista interno de la obra, al tratarse de un "infierno"): cada uno tiene las características precisas que pueden dañar al otro.
De cualquier manera, sobra decir que una combinación desafortunada de individuos es muy factible en cualquier lugar, independientemente de que en ello medie casualidad alguna.
Y tal como leí en alguna parte del libro, en esa habitación están más vivos que nunca.
«L’enfer c’est les autres»

http://www.letrasentinta.com/search/label/Jean-Paul%20Sartre

Umberto Eco – De Internet a Gutenberg

Conferencia pronunciada por Umberto Eco el 12 de noviembre de 1996 en la Academia Italiana de estudios avanzados en EE.UU. ...